Entrevista

Mar Pageo, presidenta de Cruz Roja: “La soledad no deseada no sólo afecta a mayores, también a jóvenes, mujeres separadas...”

María del Mar Pageo asumió la presidencia de Cruz Roja España a finales de marzo tras más de 30 años vinculada a la organización. Es médico especialista en Geriatría y Gerontología.

María del Mar Pageo, nueva presidenta de Cruz Roja.
María del Mar Pageo, nueva presidenta de Cruz Roja.David JarLa Razón

Cada acto de labor humanitaria supone un importante desafío físico, pero, sobre todo, un elevado desgaste emocional. Y es que, supone enfrentarse a situaciones en las que el sufrimiento y la desesperanza supera los límites imaginables. Sin embargo, a menudo, estas personas no solo se mantienen firmes en su empeño, sino que perseverarán en su misión de velar por la dignidad y el bienestar humano. ¿Su secreto? Son conscientes de que las verdaderas recompensas de la vida van más allá de lo material. Así lo asegura Mar Pageo, recientemente nombrada presidenta de Cruz Roja España. En esta entrevista, Mar nos desvela los desafíos sociales a los que se enfrentará durante su presidencia y su personal visión de lo que significa la labor humanitaria.

¿Qué ha supuesto Cruz Roja en su vida?

Para mí, estar en Cruz Roja ha supuesto un increíble crecimiento personal. Ya son muchos años los que estoy en esta organización y me ha permitido poner siempre los pies en la tierra y ser consciente de la sociedad en la que vivimos, orientándome siempre hacia lo importante, que es dirigir la mirada hacia los demás y escucharlos para saber qué es lo que necesitan; y ayudarles, porque ayudar siempre es posible. Y, sin duda, Cruz Roja como organización hace eso. Y lo hace porque, además, somos personas trabajando con otras personas. Existe un contacto directo que hace que, en muchos lazos, se forjen lazos muy especiales. Así, los voluntarios llegan a convertirse en amigos y amigas de las personas a las que atienden.

Yo misma he vivido momentos especiales que no olvidaré nunca. Empecé con 18 años, en Almería, haciendo un curso de socorrismo. Recuerdo estar a pie de costa esperando el barco de Salvamento Marítimo que traía a personas migrantes, que vienen de una vida difícil y una situación muy compleja, y sus miradas son algo que es imposible de olvidar. Y el voluntariado que estaba allí, animando a las personas que llegaban, atendiéndoles y dando lo mejor de sí para ayudarles en ese momento tan difícil, era admirable. Eso es para mí Cruz Roja.

La labor humanitaria puede ser desafiante y emocionalmente exigente. ¿Dónde encuentra la fuerza necesaria para afrontar momentos difíciles?

Todos los que están comprometidos o ilusionados con algo, siempre sacan tiempo para ese algo. Con el voluntariado pasa eso: se convierte en una prioridad para ti. No te importará madrugar un domingo o trasnochar un martes para ayudar en una ola de frío, para formarte y estar preparado si surge una emergencia, o para salir a dar un paseo saludable con personas mayores, o acompañar a un niño o niña en un hospital. Son tantas las actividades que realizamos en Cruz Roja que cada persona puede encontrar la que más le ilusione y motive para hacer ese esfuerzo. Algunas son muy duras, como el voluntariado que atiende, por ejemplo, el teléfono de atención psicosocial, que se encuentra con casos muy traumáticos; o quienes atienden a víctimas de violencia de género o visitan un hogar que apenas tiene un colchón en el suelo para dormir toda una familia. Saber que con tu esfuerzo estás cambiando la vida de una o muchas personas es más que suficiente para afrontar cualquier situación difícil que te encuentres. Pero también dan fuerzas las amistades que se crean dentro de Cruz Roja. Porque llega un momento que somos mucho más que compañeros y compañeras. Este es otro gran aliciente que te hace crecer como persona, pero también como organización.

¿Cuáles son los grandes desafíos que enfrenta Cruz Roja en España en la actualidad?

Es imposible enumerar desafíos. Cada persona, y cada situación tiene unas particularidades que otras no tienen y para cada persona ese problema es su máximo problema. Sin embargo, hoy en día, hay una serie de problemáticas que se repiten mucho en la sociedad. Hablo, por ejemplo, de las relacionadas con la salud mental o con la soledad no deseada. Vemos que, aunque se habla mucho de salud mental, todavía se sigue asociando a depresiones profundas, a una bipolaridad o a esquizofrenia. Y las personas no piden ayuda porque consideran que aún no están en ese punto de necesidad. Normalizamos el hecho de tener ansiedad en nuestro día a día o que no durmamos porque tenemos pendiente un determinado proyecto que nos preocupa, o nos intentamos autoconvencer de que es sólo una racha y todo va a pasar. Sin embargo, éstos ya son síntomas más que suficientes para activar nuestro mecanismo de defensa y autocuidado. Rupturas de pareja, pérdida de empleo o problemas de la vida cotidiana son los que más aparecen una y otra vez entre nuestros usuarios y usuarias, que lamentan en la mayoría de los casos no haber llamado antes, cuando “la bola” no era tan grande.

