Sociedad

¿Puede una tabaquera ser sostenible?

Philip Morris International (PMI), lleva más de una década invirtiendo en la investigación y el desarrollo de productos alternativos al cigarrillo convencional para llevar a cabo una transformación de su modelo de negocio con una meta clara: un futuro sin humo

La Razón
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Philip Morris International (PMI), lleva más de una década invirtiendo en la investigación y el desarrollo de productos alternativos al cigarrillo convencional para llevar a cabo una transformación de su modelo de negocio con una meta clara: un futuro sin humo

Asegurar las necesidades de hoy sin comprometer las necesidades de mañana. Eso es la sostenibilidad, un compromiso de equilibrio con los recursos que nos rodean, sí, pero también con quienes habitan ese entorno, lo que, por supuesto, nos incluye a nosotros mismos.

De hecho, la Agenda de Desarrollo 2030 de las Naciones Unidas incluye, entre sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el de garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos. Y, es ahí donde Philip Morris Internacional (PMI) enmarca el pilar fundamental de su estrategia de sostenibilidad. “Según las previsiones de la OMS, en 2025 seguirá habiendo más de 1.000 millones de fumadores en el mundo. En este contexto, creemos que la mejor contribución que podemos hacer, en términos de salud pública, es ser capaces de ofrecer mejores alternativas para aquellos fumadores que van a seguir fumando. Además de poner todos los esfuerzos en reemplazar progresivamente el cigarrillo convencional por alternativas libres de combustión”, explica Gonzalo Salafranca, director de Asuntos Externos en la compañía en España.

Esta se trata de una intención que avalan los datos extraídos del último Informe de Sostenibilidad de la tabaquera, que detalla que solo en el año 2018, el 92% de la inversión en investigación y desarrollo de PMI se destinó a los productos sin humo. Entonces, ¿puede o no una tabaquera ser sostenible?

Desde PMI la respuesta es clara: sí, siempre y cuando la compañía de tabaco esté dispuesta a embarcarse en un enorme proceso de transformación para reducir el impacto de sus productos en la salud de sus consumidores. “Hoy en día, la tecnología y los avances científicos nos permiten proporcionar alternativas con el potencial de ser menos dañinas para aquellos fumadores que de otra forma seguirían fumando”, asegura al respecto Salafranca. Y es que, a pesar de la mala fama de la nicotina, arraigada a la dependencia que genera en los fumadores, lo cierto es que no es el componente más nocivo del tabaco, ni el causante principal de las enfermedades derivadas de esta adicción. Lo es, en su lugar, el humo resultante de su combustión que libera entre 6.000 y 8.000 sustancias de las cuales unas 100 son tóxicas. “Sabemos que lo mejor es dejar de fumar, pero para aquellos que van a seguir haciéndolo, nuestra mayor contribución es poder ofrecerles alternativas sin humo menos dañinas”, apunta el director de Asuntos Externos de la compañía.

Para este colectivo, PMI apuesta por productos innovadores que eliminan la combustión, siendo IQOS su primera tecnología, un dispositivo electrónico que calienta el tabaco liberando un vapor que contiene unos niveles de sustancias tóxicas que son, de media, un 95% inferiores en comparación con el humo de un cigarrillo; una alternativa que, por lo tanto y tal y como señalan desde la empresa, sin ser libre de riesgos, supone una mejor opción a seguir fumando.

Alcanzar la excelencia

Pero, aunque éste sea el centro de su estrategia en términos de desarrollo y sostenibilidad, la responsabilidad de PMI “va más allá de nuestros productos y está relacionada con la búsqueda de la excelencia en la manera en la que operamos como empresa, incluyendo la reducción de la huella medioambiental”, señala Gonzalo Salafranca. En este sentido y tal y como recoge el citado Informe de Sostenibilidad de PMI, la tabaquera lleva a cabo varias medidas concentradas en cuatro objetivos esenciales: alcanzar un consumo responsable de agua, no solo minimizando su gasto, sino participando activamente en la concienciación del valor de este bien natural; cumplir con un programa de reciclaje, contribuyendo a la economía circular, de nuevo, gracias a la transformación del negocio y a los dispositivos de calentamiento de tabaco, cuyas piezas pueden ser reutilizadas; prevenir la deforestación, colaborando con los productores de tabaco y sus comunidades para plantar árboles, y, finalmente, reducir al máximo las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar así el cambio climático, ahorrando energía, utilizando combustibles menos contaminantes y eligiendo una electricidad renovable.

De una forma u otra, todos, desde organismos e instituciones públicas hasta empresas y grandes compañías privadas, pasando por cada uno de los ocupantes de este planeta, tenemos en nuestras manos la capacidad de ser más sostenibles. Y eso incluye a las tabaqueras a las que la actualidad social y medioambiental exige una renovación completa que permita alcanzar un futuro sin humo, como viene haciendo PMI en la última década.

“Nuestro compromiso es total con la transformación hacia los productos libres de combustión; hemos invertido ya más de 6.000 millones de dólares en investigación y desarrollo y estamos convencidos de que es un camino de no retorno, pero, para que se dé el cambio, es necesario un debate plural y abierto basado en la ciencia existente sobre el papel que estas alternativas pueden jugar en términos de salud pública”, puntualiza Salafranca convencido del papel decisivo que pueden jugar las alternativas al cigarrillo tradicional en esta materia.

En 2018, fueron 6,6 millones de fumadores adultos los que dejaron de fumar cigarrillos convencionales y se cambiaron a IQOS, el dispositivo de calentamiento de tabaco de PMI, pero esto no es más que el principio porque, de cara al año 2025, la compañía espera que, al menos, 40 millones de personas, que de otro modo seguirían fumando, se hayan pasado ya a productos sin humo.; lo que, sin duda, se trata un objetivo ambicioso, pero no imposible.