
Hogar
Ni especiero ni florero: dos formas de aprovechar los frascos de vidrios vacíos, un tesoro que tienes en casa
Más allá de los típicos usos como especieros o floreros, existen formas originales y útiles de darles una segunda vida

En muchos hogares, los frascos de vidrio vacíos suelen acabar relegados al fondo de un armario o directamente en el contenedor de reciclaje. Sin embargo, estos envases, que alguna vez contuvieron mermeladas, salsas, conservas o encurtidos, pueden convertirse en verdaderos aliados para el orden y la creatividad en casa. Más allá de los típicos usos como especieros o floreros, existen formas originales y útiles de darles una segunda vida.
1. Organizador de escritorio o baño
Los frascos de vidrio son ideales para guardar objetos pequeños que suelen perderse con facilidad. En el escritorio pueden convertirse en prácticos recipientes para bolígrafos, clips, gomas o incluso cables enrollados. En el baño, son perfectos para almacenar bastoncillos, algodones, pinzas o cepillos de dientes.
Una ventaja de este uso es que, al ser transparentes, permiten ver fácilmente el contenido, lo que ayuda a mantener el orden y evita perder tiempo buscando lo que necesitas. Además, con un poco de imaginación se pueden decorar con cuerda, pintura o etiquetas para darles un toque personal y decorativo.
2. Portavelas decorativo
Otro uso sencillo pero muy estético es convertirlos en portavelas. Basta con colocar una vela pequeña en el interior del frasco —ya sea una vela de té o una más alta— para crear un ambiente cálido y acogedor en cualquier rincón del hogar. Puedes añadirle sal gruesa, piedritas decorativas, arena o incluso ramitas secas en la base para dar un efecto más natural y personalizado.
Estos portavelas son perfectos para cenas especiales, terrazas, habitaciones o incluso como parte de una decoración temática para eventos como bodas o fiestas.
Un objeto simple con muchas posibilidades
Lejos de ser simples residuos, los frascos de vidrio vacíos son versátiles, resistentes y sostenibles. Reutilizarlos no solo contribuye al cuidado del medio ambiente, sino que también puede ayudarte a ahorrar dinero en organización y decoración.
Así que la próxima vez que termines una mermelada o una salsa, piénsalo dos veces antes de tirarlo: ese frasco puede ser el próximo protagonista de tu escritorio o tu rincón favorito de casa.
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