A veces, estos mismos problemas son los que llevan al aislamiento social o la falta de integración en un grupo. Porque la soledad no deseada no sólo afecta a los mayores que viven solos y que en la sociedad se considera que no tienen red de apoyo o que no es suficiente. La viven los jóvenes cuando han sufrido bullying y ya no tienen un círculo de confianza, o una mujer separada que rompe con amigos y familiares y no sabe a quién acudir. Y no podemos permitir que nadie sienta esa soledad que duele en una sociedad en la que la conectividad está más presente que nunca, y las ganas de ayudar y de remediar estos asuntos, también. Es importante combatirla desde el principio y escuchar a cada persona que dice sentirse sola para detectar dónde están sus barreras y, por supuesto, trabajar para eliminarlas. Para ello, Cruz Roja ha lanzado el servicio multicanal ‘Cruz Roja Te Acompaña’ de información, orientación y acompañamiento para abordar las situaciones de aislamiento social y soledad no deseada, con el que ha llegado ya a más de 5.000 personas.

¿Cómo planea fortalecer el acceso a servicios básicos - salud, alimentación y vivienda- para las personas más vulnerables de la sociedad?

Trabajar, trabajar y trabajar. No hay otro plan. No existe tampoco una fórmula única para hacer llegar estas ayudas. En salud, va desde la sensibilización a la entrega de ayudas. En alimentación, igual. Y así se podría aplicar a muchos casos. Está claro que los servicios básicos deben estar garantizados y, por ello, no sólo trabajamos para conseguir fondos o recursos materiales que hacer llegar a las personas vulnerables, también supone el trabajo con otras instituciones, empresas, administración pública, y todos los actores que estén implicados para conseguir el cambio social. A veces, en el caso de la vivienda, no se trata de ayudar económicamente a pagar una factura urgente para evitar un cambio de suministro. Se trata de mejorar la eficiencia energética de la vivienda (con cambios de luminarias o ventanas), de aprender ahorro doméstico y gestión de recursos en una vivienda, o de facilitar un acceso a un empleo que en realidad haga sostenible esa vivienda digna. Por tanto, la transversalidad en nuestra intervención y la necesidad de actuar con las personas, con las causas y con los entornos son básicas para que la sociedad avance y reduzcamos la vulnerabilidad.

¿Qué opina sobre el actual modelo de cuidados?

Cambiar el modelo de cuidados implica repensar el modelo de sociedad en que vivimos, significa entender que el bienestar individual y el bienestar colectivo están estrechamente vinculados y son interdependientes. Debemos dirigir nuestra mirada hacia la búsqueda de un nuevo modelo de cuidados, y este solo puede construirse sobre un sistema fuerte de servicios públicos y apoyo comunitario, centrado en las personas. El acompañamiento, los cuidados, la implicación de la ciudadanía son algo consustancial a Cruz Roja. Aquí sí que estamos en primera línea y las iniciativas para luchar contra la soledad, para prevenir el aislamiento o para ofrecer alternativas a la institucionalización son temas que impulsaremos decididamente, desde la intervención, pero también desde la sensibilización y la educación. Tenemos que actuar y abogar por construir una sociedad transformadora, una sociedad que cuida, una sociedad que no deja a nadie atrás.

En esta línea, Cruz Roja ha puesto en marcha el proyecto CRECE: un gran reto para la Organización, que pretende validar e instalar un nuevo modelo de intervención y cuidados de larga duración que sea transferible a otras entidades y a las políticas públicas del sector. Se está desarrollando en 51 localidades de 15 provincias, y se extenderá hasta diciembre de 2024 con el compromiso de intervenir con 2.730 personas participantes en diferentes situaciones de vulnerabilidad social: personas mayores, mujeres víctimas de violencia de género, jóvenes que han pasado por un proceso de tutela o se encuentran en situación de dificultad social, personas sin hogar y personas con enfermedades mentales.

Determinados avances y sucesos nos han hecho recapacitar sobre la importancia de humanizarnos, ¿de qué manera puede contribuir una organización como Cruz Roja a contagiar este humanismo a toda la sociedad?

Yo creo que Cruz Roja es un fiel reflejo de cómo la sociedad puede ayudar a la sociedad, precisamente. Lo hemos visto en pandemia, por ejemplo, cuando el voluntariado compraba los alimentos básicos y los dejaba en la puerta de un vecino o vecina que no podía salir a la calle. Con esto quiero decir que somos muy humanos y humanas, y somos muy generosos y generosas, especialmente cuando más complicada es la situación. Así, no se trata de humanizarnos más sino, quizá, de fomentar esa solidaridad y esas ganas de compartir lo que tenemos con quién lo necesitamos cuando no hay una emergencia, cuando el tiempo y el estrés del día a día nos impide, quizá, buscar un rato para ir a ayudar a una entidad como Cruz Roja. Por eso, es imprescindible seguir visibilizando cuál es la situación, cuáles son los retos a los que se enfrentan quienes tienen vulnerabilidades, y cómo todos y cada uno de nosotros y nosotras podemos ayudar. Desde luego, lo que sí puedo afirmar es que Cruz Roja seguirá adaptándose y reinventándose para canalizar siempre de la manera más eficaz y eficiente la solidaridad en nuestro país. Y no dejará a nadie atrás.