Viajes

Familias Nómadas: Educar descubriendo el Mundo

Esta tendencia representa una revolución en la educación infantil, fusionando la enseñanza formal con las lecciones prácticas que solo la vida en movimiento puede ofrecer.

Un viaje familiar por carretera
Un viaje familiar por carreteraPixabay

En medio de la cotidianidad y de las estructuras educativas convencionales, surge un movimiento que desafía las nociones tradicionales de crianza y aprendizaje: familias que han optado por un estilo de vida nómada llevando a sus hijos en un viaje sin fin donde cada experiencia es una oportunidad de aprendizaje. Este fenómeno, lejos de ser una simple elección de itinerario, representa una revolución en la educación infantil, fusionando la enseñanza formal con las lecciones prácticas que solo la vida en movimiento puede ofrecer. En este viaje de descubrimiento, estas familias desafían las fronteras geográficas y educativas, redefiniendo el concepto mismo de aprender y crecer.

"En cada paso que damos, encontramos una lección que no se encuentra en ningún libro. La vida misma se convierte en nuestro maestro, y el mundo, nuestra aula interminable”, comenta Federico Díaz, un padre de una familia que ha optado por este estilo de vida fuera de lo común. Ingenieros de profesión, Federico y Margarita tomaron la decisión de abandonar la rutina convencional hace cuatro años. "Fue una elección difícil al principio. Mucha gente nos advertía de que vivir de una manera nómada podía ser peligroso para el desarrollo intelectual de nuestros dos hijos, pero habíamos leído experiencias que nos trasladaban completamente lo contrario. Decidimos comprobarlo por nosotros mismos porque vida solo hay una y debemos aprovecharla”, recuerdan.

El año que recorrieron Sudamérica en caravana supuso una revelación para ellos. No solo conocieron lugares increíbles. También convivieron con culturas muy distintas, entablaron profundas amistades, compartieron experiencias con otras familias y se repusieron de alguna que otra adversidad. Pero lo que ellos conservan con mayor orgullo es que aprendieron “a reeducar trozos” de ellos mismos. “Aprendimos a detener esas rutinas existenciales que nos habían acompañado durante toda nuestra existencia e inventamos una nueva manera de vivir acorde a lo que siempre habíamos pospuesto: escribir un diario, aprender a tocar la guitarra o dedicar tiempo a escuchar con atención las inquietudes de nuestros hijos. Por primera vez, experimentamos ser únicos dueños de nuestros tiempos y dedicaciones”, asegura Margarita.

La historia de Federico y Margarita refleja el espíritu de las familias nómadas, aquellas que encuentran la verdadera riqueza en las experiencias compartidas mientras exploran la vasta enciclopedia que es nuestro planeta. Y es que, viajar tiene un significado que, a veces, frivolizamos. “Viajar va más allá del simple hecho del disfrute y el placer que produce conocer otros lugares y aprender de otros modos de entender el mundo. Viajar es educativo, es una experiencia de vida que prepara para lo real y que incluye apetito por la emoción y la aventura”, sostienen. Y añaden: “Mis hijos no solo estudian geografía, la viven. Pueden tocar, oler y sentir cada lugar que visitamos. Crecen en la diversidad, en la resiliencia y en el respeto hacia otras culturas, pensamientos y hacia la naturaleza, abriendo los ojos a todas las posibilidades que ofrece el mundo. Eso no tiene precio”.

En estos viajes, la tecnología se convierte en una gran aliada. “Utilizamos plataformas en línea para la educación formal, y siempre estamos buscando maneras creativas de integrar las lecciones del mundo real en su aprendizaje", desvela Margarita. Y es que, en España existe el CIDEAD, un programa de formación a distancia al que pueden acogerse las familias españolas que quieran seguir dentro del sistema educativo español pero que, por motivos de trabajo de los progenitores, pasen mucho tiempo fuera del país. Es un programa al que se acogen en algunos casos los hijos de diplomáticos, por ejemplo.

Al preguntarle sobre sus planes de futuro, Federico revela: "No tenemos un plan fijo. Seguiremos explorando mientras sea enriquecedor para todos nosotros. Este estilo de vida nos ha enseñado a vivir en el presente y ahora no somos capaces de volver a lo de antes".

