Ni saben leer ni saben sumar

Hasta ahora se pensaba que el déficit educativo de los escolares españoles se concentraba en la Educación Secundaria, pero el último informe de la «International Association for de Evaluation of Educational Achievement» (IEA) entre niños de 9-10 años (4º de Primaria), que se hizo público ayer, ha puesto de manifiesto que las carencias en Lectura, Matemáticas y Lengua arrancan ya desde la Educación Primaria. Y no sólo eso, tenemos menos estudiantes excelentes y más alumnos con suspensos que la media de los países de la OCDE. A esta conclusión se ha llegado después de evaluar si entienden realmente lo que leen 8.580 alumnos españoles de 312 colegios (prueba Pirls) y qué nivel de conocimiento de Matemáticas y Ciencias tienen 4.183 alumnos de otros 151 colegios (prueba Timss).

Al igual que en los resultados internacionales de las pruebas PISA (para alumnos de 15 años), en lectura seguimos estando por debajo de la media (España obtiene 513 puntos, frente a los 538 que obtienen de media los 25 países que pertenecen a la OCDE). Los que obtienen mejores resultados en lectura son los niños de Hong-Kong, los rusos y los finlandeses. «La lectura es clave en el aprendizaje para comprender lo que se estudia y poder expresarse bien. De hecho, está comprobado que un alumno bueno en lectura también lo es en Matemáticas y Ciencias. Sin embargo, un estudiante con buen rendimiento en Matemáticas no es necesariamente bueno en Ciencias», explica Ismael Sanz, director del Instituto Nacional de Evaluación Educativa.

«El nivel socioeducativo de los padres también influye en los hijos, ya que los niños y niñas de familias que incentivan el interés por la lectura consiguen mejores resultados, aún cuando sean familias de entornos desfavorecidos», añade Saturnino Martínez, profesor de la Universidad de La Laguna. Walter García-Fontes, de la Universidad Pompeu Fabra cree incluso que el hecho que los padres lean con los hijos puede mejorar sus resultados en estas pruebas hasta el punto de provocar que un alumno muy rezagado y con posibilidades de repetir, pueda situarse en la media de la clase.

La realidad es que solamente el 4% de los niños son excelentes en lectura, un promedio muy inferior al de la OCDE, que es del 10% y la proporción de alumnos que suspenden también es el doble que la de los países analizados (6% frente al 3%).

Los chinos, los mejores

En Matemáticas también suspendemos. A los 9-10 años solamente se puede decir que el 1% de los alumnos españoles son excelentes y, si nos comparamos con otros países de la OCDE, también nos situamos por debajo de la media (obtenemos 482 puntos frente a 522 de la OCDE). Van mal el 13% de los niños de 4º de Primaria, frente al 7% del resto de países. En cuestión de números los mejores son los chinos, los irlandeses y los belgas.

En Ciencias es donde salimos mejor parados. Al menos nos encontramos en la media (505 puntos frente a los 500 de media de la OCDE), aunque tenemos un mayor porcentaje de alumnos rezagados (8% frente al 6%). En Ciencias, los primeros puestos del podio en mejor puntuación los ocupan finlandeses, rusos, ingleses y estadounidenses.

La evolución histórica de estas pruebas (las últimas se hicieron en 2006 y 2011) constata que los alumnos españoles no han avanzado. Seguimos igual que estábamos y los resultados que ya se aprecian en Primaria son similares a los que la evaluación internacional de PISA arroja sobre los niños españoles de 15 años.

El informe también refleja otro dato alarmante, como es el hecho de que al 19% de los alumnos no les interese lo que aprenden en clase, según los profesores. De éstos, el 7% «no molesta», y un 12% rompe el ritmo de la clase, son lo que se conoce como «alumnos disruptivos». «Están desinteresados porque lo que probablemente ocurre es que la forma de explicarles las cosas no es adecuada y puede que otros formatos electrónicos con los que se identifiquen más les ayuden a captar más su atención», explica Ismael Sanz, director del Instituto Nacional de Evaluación Educativa.

La concertada, mejor

El informe también revela que los centros privados y concertados tienen mejores resultados que los públicos, «pero sólo porque sus alumnos proceden generalmente de entornos más favorecidos, no porque los centros sean en sí mejores».

Tampoco se aprecian grandes diferencias entre centros educativos. Las mayores disparidades se detectan entre los propios alumnos de un mismo colegio. Y los estudiantes españoles están, en general, más contentos con su colegio que el promedio de alumnos de los países de la OCDE.