Sevilla

«Todo el mundo corría. El fuego parecía no parar»

Las dos vías de acceso a Matalascañas están cerradas

Vecinos de Matalascañas esperan a que se abra la carretera
Vecinos de Matalascañas esperan a que se abra la carreteralarazon

La playa de Matalascañas (Huelva) se encuentra temporalmente incomunicada por carretera, a la espera de que el incendio declarado ayer por la noche en el término municipal de Moguer dé una tregua a los miles de visitantes que se han quedado con sus maletas "sin poder coger sus coches y sin saber dónde ir".

Fue la noche más larga en Moguer. Sobre todo para los cientos de vecinos que se alojaban en varios campings de la zona, expuestos al efecto devastador del humo y del fuego. Así ocurrió en el Camping Doñana, donde se encontraban en torno a 1.500 personas, y que apenas un día antes colgaba el cartel de «completo». Los campistas vivieron primero momentos de incertidumbre. Según relatan en redes sociales, se produjo un corte de luz en torno a las 00:00 horas. «Ahí es cuando empezó el caos», afirmaba Teresa. «La Guardia Civil entró sobre las 02:30 horas para despejar la pista que baja a la playa y nos recomendó irnos, porque el viento podía cambiar de nuevo», añadía. Así, muchos tomaron la dirección hacia la playa. Sin embargo, la recomendación se convirtió en un imperativo: según apuntaban Mari Mar y Silvia, inquilinas, el Instituto Armado se personó para desalojar la zona en torno a las 05:30 horas: «Con el cambio de viento empezó a venir el humo».

Ali, otra de las campistas, relataba que estaba sola con sus dos hijas pequeñas y destacaba el trabajo tanto del personal del camping como de la Guardia Civil. Con todo, «vi a personas chillando, corriendo, atascos por todas partes, peleas... vamos, un auténtico caos. Por megafonía nos iban informando. Había un coche de la Guardia Civil dando vueltas por el camping. Ha sido una locura de noche». «El pánico ha invadido a los campistas. No sabían contener la calma», afirmaba por su parte María López.

Ya a salvo y realojados, los vecinos estaban intranquilos: muchos afirman haber visto vídeos en los que el fuego había llegado a la entrada del camping. En este sentido, el establecimiento, en un comunicado, afirmaba a última hora de la tarde que «todos hemos visto los vídeos que están circulando por las redes sociales, pero esperamos que comprendan que no podemos pronunciarnos hasta recibir información confirmada de los cuerpos y fuerzas de seguridad. El camping sigue 100% desalojado». Cristina García es una de las afectadas que tuvo que abandonar el camping junto a su familia antes de que el fuego afectara a toda la zona. Cristina relata a LA RAZÓN que «nadie les informó de nada y que en ningún momento vio a agentes de la Policía». Los organizadores del camping, que en un primer momento no veían la magnitud del incendio, decían que «era una exagerada, que el fuego no llegaría», asegura. «Escuchamos a un grupo de chicos gritar para que saliéramos de la tienda. Al ver que chillaban, cogí a mis hijas pequeñas y me monté en el coche», prosigue Cristina. En el camping no había luz y tampoco se abrían las barreras para salir. De hecho, critica el protocolo seguido. «Había un incendio de las siete de la tarde que aumentaba por momentos. Nadie sabía qué hacer y se reían de nuestras preguntas, aún viendo que el fuego nos alcanzaba», asegura.

Finalmente la familia abandonó el lugar con su coche y pusieron rumbo a Sevilla. «Afortunadamente, tomamos la decisión de irnos. Y menos mal, porque a las 6:00 tuvieron que desalojar con urgencia». Cristina y su familia aseguran que pasaron una noche trágica. «Mi hija pequeña tiene dos años y no se daba mucha cuenta de lo que ocurría, pero la otra tiene 10 y pasó un mal rato. Todo el mundo estaba corriendo, el fuego parecía no parar», concluye la afectada.

El pánico también llegó a la playa de Matalascañas, donde 50.000 personas, entre vecinos y turistas, quedaron temporalmente incomunicados al cerrarse la carretera al tráfico. «No hemos podido coger el coche y no sabíamos dónde ir», afirmaba uno de los vecinos. Horas después se abrió la carretera. «Miedo, miedo, no, pero sí estábamos preocupados», aseguraba otro. Al cierre de esta edición, se abrió un carril de la A-483, lo que permitió la salida de los vecinos.