Una ruina peligrosa

Ayer todos nos sentimos un poco más felices al observar que, de tanto en tanto, se dan castigos ejemplares. Muchos, muchísimos actos igual de deleznables, o más, que el caso del hotel Algarrobico quedan aún sin castigo, y quizás sigan estando en el futuro. Sin duda, el hecho de que haya una sentencia firme de ilegalidad en contra de este símbolo de la destrucción del litoral bien podría ser la ficha inicial de dominó que determine un nuevo paradigma del quehacer urbanístico en España. Se necesitan imágenes contundentes. El Algarrobico, o mejor dicho, lo que queda de él, necesita ser derribado con urgencia. La razón más importante es de orden social, para mostrar a la sociedad que la ley debe ser respetada por todos. En segundo lugar, para no seguir generando un serio impacto visual y medioambiental, y restituir el paraje natural. Un monstruo de 8.000 m2, construido a pocos metros del mar, en una zona protegida, debe demolerse con toda inmediatez. En tercer lugar, debe derribarse con toda celeridad para evitar daños a terceros. La ley actual señala una responsabilidad «decenal» a los promotores en gran parte de los componentes de los edificios que construyen, ya que se considera que durante los diez primeros años de la vida útil de un edificio no se debería producir ningún daño si el edificio está bien proyectado y construido. Sin embargo, la ley exime de responsabilidad pasados diez años porque se entiende que cualquier edificio debe tener un mantenimiento adecuado con la finalidad de seguir siendo seguro y funcional. Pues bien, ya han pasado más de diez años desde su construcción, y el hotel está en un estado deplorable: literalmente se están cayendo los falsos techos, las instalaciones, la carpintería, los recubrimientos interiores y exteriores, el pavimento... Y como consecuencia se ha convertido en una ruina peligrosa para cualquier persona que pueda deambular libremente por la zona de servidumbre establecida por la Ley de Costas, y dentro de la cual se ha construido de forma ilegal.

*Doctor arquitecto. Especialista en Arquitectura Ecológica y Eco-Urbanismo