Distribución

La crisis no frena el consumo juvenil

La Razón
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Con una paga mensual de 40 euros, los adolescentes españoles gastan alrededor de 150

En tiempos de bonanza económica, nuestros adolescentes gastaban. Ahora, a pesar de la situación de crisis, también.En el año 2010, el 65% de los jóvenes españoles de entre 14 y 19 años tenía paga mensual. Tres años después, esta misma cifra responde a los chavales que no reciben dinero de sus padres de forma periódica. Sin embargo, su gasto apenas ha descendido y esto se traduce en que los adolescentes gastan al mes alrededor de cuatro veces más de lo que ingresan. Su paga media mensual es de 40 euros, pero invierten en torno a 150 en comprar ropa (cerca de 26 euros) y productos de alimentación (unos 24 euros) y en sufragar sus gastos en concepto de tecnologías -tarifas móviles y de datos, "gadgets", aplicaciones...- (alrededor 20 euros) y ocio.

Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado el estudio sociológico "Adolescentes 2013: hacia una correcta formación y autonomía en el consumo", elaborado en la cátedra de Keepunto con la Universidad Complutense de Madrid, que ha trazado la Radiografía del Consumidor Adolescente de nuestro país. Ello es posible, según explica Raúl de la Cruz - Linacero, fundador y CEO de Keepunto.com, porque "tanto los padres como otros familiares les proporcionan dinero cuando se lo piden casi sin darse cuenta"y, -dice-, "esto no deja de ser chocante, a la par que preocupante, pues los adolescentes se encuentran en el paso previo a ser adultos, y la sociedad debe responsabilizarse de educar a adultos responsables".

Los resultados de la investigación reflejan asimismo que, aunque el 70% de los jóvenes depende económicamente de forma exclusiva de su familia por dedicar la mayor parte de su tiempo a estudiar, un 19% sí que compagina compromisos académicos y trabajo. Con todo, tienen una influencia importante a la hora de decidir sobre las compras familiares e, incluso, seis de cada diez participan activamente en ellas, pese a encontrarse en una etapa en la que están definiendo su comportamiento como consumidores.

Así, para los miembros de la llamada "generación Z"(aquellos que componen la generación digital y que, cuando nacieron, lo hicieron en un mundo de medios digitales, por lo que no disponen de los "dos cerebros"con sus consiguientes distinciones on / off) "consumir es importante y necesario, pero no está a su alcance en la medida que desearían", según recoge el estudio. De hecho, "este aspecto provoca sentimientos de frustración en ellos", cuya aspiración para decidir sobre lo que consumen refleja que "quieren ser más mayores de lo que son". Por ejemplo, un chaval de 17 años aspira a comportarse como uno de 20 y a poseer lo propio de esta edad.

De igual manera, y aunque aún los jóvenes se inclinan principalmente hacia los productos de marca porque ésta favorece su admisión o no a un grupo, son en realidad infieles a ellos, sobre todo hasta que encuentran la que les satisface. En cuanto a la diferencia por sexos, las chicas escogen productos que les permitan sentirse únicas, mientras que el objetivo de los chicos es el contrario: compran para asemejarse más al resto.

Con todo, de la Cruz reconoce que, por lo general, los adolescentes no disponen ni de herramientas ni de recompensas que les motiven a ahorrar y a gestionar eficazmente su propio dinero. A esta necesidad responde el nacimiento de Keepunto (www.keepunto.com), el pre-banco de los jóvenes y la primera comunidad de la red dirigida a individuos de entre 14 y 24 años que fomenta y promueve el esfuerzo como base del aprendizaje y su educación económico-financiera a través de la gamificación. El primer paso para participar en esta plataforma es registrarse si se posee la edad indicada. En ella, el objetivo es "esforzarse para conseguir ingresos", comenta su fundador, "que vendrán en forma de kees (monedas que tienen como unidad de medida el esfuerzo) y que, al contratar su cuenta corriente, de ahorro o depósito (con sus correspondientes intereses), pueden decidir cómo gestionar". Es decir, "según el usuario vaya superando pruebas (que se realizan tanto en línea como offline y son patrocinadas por las marcas que luego les ofertan premios por los que pueden canjear sus kees), irá obteniendo kees que podrá canjear por las recompensas que componen el catálogo", explica Raúl.

Este sistema español pionero se basa en el aprendizaje invisible, "en herramientas que, sin saberlo, utilizan los jóvenes para aprender, en este caso para manejar sus finanzas", indica su creador. Enlaza con la citada cátedra de Keepunto, articulada en la premisa de la inculcación en los adolescentes de la "cultura del esfuerzo".