Ciencias naturales
Las depuradoras no «limpian» nuevos compuestos químicos
Los peces capturados junto a esas instalaciones presentan una mayor tasa de compuestos disruptores endocrinos
Malformaciones, feminización y descenso de la capacidad reproductiva son algunos de los efectos que pueden padecer los seres vivos debido a los cambios que provocan los nuevos compuestos químicos en el sistema endocrino. Esta amenaza, en contra de lo que pudiera parecer, se encuentra precisamente en las aguas en las que menos peligro debería haber.
Según un estudio realizado en la costa vasca las aguas más contaminadas, las que tienen mayores niveles de bioconcentración o las que presentan el porcentaje más alto de peces intersex son curiosamente las que están cerca de depuradoras de aguas, informa EurekAlert.
El estudio se ha publicado en la revista ‘Science of The Total Environment’ bajo el título ‘Determination of endocrine disrupting compounds and their metabolites in fish bile’.
El puerto pesquero de Ondarroa, la Marina de Deba, el estuario de Gernika (junto a la corriente de vertido de la depuradora) y los puertos industriales de Pasaia y Santurtzi son los escenarios en los que se desarrolló la investigación, entre mayo y junio del 2012, según EurekAlert. El pez elegido para el estudio fue el corcón o muble (Chelon labrosus).
Para llevar a cabo la investigación se extrajeron muestras de agua tanto los días en que se pescaron los corcones como a los tres meses, para relacionarlas con las concentraciones de compuestos de los peces. «Tal y como esperábamos, fue Gernika el punto de mayor concentración de compuestos y en el que mayor número de peces intersex se recogieron», subraya Asier Vallejo, uno de los investigadores del grupo.
Pero,¿por qué Gernika? ¿Y por qué «tal y como esperábamos»? He aquí la explicación de Vallejo: «La función de las depuradoras es limpiar los desechos que vertemos al agua los humanos. Sucede, sin embargo, que la mayoría de las depuradoras no están preparadas para eliminar los nuevos compuestos químicos que aparecen en el mercado. De ahí que, aun vertiéndose a ríos o mares en concentraciones muy bajas, al ser constante su flujo, provoquen consecuencias tan graves en los peces. Por eso, precisamente, esperábamos encontrarnos con concentraciones tan elevadas en Gernika. Pero no se trata de un fenómeno exclusivo del País Vasco, sino de todo el planeta».
Sin embargo, no hay motivos para estar especialmente alarmados, según el citado investigador: «Al menos, no por el momento. Los peces que hemos analizado son de la familia de los corcones, que, en el País Vasco no suelen comerse. Estos animales suelen buscar su alimento entre los residuos». Reconoce Vallejo que, probablemente, también afecten a los humanos los compuestos disruptores endocrinos, «pero no sabemos hasta qué punto, no sabemos qué concentración deben alcanzar los compuestos para afectar a los humanos. Son los médicos quienes pueden despejar estas incógnitas».
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