Violencia de género
Juana Rivas: «Mi hijo recibió algún golpe y me decía: "¡Mamá, escapa!"»
La mujer de Maracena (Granada) difunde una segunda carta en la que apela a los jueces del Constitucional que hoy deben decidir sobre su caso. Lleva 21 días huida y la prioridad de búsqueda es baja
La mujer de Maracena (Granada) difunde una segunda carta en la que apela a los jueces del Constitucional que hoy deben decidir sobre su caso. Lleva 21 días huida y la prioridad de búsqueda es baja.
Juana Rivas lleva 21 días huida. Se esconde de la orden de detención que el juzgado 2 de Granada decretó hace una semana. Aunque se desconoce su paradero, esta madre de Maracena (Granada) no ha dudado durante los últimos días en hacer llegar sus cartas a la opinión pública. «Estoy huida, pero no siento que esté haciendo nada malo, pues la ley es la primera que se la han saltado a la torera desde el principio». Así arranca su última misiva, arremetiendo contra los jueces que llevan su caso. «Si la primera jueza a la que acudí en España denunciando nuestra grave situación en Italia me hubiera escuchado, el Convenio de La Haya no estaría amenazando a mis hijos, sino protegiéndolos», así continúa su carta. Juana ha decidido poner en negro sobre blanco «la auténtica pesadilla de terror a la cual nos estamos enfrentando mis dos hijos y yo» y con ello intentar que hoy el Tribunal Constitucional se pronuncie a su favor sobre el recurso de amparo que presentó tras el rechazo del incidente de nulidad de actuaciones que presentaron ante la Audiencia Provincial de Granada. «¿Cómo puede ser que el sistema que debería protegernos se use para dañarnos?». Juana lanza la pregunta al aire.
A pesar de la orden de búsqueda, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad no le otorgan una prioridad urgente, tal y como ha podido saber este diario. En primer lugar, porque no se le imputan delitos graves (como un homicidio) y en segundo lugar «porque se quiere evitar a toda costa que salte a la Prensa la foto de siete agentes deteniendo a Juana, dada la presión mediática que ha desatado su caso», revelan fuentes policiales. Según éstas, la Policía tiene formalmente la orden de actuar aunque se le está dando un tiempo prudencial para que recapacite y se entregue. «Está muy mal asesorada, debería hacerlo cuanto antes, si no le saldrá muy caro», advierten.
«¡Mamá, escapa!»
Pero como ella explica en su misiva no se puede considerar «un rapto ser una mujer que huye del horror para proteger a sus hijos (sí, con la excusa de las vacaciones) ¿Cómo si no? Para poder salir del terror en el que estábamos sumergidos y donde literalmente la vida se me estaba agotando y cerrando un camino de libertad y bienestar para mis hijos. Un maltratador nunca te va a dar el consentimiento de irte», explica en su carta. Y pasa a relatar las diferentes humillaciones que sufría con Francesco Arcuri. «Cada situación violenta que desencadenaba este hombre era de puertas para dentro pero nunca se privaba de que los niños no estuvieran delante, incluso mi hijo recibió algún golpe intentando defenderme.El seguía a su padre cuando me encerraba par ver dónde escondía las llaves tanto de casa como del coche, y pobrecito mío en muchas ocasiones me las traía y decía: ‘‘¡Mamá, escapa!’’». Con estos ejemplos expresa cómo puede afectarles a sus hijos volver a Italia con su padre, que es lo que está evitando a toda costa. Y añade: «Este hombre me decía los peores insultos e incluso me escupía en la cara delante de mis hijos». «Los malos tratos de los que mi hijo ha sido testigo se acreditan. Sale en la sentencia de este proceso. Lo dice la misma jueza», escribe.
La Unidad de Prevención y Reacción (UPR) es la que se encarga de las detenciones por búsqueda y captura. En el caso de Juana, al ser de prioridad baja, las actuaciones se centran en analizar su entorno de Maracena e interrogar a las personas más cercanas. Además, una vez incluido su nombre en la base de datos de personas con orden de detención, de manera inmediata queda anulada administrativamente, por lo que no puede hacer uso del DNI, tampoco del móvil ni de sus tarjetas de crédito. «No puede aguantar mucho más así, por lo que acabará entregándose pronto, las cartas que ha escrito son un preludio», perciben las fuentes consultadas por este diario. No hay que olvidar, recuerdan, que los niños en septiembre deberían empezar el colegio y que en el caso de que sigan en paradero desconocido, lo más probable es que el juez priorice su caso y dé órdenes más directas.
Si decide no entregarse y es detenida en un control ordinario, Juana podría pasar por los calabozos y entrar en el archivo policial de delincuentes. Así que, explican, lo más probable es que, una vez se pronuncie hoy el Tribunal Constitucional, se presente ante el juzgado a primera hora de la mañana para que dé tiempo a que se le identifique y preste declaración. «Los niños serán entregados a su padre y lo lógico es que ella quede en libertad bajo fianza ya que no existe peligro de fuga y la cite en seis meses para que responda ante todos los delitos que se le imputan». A Juana se le podría juzgar por desobediencia a la autoridad judicial, sustracción de menores e, incluso, de malos tratos psicológicos a su ex marido y a los hijos –por no dejarles ver al padre– y obstrucción a la Justicia. Por todo ello, podría caerle una pena de dos a cuatro años de prisión.
«Desde que vine a España, siempre, por el bien de mis hijos, he estado dispuesta a llegar a un acuerdo, pero siempre su respuesta fue por encima de todo que tenía que volver a Italia», asegura Rivas. E insiste: «Cualquiera con mi historia, viviendo en una casa aislada en el campo a ocho kilómetros del único pueblo de una isla pequeña en un país que no es el mío, sin ningún familiar, trabajando con mi maltratador, viviendo en casa de mi maltratador, que controla todas mis entradas y salidas, con vecinos que me dicen que los trapos sucios se lavan en casa...». Así explica sus motivos para abandonar Italia.
Y culmina su carta con una frase dirigida directamente a la magistrada que lleva su caso: «Quiero darle este mensaje a la jueza de instancia número 3 de Granada, por favor si en su mano aún queda algo en lo que nos pueda ayudar. Que lo haga, por favor».
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