
Curiosidades
No, no es ciencia ficción: este país vive en 2017 y celebra Año Nuevo en septiembre
En definitiva, se trata de un país que vive en su propio tiempo y sin ceñirse al calendario mayoritario en el resto del mundo

Mientras gran parte del mundo vive hoy en el 7 de julio de 2025, en Etiopía el calendario marca una fecha muy distinta: 30 de Säne de 2017. A primera vista, esto podría parecer un error o un anacronismo, pero no es ni lo uno ni lo otro.
En realidad, se trata del reflejo de un sistema de medición del tiempo completamente diferente, que Etiopía sigue utilizando de forma oficial y cotidiana.
Etiopía utiliza el calendario etíope que consiste en un sistema basado en el calendario copto, con raíces religiosas y culturales profundas. A diferencia del calendario gregoriano que es que utiliza la mayoría del mundo, el etíope cuenta con 13 meses: doce meses de 30 días y un mes adicional conocido como 'Pagume', de solo 5 días (6 en años bisiestos).
¿Cuándo empieza el año en este calendario?
A diferencia del calendario gregoriano, que comienza el año el 1 de enero, en Etiopía el año nuevo se celebra el 11 de septiembre(o el 12 si el año anterior fue bisiesto). Esta festividad, conocida como Enkutatash, no solo marca el cambio de calendario, sino también el fin de la estación de lluvias y el inicio del ciclo agrícola, un evento importante en una sociedad aún muy vinculada al campo y al ritmo de la naturaleza.
Durante el Enkutatash, las familias se reúnen, se hacen regalos y los niños van de casa en casa cantando canciones tradicionales. Es una celebración profundamente espiritual, pero también una fiesta nacional que une a un país diverso en cultura, lenguas y religiones.

Las horas también se miden diferente
Las diferencias no terminan con los años y los meses. En Etiopía también se usa un sistema horario diferente al occidental. El día comienza a las seis de la mañana, hora a la que amanece en buena parte del país durante todo el año.
Por eso, las 7 de la mañana "nuestras" serían la 1 del día en Etiopía. Así, el reloj etíope divide el día en dos ciclos de 12 horas, empezando a contar desde el amanecer. Y aunque puede parecer confuso al principio, es un método que refleja una lógica profundamente alineada con el ritmo natural del día y la noche.
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