Opinión

Menores frente a pantallas

Creo que ya es urgente que se regule legalmente la utilización de las nuevas tecnologías para los menores

Paloma Pedrero
Paloma Pedrerolarazon

A principios del 2009 escribí aquí un artículo sobre los videojuegos y demás universos virtuales en los niños y adolescentes. En él criticaba duramente cómo todo esto, más insólito entonces, estaba siendo desde mi punto de vista una manera más de educar en violencia y sin valores. Y, sencillamente, como suelo manifestarme, pedía un control por parte de los gobiernos para un asunto que me parecía un peligro social. Cierto es que yo nunca he jugado a videojuegos, pero veía a mi hijo con diez años disparando todo lo que se movía en la pantalla y se me ponía la piel de gallina. Tenía otros videojuegos creativos, pero no sé por qué, o sí, la mayoría de los críos preferían los de fulminar rivales. He visto esta escena y sigo viéndola en muchas casas de amigos con niños. Mi artículo terminaba así: Hablar, hablan poco, ¿no? Y soñar, ¿con qué sueñan? Creo que ya es urgente que se regule legalmente la utilización de las nuevas tecnologías para los menores. Hay muchos padres que no controlan, no tienen ni idea de lo que supone su hijo encerrado conectado a internet. Una nueva violencia está surgiendo y hay que pararla ya.” Lo que ocurrió después no lo olvido, pues jamás pensé que mis palabras pudieran desatar el odio de tantos. Los “jugones”, como se llamaban algunos, se unieron para hacer una campaña brutal contra mi persona en internet, todavía quedan atisbos. Me insultaron, me dibujaron bizca, me amenazaron… En fin, comprendí entre otras cosas, que el poder feo está en dónde hay dinero y fanatismo. Fue de las pocas malas experiencias que he tenido como articulista y, diré, asimismo, que los furibundos no anónimos, pocos, eran varones.

Casi quince años después se hacen congresos de expertos que constatan que el uso de pantallas desde la infancia ha aumentado significativamente la violencia de género, entre otras violencias, en niños y adolescentes, alertando de que los datos de 2023 son ya dramáticos. Y aquí sigo clamando al viento.