Carreteras

Si «whatsappeas» no conduzcas

Los científicos estiman que pasamos un 10% del tiempo sin mirar la carretera

Si «whatsappeas» no conduzcas
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¿Cuánto tiempo apartamos la vista de la carretera? Mejor no hagan la prueba. Y mucho menos durante los interminables desplazamientos navideños. Los Institutos Nacionales de Salud de EE UU y el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia han hecho el cálculo: si conducimos una hora, durante seis minutos lo hacemos sin mirar el asfalto. O dicho en términos generales: alrededor de un 10% del tiempo que dedicamos a la conducción lo empleamos además en otras «tareas». Así, somos capaces de comer, manipular el móvil y «whatsappear» sin soltar el volante. El resultado de este estudio se publicó ayer en la revista «New England Journal of Medicine».

Los científicos instalaron cámaras de vídeo y sensores internos en los vehículos de 150 conductores de entre 18 y 72 años, alrededor de la cuarta parte de ellos noveles y el resto con 20 años de experiencia de media. Durante un periodo que osciló entre los 12 y los 18 meses, los sensores registraron las aceleraciones, los frenazos y los virajes. Cuando tuvo lugar algún accidente, los investigadores tomaron nota de la actividad que los conductores realizaban al margen de la conducción. Así, identificaron estos sucesos cuando los participantes hablaban, manipulaban sus teléfonos o trataban de cogerlos, buscaban algún objeto en el coche, ajustaban la calefacción, comían, bebían, etc... «Los resultados apoyan la tendencia actual de implementar restricciones de escribir mensajes y usar móviles dentro de los vehículos», aseguró Bruce Simons-Morton, coautor del estudio.

Las principales víctimas de las distracciones son los conductores principiantes, sobre todo adolescentes. El estudio revela que cuentan con ocho veces más de posibilidades de colisionar mientras manipulan sus teléfonos, casi cuatro veces más de chocar cuando escriben mensajes y tres veces más cuando comen. «Cualquier cosa que aparte la vista de la carretera puede ser peligrosa. Pero nuestro estudio muestra que estas prácticas son especialmente arriesgadas entre los conductores noveles, que no han desarrollado un juicio sólido en lo que respecta a la seguridad tras el volante», afirmó Simons-Morton.

Curiosamente, el hecho de hablar por teléfono no supuso un aumento del riesgo, ni entre los adultos ni entre los adolescentes. Sin embargo, debido a que para hablar por el móvil es necesario alcanzarlo previamente y manipularlo, los autores concluyeron que sus resultados proporcionan un apoyo a los programas de concesión de permisos de conducir que restringen el uso de dispositivos electrónicos, especialmente entre los más jóvenes. Por ello, también subrayaron la necesidad de educar a los jóvenes–especialmente por parte de los padres– sobre el peligro de la «conducción distraída».

¿Y qué ocurre en nuestro país? De los 1.010 accidentes mortales que se produjeron en España durante 2012, casi la mitad se originaron debido a una distracción, superando a otros factores como la velocidad inadecuada, el cansancio o el sueño. Así lo reflejaba el «Primer Barómetro de las distracciones en España» elaborado por el Real Automóvil Club de España (RACE) en colaboración con BP. Según una encuesta en la que participaron 4.473 conductores, las distracciones más frecuentes fueron escuchar la radio –reconocido por un 85,3%–, seguido por hablar con algún ocupante –77,7%– y pensar en las preocupaciones personales –56%–. Muchos menos reconocían haberse distraído por usar el móvil: el 46% se despistó mientras hablaba, jugaba o chateaba con el teléfono. Sin embargo, eran menos benévolos cuando se les preguntaba por otros conductores: el 85,2% afirmaba que era frecuente ver a otros hablando a través de estos dispositivos.

Algunos estudios han sido categóricos en lo que respecta al uso del teléfono: no existen diferencias entre conducir pendiente del móvil y hacerlo en estado de embriaguez. Así lo reflejaba un reciente estudio de la Universidad de Barcelona, en colaboración con varias universidades australianas, que concluía con que escribir un SMS mientras se conduce disminuye tanto la capacidad de reacción como si se doblara la tasa de alcohol permitida. ¿La conclusión? Si bebes, o «whatsappeas», no conduzcas.