Carabanchel
Alberto Chicote: «Manejo el ''cheli'' menos de lo que quisiera»
Se ha convertido en el chef más famoso de nuestro país gracias a «Pesadilla en la cocina», pero tiene un amplio currículo plagado de premios a la espalda. Ahora, este maestro de los fogones atípico, políticamente incorrecto y más claro que el agua estrena un nuevo formato en Antena 3: «Top Chef», un «talent show» culinario que está llamado a dar grandes audiencias. Compartir un rato de charla con él es volver al barrio, a la naturalidad y la verdad sin artificios.
–Preparando la entrevista pensaba... ¡A ver si logro que no me regañe!
–Aún no tengo ningún motivo...
–Prometo tener el frigo limpio y pochar la cebolla al coche-coche...
–Así me gusta. Empezamos bien.
-Regresas a los platós con «Top Chef», y donde estarán Ángel León y Susi Díaz.
–¡No vuelvo!: Me estreno. «Pesadilla en la cocina» se hacía en exteriores. Pero los cuchillos y los sofritos siguen siendo algo consustancial en mí, así es que me da igual estar en un plató que en un restaurante. Y los dos compañeros son de lo mejorcito de este negocio.
–¿Y si Ángel León se empeña en que sólo hagan morcilla de plancton...?
–(Risas) ¡Ya quisiera?. En serio: Ángel es un cocinero como la copa de un pino. Y tiene su punto estricto y perfeccionista como todos nosotros, igual que Susi. Son los mejores compañeros.
–Los concursantes luchan por abrir un restaurante valorado en mas de cien mil euros... ¡Es un seguro laboral!
–Buscamos cumplir un sueño. Son todos jefes de cocina o propietarios de restaurantes de éxito. No vienen a aprender sino a demostrar que son los mejores.
–Se presentaron más de mil personas.... ¿A qué se debe esta nueva pasión por la cocina? ¡Parecen más estrellas que Ronaldo!
–¡Te has pasado! La comida es consustancial al español. Te encuentras con que los cocineros decimos que trabajar no es un castigo y si tuviésemos 28 horas al día nos las pasaríamos currando. ¿No iría todo mejor si en cada trabajo se pusiera la misma pasión que en la cocina?
–¿Seguirá vistiendo de Agatha Ruiz de la Prada o los diseñadores hacen cola para vestirle?
–Yo no tengo noticias de nadie. Lo que me hace Ágatha me sigue encantando y seguiré.
–Se crió en Carabanchel (Alto). ¿Es más de Manolito el Gafotas o de Rosendo?...
–(risas) Mola Manolito, pero me pilló mayor... Rosendo es un referente indiscutible en el barrio.
–Y el «cheli» (Carabanchelí).... ¿Lo maneja bien?
–Bueno, bueno... Menos de lo que quisiera....
–Si digo el «monstruo mecánico número nueve»...
–Estamos hablando de Mazinger Z, y delatas mi frikismo. Me crié esperando los sábados a que terminara el telediario. Hice un montón de dibujos inventándome los colores porque la tele era en blanco y negro. Confieso mi frikismo: colecciono camisetas, bolsas, muñequitos.
–Nunca habría esperado oírle decir que sin haber jugado al rugby hubiera sido peor persona...
–Desde luego, diferente. Marcó mi vida.... Alguien dijo que el fútbol es un deporte de caballeros jugado por villanos y el rugby es un deporte de villanos jugado por caballeros.
–¿Coincidió con Javien Bardem?
–Sí , somos del mismo año, y jugábamos cada uno en un equipo.
–Menos mal que no se decantó ni por el rugby ni por ser bombero, que era tu sueño.
–No entiendo los motivos, pero sí. En el 85 pasamos una crisis en la que los padres estaban preocupados por nuestras «salidas». Yo me planteé que de cocinero, comida no me iba a faltar.
–Y el primer día de curso en Hostelería.
–Hicimos espaguetis. Yo pensaba que salían de una bolsa, pero los fabricamos... ¡Aluciné!
–Y para romper más moldes, le gusta el tiro con arco...
–He intentado que me guste el fútbol, pero no. Tuve que dejar el rugby y busqué algo que pudiera hacer sin limitación horaria y me fascinó la arquería.
–Todos los cocineros se llevan de maravilla pero citan la misma fuente: Ferrán Adrià.
–Si Leonardo se hubiera dedicado sólo a pintar, ¿qué hubiera hecho? Ferrà dijo: «Lo que hay lo voy a cambiar», y empezó de cero como si no hubiésemos cocinado en los últimos 6000 años.
–¿Se siente coach, o sólo hace lo que haría cualquier jefe de cocina?
–Esto que ahora se llama coach,es lo que de toda la vida has practicado con un compañero con quien has tenido un enganchón: salirte a tomar una caña y arreglarlo.
–Luego, de coach político, por más que diga que «el Gobierno es soso de cojones», ¿nada?
–Sólo sé hablar de sartenes y cuchillos. Puedo hablar como espectador, pero no como parte. No puedo decirle a alguien cómo llevar un país.
–¿Qué prepararía para el almuerzo de un Consejo de Ministros?
–¡Qué poco me apetece! Les diría que estoy muy liado, o grabando programas.
–Cuando lee en Twitter: «Chicote presidente» o «Chicote al Congreso»... ¿Qué piensa?
–¡Me des-co-jo-no! No pensé que el estereotipo traspasara los límites del programa. No me quieren en La Moncloa, quieren que alguien le pegue dos mandurrias al presidente. El que sea.
–¿Guisa en casa o lo hace su señora?
–En casa se cocina poco. Cuando estamos juntos preferimos ir fuera, ¡que es un placer!
–O que su madre le haga un conejo con tomate.
–¡Uf! Mi madre hace cuatro cosas, pero son gloria bendita y el conejo con tomate es de llorar.
–¿Cuál es el sabor más antiguo de tu infancia?
–Cuando era pequeño íbamos a vendimiar el majuelo de mi tía y había un panadero del pueblo que hacía unas tortas de chicharrones que no las he vuelto a probar. Soy el mayor probador de tortas de chicharrones del mundo. Pero jamás he podido encontrar aquel sabor.
–Es un cocinero esos a los que les corre el aceite de oliva por las venas, que cocinan más con las tripas que con la cabeza y que se comen la vida a bocados. ¡Qué gongorino!
–Me dejo guiar por el espíritu del comedor que llevo dentro aunque reflexione. Si no disfruto de cada momento que vivo, me estoy perdiendo algo. Soy de pasiones desmedidas.
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