Inundaciones

Primer seguro para proteger un arrecife de coral

Una póliza cubrirá un arrecife de coral, el principal dique de protección de la costa mexicana frente a los huracanes

Momentos previos a la llegada de un huracán a México, en una imagen de archivo
Momentos previos a la llegada de un huracán a México, en una imagen de archivolarazon

Una alianza público-privada nacida en el caribe mexicano ha dado un paso más allá en el aseguramiento de personas y bienes frente a siniestros, suscribiendo la primera póliza para proteger un arrecife de coral, el principal dique de protección de la costa frente a los huracanes.

Esta póliza pionera para asegurar la naturaleza se sufragará mediante una «hucha» a la que contribuirán con sus impuestos los hoteles de Cancún y Riviera Maya, organismos públicos y donantes interesados, y su objetivo es disponer de recursos de manera rápida para ejecutar los «primeros auxilios» del arrecife tras el impacto de un huracán fuerza 4 o 5.

El fondo es una iniciativa del gobierno del estado mexicano de Quintana Roo y la Asociación de hoteleros de la zona, respaldada por las entidades científicas y conservacionistas citadas, asesorada financieramente por la aseguradora Swiss Re y la Fundación Rockefeller, y diseñada «para recibir financiación de todas las fuentes posibles», afirma el secretario de Medio Ambiente, Alfredo Orellana.

El bien asegurado lo componen 60 kilómetros de arrecife comprendidos entre Cancún y Puerto Morelos, que constituyen el comienzo de la segunda barrera más grande del planeta, tras la australiana, el Arrecife Mesoamericano, que salvaguarda más de mil kilómetros de costa del Caribe de México, Belice, Guatemala y Honduras.

Este extenso bosque submarino situado a aproximadamente un kilómetro de la costa disminuye la fuerza del oleaje de tormentas y huracanes hasta en un 97 %, por lo que está comprobado que por cada metro de altura que pierde el arrecife el impacto de los fenómenos extremos en las personas y bienes costeros se triplica, suponiendo 1.300 kilómetros cuadrados de inundación en tierra.

El Gran Arrecife Mesoamericano ha convivido con los huracanes y se ha regenerado de manera natural tras su paso hasta tiempos recientes, pero eso ha cambiado por dos factores «la pérdida fortaleza por el deterioro causado por la presión humana, y la cada vez mayor frecuencia e intensidad de los huracanes», declara a Efe María del Carmen García, directora del Parque Nacional de Puerto Morelos.

«Un arrecife sano se recupera solo ante cualquier eventualidad, pero esta capacidad natural de regeneración ya no existe», afirma la hondureña Calina Zepeda, bióloga marina de The Nature Conservancy (TNC), quien asegura que el 80 % de la cobertura de coral vivo en el Caribe mexicano se ha perdido o degradado desde 1980 debido a la contaminación (aguas residuales, sobre todo), pesca y expolio ilegal, especies invasoras o blanqueamiento.

Restaurar el arrecife los 30 días siguientes al impacto de un huracán severo es crucial, por eso la póliza será de tipo paramétrico, diseñada para desembolsar la suma necesaria para que los científicos puedan ejecutar un «protocolo de respuesta temprana» tan pronto como la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) determine que un huracán con categoría 4 o 5 impactará en la zona.

Una tormenta de esa magnitud supone la pérdida de entre el 20 y 60 % del coral vivo de este arrecife.

El protocolo ha sido diseñado y sería ejecutado por parte de los socios de esta iniciativa: la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de México (CONANP), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Centro Regional de Investigación (CRIAP) del Instituto Nacional de Pesca de este país, y las organizaciones no gubernamentales TNC y Oceanus.

Esos «primeros auxilios» se basan en acciones como desenterrar el coral que queda sepultado, retirar los trozos muertos, recolocar los individuos en su posición original, pegar los trozos rotos con un cemento especial, o sellar corales rajados para que no los devoren las algas, detalla la investigadora de CRIAP Claudia Padilla.

Aunque la mayor parte de la restauración se lleva a cabo en el mar, hay partes de la colonia que han de ser trasladadas al «hospital» de corales de CRIAP en Puerto Morelos para su recuperación o posterior plantación.

El Fidecomiso de Manejo de Zonas Costeras del que procederá el monto para comprar el seguro -que saldrá a licitación pública en un par de meses- no sólo pagará la póliza sino que promoverá actuaciones de conservación preventivas tanto del arrecife como de las playas y dunas que hay frente a él para hacerlos más resilientes.

El arrecife no sólo protege la costa de las tormentas, mantiene pesquerías comerciales y locales, genera sedimentos que evitan la erosión de las playas, abastece el consumo local y una industria turística que genera beneficios de más de 9.000 millones de dólares anuales, apunta el secretario de Medio Ambiente del estado de Quintana Roo, Alfredo Orellana.

«Somos conscientes de que la gente viene a nuestros hoteles gracias a los servicios que nos da el arrecife de protección, aguas limpias y calmas, o el simple atractivo de verlo», afirma Miguel Ángel Diego, uno de los miembros de la asociación de hoteleros de la zona, que todavía tiene muy presente el destrozo causado en la zona por los huracanes Wilma, Emily (2005) y Dean (2007).

Diego indica que sólo los impuestos por el uso de la zona marítimo costera que pagan los hoteleros que participan de la iniciativa suman aproximadamente dos millones de dólares anuales.

El portavoz de resiliencia costera de TNC en México, Fernando Secaira, concluye que la iniciativa nace para los citados 60 kilómetros de costa porque son de los que más datos se dispone, pero el objetivo es extenderla al resto de la Riviera Maya y convertirla en una experiencia piloto de aseguramiento de la naturaleza replicable en otras partes del planeta. EFE