La reforma del aborto irá al Consejo de Ministros a partir del 11 de julio

El nuevo proyecto de Ley del Aborto estará listo en julio. No irá este viernes al Consejo de Ministros, según confirmaron fuentes solventes, pero el Ejecutivo sí deja ya la puerta abierta a que entre en el índice a partir del día 11. Justicia ultima los cambios que introducirá en el anteproyecto de ley, ajustados, básicamente, a algunas de las recomendaciones planteadas en el informe del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), como adelantó este periódico el pasado 30 de mayo. Y luego ya es cuestión de que Moncloa encaje la agenda de cuestiones pendientes que quiere dejar encaminadas antes de las vacaciones de verano. El Gabinete de Rajoy seguirá reuniéndose hasta el próximo 1 de agosto.

La reforma del aborto es uno de los compromisos del PP que, a estas alturas de Legislatura, Rajoy quiere resolver lo antes posible. Ya desde el inicio del mandato en el Gobierno fueron conscientes de que esta reforma era una cuestión incómoda, de difícil gestión por la «demoledora» campaña que desde la izquierda agitarían bajo su bandera.

A lo que hay que añadir las incomodidades internas que ha suscitado el proyecto por las diferentes sensibilidades que conviven en las filas populares, pero, sobre todo, por el miedo de dirigentes territoriales, y también nacionales, a asumir un coste añadido ante la opinión pública al ya generado por la gestión de la crisis económica.

Un desgaste que ha quedado en evidencia en las elecciones europeas del mes pasado. Errores en la presentación de la reforma, por imponerse el interés individual al del conjunto y no ser capaces de cerrar filas y hacer pedagogía, han hecho aún más difícil la gestión de esta iniciativa.

Rajoy quiere afrontar el nuevo curso político con esta cuestión «bien dirigida», en manos del Congreso de los Diputados para su correspondiente tramitación y con algunas de sus aristas polémicas bien limadas. «No se trata de ceder en todo para calmar a la izquierda», según precisan fuentes gubernamentales, «sino de hacer el mejor proyecto de ley posible, siendo congruentes con nuestros principios y con nuestro votante más fiel».

El presidente del Gobierno no quiere que este asunto sea un lastre en el impulso político que planea dar a su partido a partir de septiembre para recuperar posiciones ante las complicadas elecciones autonómicas del año que viene. Ahí intentará jugar fuerte con la recuperación económica, pero los estrategas del presidente asumen que la «movediza» coyuntura exige además resolver con acierto algunas decisiones políticas que marcarán, inevitablemente, el calendario electoral.

Los movimientos propios van a depender en buena medida del PSOE que el PP se encuentre enfrente a partir de septiembre. Pero, en cualquier caso, tanto en el Gobierno como en la dirección del partido asumen que el relevo en Ferraz supondrá, inevitablemente, un golpe de oxígeno para las filas socialistas. «Otra cosa es hasta cuándo aguanten con ese aire extra, pero, por supuesto, nos obligará a reajustar nuestra estrategia a la nueva oposición que tendremos enfrente», sentencian en Génova.

Salga quien salga del congreso extraordinario del PSOE, en el Ejecutivo cuentan con que ese nuevo líder mantendrá su enfrentamiento «a cara de perro» con la reforma de la Ley del Aborto, sin que las modificaciones que se introduzcan en el proyecto sirvan para atenuar la movilización de la izquierda. Por eso, aunque se ajustarán al lema de que harán todos los esfuerzos a su alcance para buscar el máximo consenso en la tramitación parlamentaria, en donde echarán el resto será en la política de comunicación y en «vender» su reforma a la opinión pública. Una batalla que perdieron cuando presentaron el anteproyecto porque, como explica un veterano miembro de la cúpula del PP, «las diferencias internas sirvieron para alimentar aún más la lectura manipulada de la izquierda de lo que realmente decía el texto que pasó el primer visto bueno del Consejo de Ministros».