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Este nombre de niña fue un clásico en España, pero nadie lo usa desde 2015

Durante la Edad Media, este nombre femenino era común entre la nobleza española, pero con los siglos cayó en desuso hasta desaparecer por completo

Dos niñas jugando
Dos niñas jugandoFreepik

Todos sabemos que con el paso del tiempo, las tradiciones y costumbres de un lugar cambia, y España no es la excepción. Cada día vemos como cosas que antes nos resultaban cotidianas ahora no existen com, por ejemplo, los nombres propios. Si bien no se puede negar que algunos se mantienen firmes con las décadas, otros caen en desuso hasta extinguirse por completo. Este fenómeno no es nuevo y ha ocurrido con muchos nombres que, en su momento, fueron símbolo de prestigio, nobleza o devoción.

Uno de los casos más llamativos es el de Urraca, un nombre femenino que fue extremadamente común en la Edad Media, especialmente entre la realeza y la nobleza española. Figuras como Urraca I de León, una de las primeras reinas de Europa en gobernar por derecho propio, o Urraca de Zamora, hija del rey Fernando I de León y Castilla, lo convirtieron en un símbolo de poder, sangre azul. Sin embargo, el nombre perdió popularidad y hoy en día no hay una sola persona que lo porte.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la última persona registrada con este nombre en España falleció en el año 2015, marcando el fin de un legado que había perdurado siglos.

Urraca, un nombre vinculado a la nobleza y el poder

En la Edad Media, Urraca era un nombre común entre las casas reales de la península ibérica. En esta época los nombres reflejaban estatus y herencia, y este era una elección habitual entre las familias de alto rango. Su sonoridad fuerte y su asociación con figuras de autoridad lo hacían una opción atractiva para la aristocracia. Sin embargo, cuando llegan nuevas tendencias, los nombres históricos comenzaron a desplazados en favor de otros más modernos y adaptados a la evolución de la sociedad.

A diferencia de otros nombres medievales que han logrado sobrevivir, como Leonor, Jimena o Rodrigo, Urraca no encontró un espacio en las generaciones futuras. Su fonética particular y su asociación con la palabra homónima que designa a un ave en español pudieron haber influido en su desaparición.

Sin embargo, y aunque parezca improbable, la desaparición de un nombre no significa que esté condenado al olvido para siempre. En los últimos años, hemos visto un resurgimiento de nombres antiguos que parecían extintos y que han sido recuperados por nuevas generaciones. Nombres como Aitana, Vega o Noa han pasado de ser opciones poco comunes a estar entre los más elegidos en los registros actuales.

Otros nombres en peligro de extinción

El caso de Urraca no es único. En España, muchos otros nombres están al borde de la extinción o cuentan con muy pocos registros actuales. Según el INE, nombres femeninos como Afrodisia y Segismunda tienen menos de 22 personas registradas en todo el país, y su media de edad es de 84,9 años, lo que indica que podrían desaparecer en los próximos años. Otros nombres en peligro incluyen Benigna, Canuta, Estercacia y Gláfida, que alguna vez fueron comunes y hoy son prácticamente desconocidos.

Los nombres masculinos tampoco escapan a este destino. Ejemplos como Eusiquio, Progreso, Donatilo, Abencio y Próculos, que en el pasado fueron relativamente comunes, han desaparecido de los registros. Otros, como Vidar, Ismain, Ananda y Delvis, cuentan con menos de 25 personas en toda España, lo que sugiere que podrían seguir el mismo camino en las próximas décadas.