Mamás viajeras

Adoptar esta filosofía de aprender recorriendo continentes, explorando antiguas ruinas y bulliciosos mercados locales cada vez conquista a más familias. Según las fundadoras de Mama Travel Fest, las madres son unas de las dinamizadoras en auge del sector turístico. “Cada vez son más las mujeres que convencen a su unidad familiar para explorar nuevos destinos y para hacerlo por libre, con la intención de mostrarle a sus hijos e hijas que el mundo no es un lugar hostil, sino todo lo contrario, un enorme patio de juegos donde disfrutar y aprender”, señalan Lucía Sánchez, Carla Llamas y Patricia Velasco.

Lucía Sánchez es publicista y creadora del proyecto de vida Algo que Recordar. Es la madre de Koke y Tindaya, de 7 y dos años. Junto a su pareja, ha realizado varios documentales sobre viajes como 'Hola Mundo', con más de 3 millones de visualizaciones, que habla sobre los dos primeros años de vida de su hijo Koke viajando junto a ellos por todo el mundo. La periodista Carla Llamas tiene uno de los podcast de viajes más escuchados 'La Maleta de Carla' y es propulsora del movimiento 'Viajar sin plástico'. Es madre de Lucía, de dos años, con la que acaba de volver de un viaje de seis meses por Asia. Por su parte, la periodista Patricia Velasco, blogger de viajes en 'De Ilusión a Recuerdo', es madre de tres niños, Pau, Ana y Kai, de 6, 4 y 2 años. Ayuda a las familias a organizar sus viajes con una asesoría específica para viajar con niños.

En su opinión, en España aún cuesta entender el estilo de vida nómada. “No es un país con una gran tradición viajera, como sí la tienen por ejemplo en Francia o en el norte de Europa. Por tanto, es normal que a muchas personas les cueste entender la necesidad de adoptar una vida más libre marcada por el ritmo de los viajes”, aseguran. Ellas defienden que conocer nuevas culturas y costumbres es muy enriquecedor para los niños. “Aprenden a respetar, a compartir, a tener una mirada propia y crítica, les hace más empáticos, más sociables, más curiosos. Además, los niños viajeros adquieren nuevas habilidades a medida que van viviendo aventuras durante el viaje, como la resolución de conflictos o el desarrollo de la autonomía”. Sin embargo, reconocen que las lecciones más significativas que subyacen a los viajes a veces las reciben las madres y los padres. “Nuestros peques nos demuestran, por ejemplo, una gran capacidad de adaptación y flexibilidad. Otro gran aprendizaje que ganamos es darnos cuenta de que lo importante no es el destino, sino con quien lo compartes, que lo importante no es lo que visitas, sino verlo a través de sus ojos y empaparte de esa mirada inocente llena de ilusión que muchos ya habíamos perdido”.

“Viajar en familia es regalarnos un tiempo increíble con quienes en realidad más nos importan que son ellos, nuestros hijos; un tiempo que, a veces, en la rutina del día a día no tenemos”, aseguran.

Organizar el viaje

Un viaje puede ser un éxito o un fracaso según la manera de vivir y asimilar acontecimientos. Porque, aunque la planificación y organización influyen mucho en que la experiencia sea la deseada, en estas experiencias vitales toca improvisar y vivir circunstancias inesperadas o situaciones hostiles en muchísimas ocasiones. Y la actitud define el viaje. “Obviamente, hay mil millones de circunstancias que se escapan a nuestro control y eso es algo que debemos asumir cuando viajamos. Pero es lo mismo que ocurre quedándote en tu ciudad”, asegura Lucía Sánchez. Contratar un seguro de viaje con coberturas amplias y específicas para los pequeños de la casa permite estar preparada para estos imprevistos cuando ocurran.

La experta aconseja también empezar a viajar con hijos por lugares que no se salgan demasiado de nuestra zona de confort. “Una vez que pruebas y te sientes, poco a poco, más confiada, querrás ir descubriendo nuevos destinos”, indica. Y hace hincapié en que una de las claves para organizar un viaje con niños es bajar las expectativas y cambiar el punto de vista. “Reducir tu lista de deseos por cumplir hará que disfrutes mucho más de la aventura, de lo contrario vivirás presa de la frustración continua porque el ritmo con niños es mucho más lento. Además, debemos dejar de pensar en lo que los niños pierden durante el viaje para poner el foco en lo que ganan”, recomienda.

Otra clave para organizar un viaje con niños es hacerles partícipes desde antes de “embarcar”: buscar cuentos, libros, dibujos o películas relacionados con el destino para ir aprendiendo sobre él y que comience a sembrarse en ellos la ilusión por llegar. Con todo esto, los peques sentirán el viaje más suyo. No serán meros polizones, sino copilotos. Y durante el viaje, recomiendan animarles a que decidan actividades que les apetezcan.