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El barco hundido en Canarias deja manchas fragmentadas de fuel
La ministra de Fomento, Ana Pastor, se desplazó a Gran Canaria para coordinar desde allí el operativo por el hundimiento del pesquero con bandera rusa 'Oleg Naydenov'. Las manchas de combustible afectan a un área de hasta 12 kilómetros cuadrados.
Una sucesión de manchas de combustible se extendía ayer por la tarde de forma fragmentada, no compacta ni homogénea, por una franja de seis kilómetros de longitud por dos de anchura, según confirmó Salvamento Marítimo. Ése es el rastro de fuel que el buque pesquero de bandera rusa Oleg Naydenov está dejando, después de que se hundiera a unas 15 millas al sur de Punta Maspalomas, en Gran Canaria. Aunque todo apunta a que la salida de fuel será de forma paulatina, Capitanía Marítima de Las Palmas ha posicionado medios de lucha contra la contaminación, que incluyen barreras, tangones y «skimmers», para la contención y recogida.
Su aparición dependerá de las corrientes que ayer iban hacia Marruecos y hoy la previsión es que vayan hacia el oeste (Tenerife), con el temor de que lleguen al suroeste de Gran Canaria. No obstante, anoche los restos detectados derivaban al suroeste alejándose de la costa.
Las críticas no se hicieron esperar, aunque sobre todo tanto grupos políticos como ecologistas solicitaron información sobre lo sucedido. En concreto, el buque pesquero Oleg Naydenov atracó el pasado 2 de marzo en el muelle Reina Sofía del Puerto de La Luz, en Las Palmas de Gran Canaria, tras haber salido de Dajla (Sáhara Occidental), según precisó Salvamento Marítimo.
Desde esa fecha hasta el sábado 11 de abril, que es cuando se incendió el buque, se desconoce qué pudo pasar. El origen del fuego también se desconoce, aunque al parecer el incendio, que ha durado cuatro días, comenzó en la sala de máquinas. Ante la dificultad para apagarlo, la Capitanía de Las Palmas tomó la decisión de alejar el buque, que se hundió a las 22:55 del martes, debido en parte al mal estado en el que había quedado tras las llamas y por el efecto del agua vertida para su extinción.
En concreto, el Capitán Marítimo de Las Palmas –autoridad marítima– determinó alejar el buque, con 1.400 toneladas de fueloil, para garantizar la seguridad de las personas e instalaciones portuarias y evitar el riesgo de contaminación al levante de la ciudad y la potabilizadora.
Una decisión, compartida por unos y fuertemente criticada por otras voces a tenor de la biodiversidad que atesora la zona en la que se hundió el buque. «Me parece acertada la decisión de sacar del puerto al barco. Si tuvieras una casa en llamas y la pudieras alejar del resto de viviendas, ¿no lo harías? También fue acertada la opción de remolcarlo al sur para que los daños en costa se minimicen por el tipo de corrientes y vientos dominantes», explica Manuel Moreu, profesor de la Escuela de Navales.
Los grupos ecologistas discrepan. «No se entiende por qué ni quién tomó esta decisión. Se tenía que haber quedado en puerto, hubiera sido más fácil solventar la situación a siete metros de calado que no a 2.400 metros de profundidad», afirmó Julio Barea, portavoz de Greenpeace, que recordó que la biodiversidad de esta zona se puede «equiparar a la de las Galápagos. Es un enclave único, porque es uno de los cinco puntos del planeta de afloramiento de nutrientes, y es un hábitat clave para 30 especies de cetáceos y tortugas marinas».
En cuanto al estado del barco, «la Autoridad Porturia nos ha asegurado que dejaron entrar al pesquero ruso, que pasó la última inspección en mayor de 2014, porque tenía todos los permisos y no está en ninguna lista de ilegal de la UE porque habría pagado las multas», explicó Barea. Y ése es otro aspecto a analizar, ya que Greenpeace lo denunció ante la Comisión Europea una vez en 2012, y la organización en África lo denunció en dos ocasiones más a las autoridades de Senegal, según los datos facilitados por Celia Ojeda, responsable de océanos y pesca. Y no sólo. En 2012, Senegal revocó la licencia de pesca a 29 arrastreros, entre ellos la del Oleg que en enero de 2014 fue detenido por las autoridades senegalesas al considerar que estaba faenando ilegalmente en sus aguas. De hecho, le exigió más de 800.000 dólares de multa tras acusarle de pesca de arrastre en la zona económica exclusiva del país.
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