La opinión de Paloma Pedrero
Señor Rubiales
Su pensamiento ya no está permitido en esta sociedad
Mire usted, Señor Rubiales, mire usted, como percibo que no sabe el significado de la acción que llevó a cabo contra una jugadora, Jennifer Hermoso, en la entrega de premios del mundial de fútbol femenino; mujer valiente, talentosa, comprometida con su labor y su equipo, equipo de magnificas que dio una alegría enorme a toda España, se lo voy a intentar explicar de modo sencillo. Usted ejerció su poder sobre ella, afortunadamente de forma pública; después mintió y manipulo sus palabras.
Más tarde, cuando se le echaron las mujeres del mundo encima, culpabilizó a la víctima. Además, compró abiertamente voluntades y aplausos de sus subordinados. Y no quiero saber lo que hizo por detrás, aunque conociendo cómo funcionan los poderosos sin empatía ni ética, lo imagino.
Error garrafal
Señor Rubiales, su error ha sido garrafal porque eso que usted no comprende, y que se empeña en llamar un «piquito entre amigos», lo hemos visto en vivo y en directo millones de hombres y mujeres.
Sí, quizá, la mayoría de los hombres no se dieron cuenta al principio, hay muchos «Rubiales», quizá tuvieron que esperar a que se manifestarán otros poderes para reaccionar; la mayoría, es verdad, todavía no lo ha hecho; pero mi desestimado señor, su reacción, muy comprensible dado su pensamiento, ya no está permitida en esta sociedad, y la ignorancia no exculpa del delito, usted que sabe de juzgados sí será consciente de eso.
Mire, el machismo es algo muy arraigado en este país nuestro, nosotras mismas tenemos que luchar para quitarnos ciertas máximas patriarcales, y el fútbol ha sido un nido de hombres machistas y escandalosos que no han querido reaccionar contra esta injusticia.
Gracias a su error la olla se ha destapado. Porque usted representa a muchos de los que andan por ahí calladitos, porque usted es de los que hace violento el mundo.
Pero ya ni las jugadoras ni la inmensa mayoría de las mujeres lo vamos a permitir. Deje que le juzguen y lo aireen, deje que vayan delatándose sus cómplices. Ojalá consigamos detenerlos.
Atentamente.
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