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Veinte mil años de clima mediterráneo, a examen

Un estudio internacional en el que participa la Universidad de Granada ha aportado nuevos datos sobre el clima en la cuenca mediterránea durante los últimos 20.000 años a partir de sedimentos del fondo del mar, que servirán para conocer el actual cambio climático y los posibles escenarios futuros.

Un equipo internacional de científicos, entre los que se encuentran tres investigadores de la Universidad de Granada (UGR) y el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (centro mixto UGR-CSIC), ha descubierto nuevos datos sobre el clima en la cuenca mediterránea durante los últimos 20.000 años.

La investigación se ha desarrollado analizando la composición química de los sedimentos depositados en los fondos marinos y ha sido publicado por la revista Quaternary Science Reviews.

La Universidad de Granada ha detallado en un comunicado que el estudio, en el que han participado investigadores del centro junto a profesionales de Estados Unidos, Alemania y Noruega, ha analizado los sedimentos marinos del Mediterráneo, un «excepcional laboratorio».

La investigadora del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra Francisca Martínez Ruiz ha detallado que el estudio de la composición química de los sedimentos marinos resulta «de especial interés» porque «únicamente los indicadores indirectos pueden ofrecer información sobre cómo era nuestro clima en el pasado».

El estudio de alta resolución de los sedimentos marinos permite conocer las características del clima en el pasado, lo que contribuirá a analizar el cambio climático actual y abordar los posibles escenarios de cambio climático futuros.

«El Mediterráneo es un excepcional laboratorio natural para las investigaciones paleoambientales debido a que su carácter de cuenca semicerrada lo hace particularmente sensible y amplificador de los efectos del cambio global», ha explicado Martínez.

El intervalo de tiempo estudiado en este artículo científico es de especial interés por los cambios climáticos tan significativos acaecidos desde el Último Máximo Glacial (LGM, por sus siglas en inglés).

Este Último Máximo Glacial incluye un período en el que oleadas de icebergs se desprendieron de los glaciares y atravesaron el Atlántico Norte, una fase de enfriamiento climático a finales del Pleistoceno y las oscilaciones climáticas holocenas.

Los científicos han evaluado indicadores geoquímicos y mineralógicos de variabilidad climática para reconstruir ciclos áridos y húmedos, conocer variaciones en los aportes fluviales y analiza productividad biológica.

«Debido a que muchos de los cambios climáticos tienen un carácter cíclico, conocer la evolución del clima futuro y sus mecanismos de control, tanto naturales como antropogénicos, requiere el entendimiento del sistema climático en el pasado», ha sentenciado Martínez.