China
Un agujero para conocer 2.000 años de clima en la Antártida
Un equipo internacional de científicos buscan esclarecer 2.000 años de historia climática de los núcleos de hielo perforados el verano pasado en el territorio antártico australiano, informan hoy fuentes oficiales.
Los científicos de Australia, China, Dinamarca, Francia, Alemania y Estados Unidos perforaron unas dos toneladas de porciones de núcleos de hielo en la cuenca Aurora, a unos 500 kilómetros tierra adentro de la estación australiana Casey, informó la División Australiana Antártica.
Las muestras han sido enviadas a varios laboratorios de Australia y el resto del planeta para analizar la presencia de gases atmosféricos, partículas y otros elementos químicos que han quedado atrapados en la nieve y posteriormente congelados.
El jefe del proyecto Cuenca Aurora, Mark Curran, dijo que las pruebas «ayudarán a obtener información sobre la temperatura en la que se formó cada hielo, las tormentas, las actividades volcánicas y solares, la extensión del hielo marino y la concentración de los diferentes gases atmosféricos a lo largo del tiempo».
El equipo científico utilizó para sus tareas una perforadora danesa para trabajar en el principal núcleo de hielo, el cual tiene una longitud de 303 metros y que se cree dará información acerca del clima del planeta en los últimos 2.000 años.
«Solo existen unos cuantos registros de toda la Antártida con una resolución similar que se abarcan los últimos 2.000 años y éste es el segundo de este tipo en este sector de la Antártida Oriental», acotó el glaciólogo australiano.
Para los núcleos de hielo de 116 y 103 metros de largo, que darán información sobre el cambio climático en los últimos 800 y 1.000 años, se utilizaron perforadoras más pequeñas.
Durante los trabajos de perforación en la Antártida, que duraron cinco semanas, se logró obtener gracias a un espectómetro láser el registro de la temperatura que afectó a esa parte del continente helado en los últimos 300 años, agregó la fuente.
Para Curran las futuras investigaciones sobre los núcleos contribuirán a «entender qué causó el cambio dramático en la frecuencia de la edad de los hielos hace 80.000 años y a entender el papel que juega el dióxido de carbono en el cambio climático».
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