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Choque cultural

Un francés explica por qué los españoles se sienten “maltratados” en Francia: “El respeto y la confianza hay que ganárselos”

Julien, un joven francés que ha estado viviendo tres años en España, reflexiona sobre los choques culturales que suelen marcar la relación entre ambos países vecinos

Un francés explica por qué los españoles se sienten “maltratados” en Francia: “El respeto y la confianza hay que ganárselos” Freepik

Francia es un país espectacular, pero a veces no es raro que viajeros españoles expresen cierto desencanto tras su paso con un aspecto concreto. Comentarios como “nos trataron con frialdad” o “parecían antipáticos” son frecuentes en foros, redes sociales y conversaciones informales sobre los franceses. El motivo, según explica Julien, un joven francés que vivió durante tres años en España, no es el desprecio, sino una diferencia cultural más profunda.

En un vídeo publicado en sus redes sociales, Julien (@elgabache en TikTok) analiza con naturalidad y sin condescendencia las claves de lo que muchas veces se interpreta como un trato “seco” por parte de los franceses. Su testimonio, entre el humor y la autocrítica, ha generado reacciones diversas en los comentarios del vídeo.

“Leo a muchos españoles decir que en Francia les tratamos mal. La verdad es que tratamos igual de mal a todo el mundo, incluso entre nosotros”, comienza diciendo. “No es odio, es que somos un país bastante individualista”, añade, marcando así una diferencia con la calidez con la que, en su experiencia, suelen comportarse los españoles incluso entre desconocidos.

¿Por qué los franceses son "más secos"?

La observación de Julien apunta a un aspecto que varios estudios sobre cultura comparada han señalado: la sociabilidad espontánea en los países mediterráneos, como España o Italia, contrasta con el carácter más reservado de países del norte o centro de Europa, como Alemania o Francia. Según el informe intercultural de Hofstede Insights, Francia puntúa más alto en individualismo que España, lo que implica relaciones sociales más distantes y una mayor necesidad de construir vínculos a lo largo del tiempo.

Julien lo explica con una metáfora directa: “En España, la gente confía rápido. Aquí, tanto el respeto como la confianza hay que ganárselos”. Esta diferencia puede generar expectativas no cumplidas. Un visitante español puede llegar esperando amabilidad inmediata o cierto grado de complicidad que, para un francés, debe desarrollarse con el tiempo y a partir de un marco formal.

Uno de los puntos más interesantes que plantea Julien es que esa actitud, que desde fuera puede parecer desinterés o mala educación, está normalizada en la cultura francesa. “Si os parecemos antipáticos, por favor, dadnos tiempo. No es desprecio, es cultura”, afirma. Para él, no se trata de una actitud hostil, sino de una forma diferente de relacionarse, donde las emociones no se exponen de manera tan abierta desde el primer momento.

El joven también ofrece un consejo sencillo para mejorar la experiencia de los turistas: saludar con un “bonjour” y una sonrisa. “Podría cambiarlo todo”, asegura. No se trata de esperar efusividad, advierte, pero sí de comprender las reglas no escritas del trato social en Francia, donde el saludo inicial marca una barrera de respeto imprescindible.

En Francia,el protocolo de cortesía tiene una importancia que a menudo pasa desapercibida para quienes vienen de fuera. Saludar al entrar en una tienda, despedirse al salir, o usar las fórmulas de cortesía correctas son normas básicas que pueden condicionar completamente la interacción. Así lo explican desde Atout France, la agencia de desarrollo turístico del país, que subraya en sus guías para visitantes extranjeros la importancia de esos primeros gestos de respeto.

Julien concluye con ironía: “Y si no es el caso, la comida es buena, ¿no?”. Una forma de aligerar el discurso, pero también una pista de lo que subyace en su reflexión: más que tratarse de una falta de amabilidad, muchas veces el choque cultural se reduce a malentendidos sobre las formas de demostrar respeto.

A pesar de ello, muchos usuarios aseguran que su experiencia en Francia (y con los franceses) ha sido muy positiva: "Pues, mira: me han tratado un millón de veces (y hasta más) mejor en Francia que en España. Ahora, no sé si dependerá la ciudad...", afirma una usuaria en comentarios. "Vivo en Francia hace más de 12 años. Los franceses no son arrogantes, como dices en este video, los franceses son reservados y a veces tímidos, pero os digo son muy amables y súper acogedores. Es mi opinión", concluye otro usuario.

El vídeo de Julien no sólo ha servido para aclarar ciertos malentendidos, sino también para invitar al diálogo intercultural. Su forma de abordar el tema, sin confrontación y con claridad, ha sido celebrada por usuarios que agradecen este tipo de puentes entre formas distintas de entender las relaciones humanas. Julien también aporta en su perfil muchas experiencias como francés y poniendo en valor ambas culturas lejos de los estereotipos que solemos tener a menudo los españoles del país vecino.

Francia y España, pese a compartir frontera y una historia entrelazada, mantienen maneras distintas de expresarse socialmente. Entender esas diferencias, más que señalarlas como defectos, puede ser la clave para disfrutar de la cultura de otro país con otra mirada.