Nueva York
La esperanza de vida de las personas con discapacidad psíquica puede ser entre una y dos décadas menor
Un estudio de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, aseguran que las personas con discapacidad psíquica mueren por causas evitables con más frecuencia que la población general, y su esperanza de vida podría ser entre una y dos décadas menor. Así se desprende de los resultados de un estudio publicado en la edición digital de la revista "The Lancet", cuyos autores aseguran que con un buen apoyo asistencial la mayoría de estas personas podrían vivir "tanto como el resto de la población".
En el estudio analizaron los datos de un total de 247 personas con discapacidad psíquica que murieron en el suroeste de Inglaterra entre 2010 y 2012. Los hombres del estudio murieron a los 65 años de media, 13 años antes que la esperanza de vida de un hombre en el Reino Unido, mientras que en mujeres la edad media en el momento del fallecimiento era 63 años, 20 años antes que la media nacional.
Además, mientras que en Inglaterra y Gales se estima que el 13 por ciento de las muertes se podrían evitar con una mejor atención sanitaria, en estos casos el porcentaje casi se triplicaba con hasta un 37 por ciento de muertes evitables, en función de sus certificados de defunción. Los investigadores también examinaron las muertes de 58 personas sin discapacidad intelectual de la misma región y compararon las circunstancias que causaron el fallecimiento con datos de 58 personas del estudio.
De este modo, vieron que las personas con discapacidad intelectual tenían más probabilidades de depender de otros para comer o moverse, y también eran más propensos a vivir en hogares mal acondicionados, en algunos casos sin ni siquiera acceso a un cuarto de baño. Esos factores, junto con las demoras en el diagnóstico y tratamiento de problemas de salud y dificultades para adaptarse a los cuidados que necesitan es a lo que los autores del estudio atribuyen una mortalidad mayor y más prematura.
En cambio, el estudio no ha mostrado evidencia de que la vida en una residencia sea mejor para estas personas, según Pauline Heslop, autora del estudio perteneciente al Centro de Investigación Norah Fry, de la Universidad de Bristol. Lo realmente importante, apunta esta experta, es estar bien acompañado, con independencia de que esta ayuda provenga de un cuidador o de un familiar.
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