Cambios climáticos
La contaminación mata más que el tabaco
Un nuevo informe mundial determina las causas más comunes de mortalidad en el mundo. Cinco millones de personas fallecen por respirar aire contaminado.
Un nuevo informe mundial determina las causas más comunes de mortalidad en el mundo. Cinco millones de personas fallecen por respirar aire contaminado.
Hay una enfermedad invisible que en 2015 mató a cerca de cinco millones de personas en el mundo. Un mal contra el que en muchos países ni siquiera se mueve un dedo y cuyo agente causal sigue en alza. El siete por ciento de todas las muertes por enfermedad que se producen en el planeta se deben a esta lacra que además produce la reducción de 101 millones de años de vida entre todos los ciudadanos de la Tierra. Ese mal se llama contaminación atmosférica.
En concreto, la exposición a las partículas PM2,5, es decir, micropartículas de menos de 2,5 micrómetros de tamaño que se producen por la combustión de motores y calefacciones y se desperdigan en el aire en forma de invisibles fragmentos de polvo y hollín. Se sabe que estas partículas entran en nuestras vías respiratorias, superan los filtros de la nariz y la laringe y se depositan en los alvéolos pulmonares llegando incluso al torrente sanguíneo. Allí depositan su componente rico en tóxicos, como los metales pesados. Estos estremecedores datos son el resultado del último gran informe internacional sobre la carga global de enfermedades que ha sido publicado recientemente en la revista «The Lancet». En él se certifica que la exposición a la contaminación ambiental es la quinta causa de muerte en el mundo desde el año 2015. Así podemos decir que el aire contaminado en las calles o dentro de los hogares causa siete millones de muertes al año, más que el tabaquismo, que provoca seis millones. Las cuatro primeras causas de muerte son los problemas cardiovasculares, el tabaquismo, la diabetes y la hipercolesterolemia.
Algunos vectores de enfermedad han cambiado mucho desde 1990 hasta nuestros días, según este estudio sufragado por la Fundación Bill y Melinda Gates. Llama la atención, por ejemplo, el caso de la desnutrición infantil. En 1990 era la tercera causa de muerte más importante en el mundo. En 2015 ha descendido hasta el puesto 18. El exceso de consumo de azúcar y de sal han pasado de los puestos 7 y 8 al 3 y 6, respectivamente. Prácticamente todas las causas de muerte relacionadas con el subdesarrollo económico de las naciones han descendido. Bajan muchos puestos los problemas derivados de la falta de agua saneada, de la insuficiente dotación de leche materna o de la falta de higiene. Crecen, por otro lado, los factores asociados al desarrollo como la contaminación, el consumo de grasas, el alcoholismo, el tabaquismo activo y pasivo y el consumo de azúcar. Es muy espectacular el aumento de las muertes por practicar sexo inseguro, que pasa de la posición numero 23 en el año 1990 a la 17 en 2015, un hecho que se esperaba que siguiera descendiendo con las campañas de sensibilización.
El caso de la contaminación ambiental, por su parte, es dramático y esclarecedor. El informe se ha realizado en función de imágenes de gran resolución por satélite y muestras de aire transportado que determinan la extensión de las grandes nubes de partículas volando por el aire contaminado alrededor del planeta. Luego, se ha analizado la cantidad de este aire que respira como media un ciudadano a lo largo de tres meses. Esos datos se han cruzado con las estadísticas globales de mortalidad y morbilidad relacionadas con el cáncer de pulmón, los problemas isquémicos la EPOC o las infecciones respiratorias.
Un potente modelo matemático termina por establecer que el siete por ciento de todas esas enfermedades solo puede atribuirse a una causa: respirar aire contaminado. Los datos indican que no se aprecia ninguna tendencia hacia la mejoría en este aspecto: el número de víctimas de la contaminación irá en aumento.
Un fallecido cada cinco segundos por tabaquismo
Los nuevos datos sobre las causas más habituales de mortalidad en el mundo siguen ofreciendo una doble cara para el caso del tabaquismo. La lucha por reducir la incidencia de este mal es muy dispar en unos y otros lugares del planeta. Mientras en los países más ricos la reducción del consumo de nicotina es significativa y la mortalidad y morbilidad por su causa están detenidas, en las regiones menos desarrolladas no parece ponerse freno a la tendencia alcista.
En España, por ejemplo, un 18,6 por ciento de las mujeres y un 25,5 por ciento de los hombres declara fumar diariamente de manera regular. Eso supone una reducción de un 1,1 en mujeres y 1,7 en hombres desde 1990, en consonancia con los países de nuestro entorno. Hay cuatro países que muestran un significativo crecimiento en las tasas de mortalidad por tabaquismo: Congo y Azerbaiyán para los hombres y Timor Oriental y Kuwait para las mujeres. El 11,5 por ciento de las muertes globales se deben al consumo de tabaco. Más de la mitad de ellas tienen lugar en cuatro países (China, India, Estados Unidos y Rusia). En realidad, el efecto del tabaco en la mortalidad ha descendido en los últimos años, pero la longevidad de la población fumadora y el aumento de la población hacen que los datos globales sigan siendo muy altos. Cada año en el mundo alrededor de seis millones de personas mueren por causa del cigarrillo, lo que equivale, en promedio, a una muerte cada cinco segundos.
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