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«Llevo niqab porque el Corán dice que hay que cubrir la belleza»

La Razón
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Testimonio: «Si una ley me obliga a quitármelo, no lo haré: me volveré a mi país»

Es un matrimonio de unos 40 años. Llegan a la mezquita de la madrileña M-30 en un coche deportivo, acompañados por sus tres hijos. El marido afirma que son saudíes y que están pasando unos meses en Madrid por un proyecto encargado por su empresa. Su mujer porta un nicab, que le cubre todo el rostro salve una mínima rendija por la que se le ven los ojos. Acceden a hablar con este periódico, pero en ningún caso quieren ser citados por sus nombres. «La gente en Madrid es encantadora. Aunque no hablen inglés muy bien, siempre hacen todo lo posible por ayudar. Siempre sonriendo. Hablas con tu boca, oyes con tus orejas, pero cuando sonríes, lo haces con el corazón», dice el marido.

«¿Sabes por qué me cubro?», pregunta la mujer. «Puedes decir que es por tradición o religión. Pero la tradición no es tan importante. Lo importante es la religión», añade. «Hoy hace mucho calor: ¿crees que mi mujer disfruta con el rostro cubierto? ¿crees que le pido a ella que se cubra? Es su elección. Si lo hiciera, se pondría furiosa», afirma después el marido. «¿Por qué lo hace? Porque quiere ir al cielo. Es nuestra creencia», añade. «Tu dirás que hay mujeres musulmanas que no van cubiertas. ¿Por qué entonces yo sí? Dios, en el Corán, dice que tengo que tapar mi belleza. Y lo más bello que tenemos es la cara. Él es el que nos creó. Y sabe qué es lo mejor para nosotros», dice la mujer. El matrimonio también opinó sobre la violencia cometida en nombre del islam, declarándose tajantemente en contra. «Islam es una palabra que significa paz. La gente que mata en su nombre no tiene que ver con esta confesión. Es una concepción estúpida de la religión», afirma la pareja. Y para las personas de religión musulmana, el Corán es un «libro escrito por Dios, no por los hombres, que habla de cosas que nadie conocía cuando fue escrito.

No son ajenos a las prohibiciones de algunos ayuntamientos y a la posibilidad de que, algún día, una ley pueda limitar el uso del burka en la vía pública. «Si algún día se prohíbe, nos volveremos a casa», aseguran ambos.