
Desalojo
Los okupas amenazan al ser desalojados de varias viviendas en San Blas: “Un desahucio, otra okupación”
El edificio llevaba tres años con varios okupas en su interior. Todo lo desencadenó la denuncia de un vecino por mala higiene

Los okupas nunca se rinden. Pese a los intentos de algunos dirigentes en aumentar la seguridad de propietarios y vecinos, siguen instalándose en distintas viviendas. Las distintas soluciones, como la entrada en vigor una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que permite que los delitos de allanamiento de morada y usurpación de vivienda se tramiten bajo el procedimiento de juicios rápidos, no son del todo efectivas y los expertos en la materia se manifiestan.
Un abogado especializado explicaba que la solución es "recuperar la antigua institución del interdicto. Esto es, la recuperación sumaria posesoria de la propiedad o de una posesión de mejor derecho", es decir, con jueces especializados. Hacía una comparación con otro tipo de casos: "Un poco en la línea de lo que pasó con los jueces de violencia de género". La falta de jueces especializados retrasa los desalojos en muchos casos, pero en algunos, como el revelado por Telemadrid de la calle Albasanz 38 en el madrileño barrio de San Blas, se acaban dando.
Así vivían los okupas en San Blas
La okupación no era reciente, las personas llevaban viviendo en el interior del inmueble unos tres años, momento en el que llegaron desde otras viviendas okupadas. El edificio cuenta con seis plantas y los okupas en su mayoría son familias y jóvenes, que aseguran no tener recursos: "Llevamos aquí más o menos dos años y medio, esto estaba deshabitado y nos metimos porque no había nadie", afirma una de las okupas.
Otro de ellos hacia un mapa sobre la forma en la que estaban distribuidos: "Había familias con niños en la sexta, donde estoy yo, en la segunda y en la quinta". La situación pasó a ser más tensa recientemente tras la denuncia de un vecino por la mala higiene de varios perros. El okupa alega lo siguiente: "Nos han coaccionado poniendo en una zona común una cerradura y una alarma donde están los plomos". Además, en las imágenes de la cadena madrileña se muestra como algunas casas no estaban del todo ordenadas.
Esto desencadenó el desalojo
Tras la denuncia de un vecino por la mala higiene de los perros, intervino personal de mediación a petición de los propietarios. Así lo explicaba un miembro: "Evaluamos si eran o no conflictivos para ver a lo que nos podíamos enfrentar. Había de todo, aunque más por necesidad". El desalojo no fue sencillo, pero aseguran que, aunque el procedimiento no ha sido sencillo, algunos okupas prefirieron colaborar. "Se les ha ayudado para que busquen otro sitio o directamente que paguen una pensión o un hotel", explica el mediador.
Pese a la amplia presencia de okupas, según el medio madrileño, no había sensación de alarma en el entorno del edificio: "Por lo que sabemos nosotros, nada", afirmaba un vecino. Pese a que tienen que abandonar el edificio, una de las okupas lanza una amenaza: "Un desahucio, otra okupación. Siempre", afirmaba mientras apretaba el puño.
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