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Viagra para todos

¿Es una locura comprar la milagrosa pastilla azul sin receta? El Reino Unido será el primer país en el que podrá hacerse desde el año que viene

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¿Es una locura comprar la milagrosa pastilla azul sin receta? El Reino Unido será el primer país en el que podrá hacerse desde el año que viene.

iagra sin receta. Puede que haya sido el deseo de miles de hombres en el mundo, demasiado temerosos de acudir al médico para confesar sus problemas de erección o quizás imposibilitados para utilizar la milagrosa pastilla azul por culpa de algún pequeño problema de salud cardiovascular.

Los hombres británicos, a partir de la primavera de 2018 podrán ver cumplido ese deseo. Y es que esta semana la farmacéutica Pfizer, encargada de comercializar el medicamento más vendido contra la impotencia, ha anunciado que pondrá a la venta en el Reino Unido una nueva presentación de la pastilla, en píldoras de 50 miligramos, expedida en farmacias a un precio de entre 23 y 40 euros la caja de 4 y 8 pastillas respectivamente. 4 u 8 momentos de vigor sexual, por menos de 50 euros y sin tener que pasar por la consulta del médico. ¿Merece la pena?

El anuncio ha levantado por partes iguales el entusiasmo de los consumidores, la expectación del mercado farmacéutico y las críticas de parte de la comunidad médica. Viagra va a seguir requiriendo receta en el resto del mundo: por supuesto, también en España.

Todos conocemos a la mítica pastilla en forma de diamante celeste por su nombre comercial, pero el principio activo que reside detrás de él es el citrato de sildenafilo. Esta sustancia actúa como vasodilatadora de las arterias helicinas (que están en el interior del pene). En realidad, su diseño original tenía la intención de servir como tratamiento de la hipertensión arterial. Pero de manera casual se descubrió que un efecto inesperado de su consumo era la prolongación de las erecciones. Funciona de ese modo porque la sustancia inhibe una molécula llamada fosfodiesterasa 5. La fosfodiesterasa es una enemiga del vigor sexual masculino. Su presencia degrada el guanasín monofosfato cíclico (GMPc). Cuanto más GMPc hay, más relajación muscular en el cuerpo cavernoso del pene y mayor flujo de sangre se produce al interior del órgano sexual. Así funciona una erección. Pero si GMPc se degrada, la erección es más complicada.

El paso de los años, el consumo de alcohol, algunas enfermedades, son responsables de este proceso de degradación tan negativo para las erecciones. Viagra bloquea la acción degradante de las fosfodiesterasas y deja vía libre a la acción eréctil del GMPc.

Hasta aquí, todo en orden.

Pero no hay que olvidar que esta misma acción se genera en otros vasos sanguíneos, no solo los que nutren al pene. Otros segmentos de nuestro aparato circulatorio reciben también el influjo vasodilatador de una sola dosis. Por eso el medicamento, hasta ahora, debía ser prescrito por un médico que certificara que la salud general del paciente es suficientemente buena como para no temer riesgos secundarios. Pacientes con enfermedades cardiovasculares o que estén siendo tratados con nitratros para combatir trombos o hipertensión son especialmente sensibles. La combinación de Viagra con esos medicamentos puede generar caídas bruscas de la tensión arterial que podrían ser leves (un simple mareo) o más preocupantes (con afectación a la función cardíaca o renal). La Viagra sin receta era hasta ahora impensable.

Lo cierto es que, aún así, miles de hombres y mujeres se las apañaban para encontrar la pastilla sin necesidad de acudir al médico. Desde hace años, es posible encontrar este tipo de medicamentos en Internet. En 2012, la propia compañía Pfizer reconoció que temía perder cientos de millones de dólares al año por culpa del mercado negro en un negocio que le reportó, solo vendiendo Viagra, 2.000 millones de dólares ese mismo año. En España, recientemente se ha alertado desde las autoridades sanitarias del aumento del consumo de medicamentos sin receta en Internet. Según Farmaindustria, la red mueve un equivalente al 1 por 100 de todo el mercado de medicamentos, lo que podría generar cerca de 200 millones de euros cada año. El 80 por 100 de los compradores no saben distinguir entre un portal de internet oficial de venta de fármacos y un portal pirata. Viagra es una de las marcas más perjudicadas por esta realidad alegal. El primer paso que la compañía fabricante dio fue tratar de defenderse poniendo a la venta la pastilla azul de manera segura también en Internet.

Pero sigue habiendo una gran demanda del fármaco sin receta y siguen apareciendo peligrosas supuestas alternativas que no están contrastadas científicamente (como el llamado Viagra vegetal). Lo cierto es que miles de hombres continúan poniendo su salud en riesgo al buscar su seguro de erección en canales no oficiales.

Desde la industria aseguran que el motivo de lanzar ahora la nueva versión de Viagra sin receta (Viagra Connect) es precisamente tratar de reducir el riesgo al que se exponen esos compradores en el mercado negro. Desde la próxima primavera, los británicos podrán acudir a la farmacia y, tras una breve conversación con el farmacéutico sobre los peligros de la medicación, será éste el que determine si el usuario está en condiciones de tomar la píldora. ¿Se reducirá así el flujo de compradores al mercado negro?

No está claro que así sea. Más bien parece que la empresa fabricante está tratando de encontrar nuevas fórmulas de venta eficaces en el cambiante mundo del mercado online. A cambio, algunos médicos alertan de que dejar de acudir al médico cuando se sufre disfunción eréctil puede ser un grave error. Un estudio publicado en el año 2013 en el Arab Urology Journal descubrió que los problemas de erección pueden ser una llamada de atención sobre futuras enfermedades cardíacas. Muchos de los pacientes que han sufrido una patología coronaria habían experimentado sus primeros problemas de disfunción eréctil cinco años antes. Si acudimos al médico ante los primeros síntomas de impotencia, en lugar de correr a la farmacia a pedir Viagra sin receta quizás estemos dando una oportunidad de descubrir una patología vascular de fondo que aún estamos a tiempo de tratar.

De momento, la decisión en el Reino Unido no parece contentar a todo el mundo. Quizás solo a una parte de los hombres británicos y sus parejas.