
Turismo
Plazas libres, terrazas vacías y despidos en Mallorca: el inesperado verano en Sóller
Empresarios del sector hablan de una caída significativa en la facturación, que en muchos casos ronda entre el 10% y el 20%

El verano de 2025 ha llegado cargado de incertidumbre a uno de los enclaves turísticos más icónicos de Mallorca: el Port de Sóller. Atrás quedan las imágenes de terrazas llenas y comercios rebosantes. Este año, los locales lucen inusualmente vacíos en pleno mes de julio y los parkings ofrecen sitio libre a cualquier hora, síntomas claros de una temporada que no termina de arrancar y que amenaza con cambiar el pulso económico de la zona.
La ralentización del turismo está teniendo un efecto directo en la hostelería local. Empresarios del sector hablan de una caída significativa en la facturación, que en muchos casos ronda entre el 10% y el 20%, e incluso alcanza el 30% en algunos negocios especialmente afectados. Como consecuencia, varios restauradores han optado por reducir personal. "Hemos pasado de no encontrar trabajadores a que nos sobren", lamentan propietarios de restaurantes. Se han sucedido despidos, vacaciones anticipadas y congelación de contrataciones ante la bajada de ingresos.
Este fenómeno no es exclusivo del Port de Sóller, pero en un municipio que vive del empuje estacional del turismo, las alarmas se han disparado. La CAEB Restauración advierte que este año podría cerrarse con centenares de locales echando la persiana si la tendencia se mantiene, afectando a toda la cadena económica local.
Causas múltiples
El descenso de turistas no se explica por un solo factor. A la inflación y la subida generalizada de precios se suma el impacto de olas de calor cada vez más frecuentes, que alejan a los visitantes de los destinos mediterráneos. Además, la recesión económica en mercados clave como Alemania y Reino Unido está limitando el gasto y la llegada de turistas de esos países, tradicionalmente vitales para la economía local.
También influyen los crecimientos previos: tras el boom post-COVID, la ocupación regresa a niveles más sostenibles, pero con márgenes de rentabilidad mucho más ajustados.
El temor al futuro
La tensión se percibe también entre los residentes, que denuncian desde hace años las consecuencias negativas de la saturación turística: problemas de tráfico, encarecimiento de la vivienda y pérdida de comercio tradicional a favor de la oferta turística.
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