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El pueblo extinguido que aún salva vidas en el Amazonas

Una imagen aérea de la región de los Llanos de Moxos
Una imagen aérea de la región de los Llanos de Moxoslarazon

Los conocimientos de una civilización desaparecida en el Amazonas boliviano han salvado de las últimas inundaciones a una docena de familias y a centenares de reses, gracias a las colinas artificiales levantadas con las técnicas ancestrales de aquellos misteriosos habitantes de la selva.

Aquellos habitantes de los «Llanos de Moxos» fueron identificados por algunos cronistas españoles del siglo XVI como los señores del Paititi, el fabuloso El Dorado en el que se refugiaron los últimos incas, y fueron capaces de levantar una laberíntica red de canales y lomas para domeñar el desbordamiento de los ríos.

Estas milenarias infraestructuras hidráulicas han quedado al descubierto en los últimos años, para sorpresa de arqueólogos e investigadores, debido al desbrozado y roturación de la selva tanto en Bolivia como en el vecino Brasil.

Ahora, con apoyo de la ONU, los actuales habitantes de Moxos han recuperado esos saberes y han afrontado las devastadoras inundaciones que cada año se cobran decenas de vidas en el oriente boliviano.

Este año, al menos 60 personas han muerto en Bolivia y 60.000 familias han resultado damnificadas por las lluvias, que se extienden de octubre a marzo.

El proyecto de las lomas de Moxos es promovido por la Unidad de Emergencia y Rehabilitación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Bolivia, en conjunto con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Gracias a este apoyo, habitantes del departamento boliviano de Beni han levantado lomas de resguardo ganadero, es decir, pequeñas plataformas rectangulares cimentadas con el suelo de la pradera, que han salvado a más de una docena de familias y a cerca de trescientas cabezas de ganado bovino.

En declaraciones a Efe, el coordinador nacional de esta unidad de la FAO, Einstein Tejada, explicó que la iniciativa busca resguardar las vidas de quienes habitan en la que se constituye en una de las mayores áreas de inundación de las tierras bajas americanas.

«Quisimos utilizar los conocimientos ancestrales y las buenas prácticas de antes para adoptarlas nuevamente y aplicarlas a la ganadería», indicó.

Recientemente se han descubierto en los Llanos de Moxos extensiones de tierras con trabajos que datan del periodo precolonial y que conformaban un sofisticado sistema de control hidráulico.

Entre ellos, destacan esas lomas artificiales, levantadas por acumulación de desechos orgánicos.

Estos trabajos permitieron al pueblo moxeño jugar con las limitaciones ambientales de la región para la agricultura: las inundaciones estacionales y un suelo pobre en nutrientes.

Según detalló Tejada, la construcción de las actuales lomas de resguardo ganadero se logró tras una ardua investigación sobre estos antiguos conocimientos.

Las elevaciones han sido construidas solo en tierras comunales donde habiten ganaderos que no tengan más de treinta reses por familia y se busca con ello ayudar a las personas más desfavorecidas económicamente.

El coordinador recordó que la llegada de los jesuitas a Bolivia durante la colonización de América cambió todo el enfoque productivo de Beni e hizo de la ganadería la principal actividad económica.

La economía ganadera prevalece en Beni desde entonces, y por ello la prioridad del programa era salvaguardar la vida de las reses.

Desde que comenzaron las lluvias, han muerto en ese departamento más de 200.000 bovinos.

Sin embargo, ante la gravedad de la situación este año, las familias han utilizado las lomas de resguardo ganadero para su propia seguridad, como hacían los antiguos moxeños, y han levantado pequeñas cabañas en las colinas a salvo del agua.

Tejada detalló que actualmente, con el apoyo financiero de distintas instituciones, ya han sido construidas casi una decena de lomas, y esta idea «quiere ser replicada por los propios ganaderos de manera particular» para salvar a sus animales.

Cada loma puede albergar a hasta 800 reses y para erigirlas se han elegido los lugares en los que, según los registros históricos, las inundaciones han sido recurrentes.

«También se busca que sean tierras comunales que no afecten zonas de bosque y donde haya una comunidad cerca que tenga un sistema de producción pecuaria de subsistencia», añadió Tejada.

Los pueblos en los que se han construido las lomas son los de Loreto, Camiaco, Argentina, San Pedro Nuevo, Fátima, San Lorenzo de Moxos, San Andrés, San Juan de Mocovi y Santa Ana de Yacuma, uno de los lugares más afectados por la devastación de las lluvias.