Contaminación ambiental
Sentilel 5P: el vigilante de la polución del planeta
LA RAZÓN asiste al lanzamiento del primer satélite europeo que monitorizará seis gases nocivos y aerosoles responsables no sólo del cambio climático: también de más de 400.000 muertes cada año en Europa.
LA RAZÓN asiste al lanzamiento del primer satélite europeo que monitorizará seis gases nocivos y aerosoles responsables no sólo del cambio climático: también de más de 400.000 muertes cada año en Europa.
Hace sólo tres días, la Agencia Europea del Medioambiente (AEMA) volvió a dar la voz de alarma: el número de muertes prematuras por contaminación superaba las 400.000 en 41 países de Europa, según datos de 2014. Y no sólo eso: el informe alerta también de que otros grandes contaminantes como el dióxido de nitrógeno (NO2) y el ozono troposférico (O3) causaron alrededor de 78.000 y 14.400 muertes prematuras, respectivamente. ¿Cómo combatirlo?
A las 11:27 horas de ayer, la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzaba el satélite Sentinel 5p del programa Copérnico desde la base rusa de Plesetsk, el primero dedicado a monitorizar nuestra atmósfera y comprobar los gases que alberga. 79 minutos después, enviaba las primeras señales a la Tierra para confirmar su correcta colocación en la órbita adecuada. «Tras esa hora y media de lanzamiento, el satélite pasa al modo de prueba. Se encienden todas las herramientas», explica a LA RAZÓN, que asiste al despegue, Kevin McMullan, responsable del proyecto Sentinel 5p. La herramienta clave, llamada Tropomi, «permanecerá 25 días a una temperatura de entre 20 y 30 grados para evitar que los gases que han viajado con él interfieran en sus mediciones, ya que sus lentes son muy sensibles». Todas las fases se fueron superando tal y como se esperaba, «a pesar de ser viernes 13 y de que este sea nuestro decimotercer lanzamiento», bromeaban algunos miembros de la ESA que presenciaron el despegue. Y es que, como confirmaba McMullan horas antes, en esta misión se han invertido 240 millones de euros, de ahí que la expectación fuera importante.
El año pasado, la ESA mandó a Marte un orbitador para desentrañar los enigmas de los gases que rodean al planeta rojo. En ese momento ya se había anunciado el lanzamiento de este nuevo satélite. ¿Eso quiere decir que vamos a conocer antes la situación de la atmósfera marciana antes que la nuestra? No. Un documento de algo más de 200 páginas determinó en 2008 que se construiría esta nueva sonda. Todo surgió en una habitación que alberga a 32 personas. Ellos son la fábrica de ideas y misiones de la ESA. «Sólo entre el 10 y el 15 por ciento de ellas termina en misión», explica Massimo Bandecchi, responsable desde hace 10 años de este área, mientras enseña cómo era ese primer dibujo de Sentinel 5p y cómo utilizan piezas de Lego para mostrar esos bocetos. «Tenía forma de pájaro», señala. Fue en esta sala donde diseñaron a Tropomi, un instrumento de medición troposfórica que, por medio de barridos, identifica cada uno de los gases y de los aerosoles responsables de muchos problemas de salud.
Exactamente a las 13:01 horas, todos los equipos participantes en el satélite, así como representantes de Airbus Reino Unido y Holanda, las principales constructoras, saltaban de alegría. Los aplausos inundaban la sala Erasmus del centro Estec de la ESA en Holanda. En la pantalla, una línea curva, similar a la de un electrocardiograma, iba marcando una serie de ondas. Sin embargo, a esa hora, la onda se hacía más intensa. «Confirmamos que el satélite se ha separado satisfactoriamente», anunciaban desde el centro de control en Darmstadt (Alemania) con una amplia sonrisa. Durante los próximos tres días comprobarán que Sentinel 5p está en la órbita adecuada.
Pasados 40 días del lanzamiento, el satélite empezará a enviar los primeros datos. «El objetivo es observar la atmósfera. Los anteriores satélites del programa Copérnico miden otros aspectos de la Tierra como el hielo o el océano, pero ahora podremos comprobar el origen de cada uno de los gases que emanan a la atmósfera y que son responsables de un problema muy serio de salud, así como del efecto invernadero. Queremos que, con nuestros datos, los gobiernos tomen decisiones. Además, los datos van a ser accesibles a todo el mundo a través del smartphone», dice McMullan. Con esto se sigue con la política de la Agencia europea de ofrecer todos los datos de sus satélites de forma libre y gratuita.
¿Qué medirá exactamente este «Gran Hermano» del espacio? Detectará los seis gases responsables del cambio climático y de muchos problemas de salud: el ozono estratosférico nos protege de la radiación ultravioleta, pero si aparece en las capas más bajas puede causar problemas respiratorios y dañar la vegetación; el formaldehído se libera de los incendios forestales y, aunque su vida es corta, es una de las principales fuentes de monóxido de carbono, irritando los ojos y el revestimiento de la nariz y la garganta; el dióxido de nitrógeno contamina el aire por las emisiones del tráfico, y el CH2 o metileno tiene su origen en la industria de los combustibles fósiles y puede producir dolor de cabeza y náusea.
Los últimos dos, monóxido de carbono y dióxido de azufre se producen por la quema de combustibles fósiles y no sólo afectan a las vías respiratorias, también al flujo sanguíneo. A estos gases se suma el control de los aerosoles, de las partículas 2,5PM de las que los coches son los principales responsables. «Con Tropomi podremos señalar el origen de cada uno de estos contaminantes. Se puede observar el paso de un barco o de una avión y qué lanzan cada uno de ellos a la atmósfera», subraya McMullan con orgullo.
El Sentinel 5P será el centinela del espacio contra la polución. ¿Qué nos depararán los próximos 6, 7 y 8?
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