Sevilla
Doñana, entre los más amenazados por el cambio climático
Un estudio internacional firmado por trece científicos de distintos países concluye que el Parque Nacional de Doñana (Huelva) es uno de los ecosistemas de importancia global más amenazado por el cambio climático.
Este trabajo, que publica la revista Science, insta a una rápida actuación de las administraciones para frenar las amenazas del cambio climático que, en el caso de Doñana, se ha comprobado que actúan más rápidamente que en otros humedales del planeta, según ha destacado a Efe uno de los firmantes, el profesor de investigación de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) Andy J. Green.
En el estudio se han analizado tres sitios naturales del Patrimonio Mundial de la UNESCO considerados «iconos» de la biodiversidad mundial: Doñana, la Gran Barrera de Coral de Australia y la Selva Amazónica, y concluye que «corren riesgo de colapso sin una gestión local más fuerte» para paliar el cambio climático.
«Estos tres ejemplos de ecosistemas icónicos juegan un papel crítico en mantener la biodiversidad global; si estos sistemas colapsan, podría significar la extinción irreversible de las especies», opina el primer autor de este estudio, Marten Scheffer, director del Departamento de Ecología Acuática y Gestión de Calidad de Agua en la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos.
En el caso de Doñana, Green ha destacado a Efe que la UNESCO «está muy preocupada» ya que considera que padece «un grado de amenaza muy alto, sobre todo por el deterioro en la cantidad y calidad de agua de la que dispone».
La ubicación de las marismas de Doñana en el tramo final de la cuenca del Guadalquivir, rodeada de cultivos intensivos y de importantes núcleos urbanos, acrecienta los problemas relacionados con el agua, aún no resueltos pese a su catalogación como parque nacional desde hace ya medio siglo.
Green ha citado los estudios científicos que ya han comprobado, por ejemplo, que la cantidad de fósforo detectada dentro de Doñana «ha aumentado de forma notable» en los últimos 30 años, por la llegada de caudales contaminados por abonos de la agricultura o de aguas urbanas residuales.
Además, el clima mediterráneo acrecienta estos problemas de escasez de agua de Doñana, comparada con ecosistemas de climas templados, por lo que las amenazas del cambio climático, añade Green, «se notan más rápido» en el ecosistema español.
Este estudio advierte de que un aumento de la temperatura favorece la expansión de helechos e incrementa la frecuencia de brotes de anoxia (falta de oxígeno) y de algas tóxicas, causando la pérdida de plantas y animales autóctonos.
En Doñana, estos problemas se agravan por la pérdida de agua como consecuencia de las captaciones para los cultivos intensivos del entorno.
Green propone como medidas contra la eutrofización que sufre Doñana la reducción en el uso de abonos, la mejoría de las estaciones de depuración de aguas residuales y el cierre de los pozos ilegales que extraen agua para la agricultura.
Este científico de la EBD ha recordado que Doñana es el lugar en de invernada más importante en Europa para las anátidas y otras aves acuáticas, de las que cada año se censan más de medio millón de ejemplares.
También alberga especies endémicas de invertebrados y plantas acuáticas, así como el sistema de charcas temporales «más importante de Europa», según Green, quien ha advertido de que aún no se ha estudiado adecuadamente toda su biodiversidad.
El estudio que publica Science, que no se ha basado en nuevos trabajos de campo, sino en los numerosos informes existentes sobre estos valiosos ecosistemas, sostiene que sin una mejor gestión» local, los ecosistemas más emblemáticos del mundo «corren el riesgo de colapsar debido al cambio climático».
Además de urgir a que se reduzcan los aportes de abonos y aguas residuales en Doñana, demanda que se haga frente a la sobrepesca en la Gran Barrera de Coral australiana o la tala de árboles en las selvas amazónicas.
Para los autores del trabajo, las amenazas a estos «ecosistemas icónicos», como Doñana, aumentarán por eventos climáticos extremos, como sequías y olas de calor, «que reducen -afirman- su capacidad para soportar los impactos del cambio climático».
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