
Circulación
En Japón ya se usa: la práctica que la DGT hará obligatoria a partir del año que viene
España adoptará en 2026 una medida que ya funciona en países como Japón o Alemania: dejar un pasillo libre en medio de los atascos para que los servicios de emergencia lleguen a tiempo

Quedarse atrapado en un atasco es un escenario tan común como odiado cada mañana: coches detenidos, pitidos de impaciencia y, para agravarlo todo y terminar por detonar el caos, una ambulancia o un camión de bomberos intentando avanzar sin éxito. Aunque en España ya existe la obligación de ceder el paso a los vehículos de emergencia, la forma concreta de hacerlo nunca ha estado del todo regulada. Esta falta de claridad ha generado confusión entre conductores y, en más de una ocasión, retrasos en la llegada de los servicios prioritarios.
Con este escenario de fondo, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha decidido dar un paso más. A partir de 2026, será obligatorio formar un “carril de emergencia” en autopistas y autovías cuando se produzcan retenciones. La medida, inspirada en prácticas consolidadas en otros países y también en la disciplina vial japonesa, busca reducir el tiempo de respuesta en situaciones críticas.
¿Qué establece exactamente la nueva norma?
Según la información difundida por la DGT, la modificación del Reglamento General de Circulación (RGC) obligará a que, en caso de atasco o tráfico muy lento, los vehículos de los carriles izquierdos se desplacen hacia el borde izquierdo, mientras que los de la derecha lo hagan hacia el arcén. De este modo, se crea un pasillo central despejado que permita a ambulancias, bomberos o patrullas de policía avanzar sin obstáculos.
La medida no se queda solo en la maniobra física. La DGT también integrará la normativa en su plataforma digital DGT 3.0, un sistema de conectividad que permite enviar avisos en tiempo real a los conductores. Así, cuando un vehículo de emergencias esté geolocalizado en una zona cercana, la información se transmitirá a los usuarios de la vía para que empiecen a abrir el corredor antes incluso de que aparezca a la vista.
Inspiración extranjera: Japón y Europa como referentes
Aunque en los últimos meses se ha popularizado hablar de la costumbre japonesa de apartarse de forma instintiva al oír sirenas, una práctica conocida por la disciplina y civismo de sus conductores, la medida española se acerca más al modelo centroeuropeo. Países como Alemania, Austria o Polonia llevan años aplicando el llamado Rettungsgasse, un pasillo de rescate obligatorio en situaciones de tráfico denso.
En Japón, más que una normativa escrita, se trata de un hábito cultural: los conductores reaccionan de manera casi automática, dejando libre el paso con gran rapidez. Los vídeos que circulan en redes sociales muestran cómo los vehículos se apartan de forma ordenada, lo que permite a las ambulancias llegar antes al lugar del accidente. España busca replicar esa eficacia, pero con una regulación concreta y sanciones en caso de incumplimiento.
¿Cuándo entrará en vigor y qué implica para el conductor?
La DGT prevé que la obligación comience a aplicarse en 2026, tras la aprobación formal de la reforma del RGC. Aunque todavía no se han detallado las sanciones exactas, se espera que el incumplimiento pueda acarrear multas de hasta 500 euros y la retirada de puntos del carnet. No será, por tanto, una simple recomendación, sino una exigencia legal con consecuencias directas.
Para facilitar la transición, se desplegarán campañas de información en medios de comunicación, redes sociales e incluso con señalización específica en carreteras. El objetivo es que los conductores se familiaricen con la maniobra y, con el tiempo, la realicen de manera automática.
Ventajas y retos de la medida
La principal ventaja es evidente: reducir los tiempos de respuesta de los servicios de emergencia, lo que en muchos casos puede marcar la diferencia entre salvar una vida o llegar demasiado tarde. Además, se espera que el orden en la circulación durante los atascos disminuya el riesgo de colisiones secundarias y mejore la fluidez general del tráfico en momentos críticos.
Sin embargo, el reto no es menor. Será necesario educar a millones de conductores que hasta ahora no tenían claro cómo proceder en estas situaciones. La señalización en carretera deberá ser clara y uniforme, y la tecnología, en especial la conectividad a través de DGT 3.0, tendrá que demostrar su eficacia en avisar con antelación.
Más allá de la norma, la clave estará en la mentalidad de los conductores. Japón es un ejemplo de cómo la disciplina colectiva puede agilizar la respuesta ante emergencias, y aunque España tiene un contexto diferente, la implantación del carril de emergencia puede ser el primer paso hacia una mayor conciencia vial.
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