El número de becarios en prácticas baja un 35 por ciento

El puente más eficaz entre universidad y empresa, como son las prácticas que realizan los alumnos universitarios para completar sus estudios, se está viendo perjudicado con la legislación vigente. Desde que se exige a los empresarios la obligación de cotizar a la Seguridad Social por los becarios que realizan prácticas, cada vez son menos los que pueden optar a esta oportunidad hasta el punto de que se estima que hay un 35% menos de becarios en las empresas, según los datos que maneja la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE). Las nuevas obligaciones impuestas a los empresarios han llevado a que sean los propios estudiantes los que al final acaben pagándose el transporte y los gastos derivados de su trabajo en la empresa con lo que, al final, las prácticas son cada vez de menor duración. Jorge, estudiante del último curso de Ingeniería Industrial, pensaba que podría ir en la ruta que traslada a los empleados y recibir vales de comida por hacer prácticas, como ocurría antes con otros becarios, «pero nos dijeron que se consideraba pago en especies y habría que cotizar por ello. Por eso vengo en transporte público al trabajo y si tuviera jornada partida tendría que pagarme la comida pero pienso que para tres meses que voy a hacer de prácticas la cotización que se vaya a hacer por mí no creo que me repercuta mucho y encima los créditos que recibo por estas prácticas yo ya se los he pagado a la universidad».

Desde que los planes de estudios se adaptaron al Espacio Europeo de Educación Superior las prácticas en empresas forman parte del plan de estudios, generalmente en el último curso de la carrera. Son lo que se conocen como «prácticas curriculares». La Ley 27/2011 de reforma de la Seguridad Social está afectando a decenas de miles de estudiantes que ya no cotizan por sus prácticas y han provocado una devaluación en el sentido de que han dejado de ser una vía de acceso a prácticas extracurriculares por las que las empresas sí están obligadas a cotizar.

Los antecedentes de esta nueva obligación para los empresarios hay que buscarlos en el gobierno de Rodríguez Zapatero, con el que salió adelante la reforma de la ley de Seguridad Social.

Sin embargo, el ministro de Educación de entonces, Ángel Gabilondo, viendo los perjuicios que podría causar a los universitarios, se apresuró a redactar un nuevo real decreto anulado por un defecto de forma. Ahora, el actual ministro de Educación pretende legislar en la misma línea que su antecesor y ha preparado un proyecto de real decreto en el que no se exija ni a empresarios ni becarios cotizar por formarse. Empleo, sin embargo, quiere dejar las cosas tal cual están.