Asuntos sociales

El aborto hiere el cuerpo y el alma

El aborto hiere el cuerpo y el alma
El aborto hiere el cuerpo y el almalarazon

No hay progresismo ni libertad mientras no se garantice la protección del ser concebido y no nacido, ser desde el instante en que un óvulo y un espermatozoide se unen.

La vida es VIDA con mayúscula desde el comienzo hasta su fin natural. Nos avala la ciencia y el sentido común sin necesidad de pertenencia a ningún grupo religioso.

Sólo la valentía y la fuerza de Alberto Ruíz Gallardón, reconociendo como ente jurídico al concebido no nacido, nos permite acercarnos al mayor progresismo.

Nunca una vida puede someterse a libre albedrío: hoy decido que vivas, hoy te mato. SI, el aborto es un asesinato que HIERE EL CUERPO Y EL ALMA.

Somáticamente es una lesión que no sólo no cicatriza sino que puede provocar esterilidad, afectar a otros órganos, hemorragias e incluso la muerte.

DOS VIDAS DESTRUIDAS

Y ... lo psíquico, la mente, aquello que rige todo nuestro cuerpo, también queda herido, lesionado.

En la guerra, la mutilación de un dedo, un brazo y el recuerdo del contexto en el que se vivió se revive una y otra vez como un horror; pero la mutilación de un ser humano quedará grabada para siempre en forma de trauma, de culpabilidad manifestado en tentativas de suicidio, pesadillas, psicosis alucinatorias ( voces y gritos de bebé; dormir con una muñeca , imaginándose el bebé perdido),autolesionarse su vientre (que albergaba a ese ser) y otras partes de su cuerpo, negativa a relaciones íntimas posteriores o dolor en las mismas.

Señores , éstas son puras realidades, pero no parecen importar en una sociedad que enarbola la bandera del sadismo y del auténtico nazismo insensible al dolor y libertad ajenas, minándose el principio básico del orden moral donde el peligro para un ser humano es otro ser humano.

Así una sociedad jamás avanzará.

Si las madres de tantos y tantos niños dados en adopción, hubieran abortado ¿a cuántas parejas o familias se les impediría vivir esa experiencia de amor compartido.

Si nuestras madres nos hubieran negado la vida porque no era el momento o la situación, yo no estaría escribiendo ni transmitiría el dolor de tantas y tantas mujeres (adolescentes o no) que han perdido su norte y su rumbo ; arrepentidas de algo que le quema tanto las entrañas.

Nadie tiene derecho a privar de la sonrisa a un niño.