Cirugía
¿Cómo fueron las primeras operaciones de cálculos renales... sin anestesia?
No es fácil ponerse en la piel de Gentile aquella tarde de febrero de 1824 en la que, a sus 32 años, iba a convertirse en el primer ser humano al que le extraían un cálculo vesical mediante litotricia. Demasiadas emociones de golpe, demasiados miedos y esperanzas. ¿Qué imagen sería la que ocupara la mayor parte de su atención en aquellos estresantes minutos? Podría ser la mirada escéptica e implacable de los miembros de la Academia de Ciencias de París que acudían al evento como testigos. O el nervioso optimismo de su doctor, Jean Civiale, un francés empeñado en demostrar al mundo que existía otro método de extirpar cálculos alternativo a la sangrienta y peligrosa cirugía que por entonces se practicaba. Es posible que Gentile se tumbara en la camilla con la mente plagada de terrores y supersticiones. Sabía, sin duda, a lo que se habían visto expuestos otros pacientes con su misma enfermedad. Si, en lugar de Jean Civiale, a él le hubiera atendido otro médico, por ejemplo el afamadísimo doctor Maisonneuve, las cosas hubieran sido muy distintas...Mucho peores.
Podremos hacernos una idea del pavor con el que Gentile debió de acudir a la sala de operaciones aquella tarde. El doctor Maisonaeuve lo recibió mientras se ponía una sucia bata «llena de costras de sangre y de pus» y le explicaba el historial: «mal de la piedra». Demasiado delgado y débil para ser narcotizado, el paciente iba a someterse a la intervención sin anestesia.
Pero el joven asistente Jean Civiale había construido una sonda capaz de llegar hasta la vejiga. En su extremo, añadió una pinza que se podría abrir a distancia mediante un tornillo. Con ella podía sujetar la piedra y luego fragmentarla mediante un sistema de taladro a través de la sonda. Los aparatos utilizados para ello tenían formas inusitadas: debían estar compuestos de materiales suficientemente flexibles y duros a un tiempo y, seguramente, reposaban junto a la mesa de operaciones como extrañas herramientas de carnicería. Era el último grito en tecnología médica, la vanguardia de un siglo poblado por más sombras que luces en el terreno de la cirugía.
Gentile se sometió a tres intervenciones para extraerle sus cálculos. A todas ellas acudía andando y de todas salía por su propio pie. Jean Civiale acaba de sorprender a la comunidad médica de su país con una nueva técnica de cirugía menos invasiva, sangrante y dolorosa, 22 años antes de que se aplicara en medicina la primera anestesia moderna por aspiración de gases.
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