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Historia

¿Qué hacían nuestros antepasados ​​cuando no existía el papel higiénico?

Durante la Edad Media, la limpieza tras hacer las necesidades se resolvía con lo primero que se tuviera a mano

¿Qué hacían nuestros antepasados ​​cuando no existía el papel higiénico? Freepik

Pensar en una vida sin papel higiénico parece hoy impensable. Sin embargo, este invento cotidiano solo comenzó a popularizarse en Europa hacia finales del siglo XIX. Hasta entonces, la humanidad recurrió a todo tipo de soluciones creativas para ocuparse de una necesidad universal.

Los romanos fueron pioneros en buscar alternativas más sofisticadas. Inventaron el 'tersorium', un palo con una esponja en la punta que se desinfectaba en agua salada o vinagre y se reutilizaba en las letrinas públicas. En contraste, los griegos preferían métodos más rudimentarios: desde emplear su propia mano hasta utilizar piedras pequeñas. Solo quienes tenían más recursos apostaban por vegetales como las hojas de puerro.

TersoriumWikipedia

Durante la Edad Media, la higiene quedó en un segundo plano y la limpieza tras hacer las necesidades se resolvía con lo primero que se tuviera a mano. Se usaban hojas, heno o incluso partes de la indumentaria. Era una época en la que lo práctico se imponía a cualquier otra consideración.

A partir del siglo XVI, las clases adineradas buscaron mayor comodidad con tejidos suaves como el cáñamo, el lino, el terciopelo o incluso el satén. Es célebre el caso de la condesa du Barry, que mandaba fabricar elegantes paños de encaje destinados a este uso íntimo. El papel continuaba siendo un artículo de lujo reservado a manuscritos y correspondencia, por lo que su desperdicio para fines higiénicos resultaba impensable. Aun así, excavaciones arqueológicas han revelado que algunos textos acabaron en las letrinas después de leerse.

El salto a la modernidad

La gran transformación llegó en 1857, cuando el estadounidense Joseph Gayetty lanzó al mercado las primeras hojas especialmente diseñadas como papel higiénico. Poco después, los hermanos Scott perfeccionaron el invento al idear los rollos de hojas separables, una innovación que triunfó con la expansión de los inodoros conectados a la red de agua corriente.