
Reportaje
Soberanía digital: datos e Inteligencia Artificial "a la europea"
Alberto Palomo, quien fuera el primer Jefe de Datos del Gobierno de España, dirige ahora la estrategia de mercado de "Gaia-X", una iniciativa que busca crear un ecosistema digital común para garantizar el futuro industrial de la UE

La Inteligencia Artificial (IA) está llamada a causar una gran revolución a nivel mundial y a traer consigo nuevas eras en sectores que van desde lo económico hasta lo sanitario o lo social. La irrupción de esta herramienta, que crece y avanza a un ritmo frenético, también ha traído consigo grandes problemas que, hasta la fecha, eran inimaginables. Hace dos décadas, por ejemplo, pensar en lo que se podía hacer con los datos que están en el mundo digital quizá no era una preocupación. Ahora, tras años de digitalización, esta cantidad de datos sobrepasa cifras desproporcionadas, y pensar en dónde almacenarlos, cómo manejarlos o compartirlos sí se antoja como algo preocupante.
La evolución de la tecnología y la importancia de todos los datos que se almacenan en la nube han dado pie a lo que se conoce como «economía del dato», un modelo económico en el que los datos se consideran un activo valioso que, mediante la recopilación, el análisis y la comercialización, generan valor económico. Lo que antes era un tema de nicho ahora es algo que atañe a los gobiernos de todas las regiones. Especialmente a los de las europeas, que son conscientes de que van por detrás en relación a países como Estados Unidos o China.
En los últimos tiempos, desde la Unión Europea (UE) se ha tratado de impulsar una serie de iniciativas que pretenden ser alternativas a los servicios y productos digitales de los gigantes del sector. Y es que, gran parte de los datos que generamos desde Europa usando cualquiera de los miles de servicios tecnológicos que hay, se almacenan y están gestionados por empresas extranjeras. Algunos de estos datos, por supuesto, son de carácter altamente sensible, y (debido a la alta complejidad e interrelación entre las infraestructuras que los albergan y transforman) no siempre resulta sencillo certificar que cumplen con las normas de nuestro territorio. La situación de dependencia en una materia que se supone esencial ha despertado a la UE, que ya lleva años trabajando en revertir el panorama actual.
En este contexto nace el término de «soberanía digital», que busca que cada Estado tenga derecho y capacidad para controlar sus activos digitales sin depender de actores externos. El 18 de este mes, en Berlín, se celebrará la Cumbre sobre Soberanía Digital Europea, en la que los estados miembros firmarán una declaración a favor de la cooperación para fomentar un control nacional en la infraestructura y las tecnologías digitales.
Alberto Palomo, quien fuera el primer Jefe de Datos del Gobierno de España y que actualmente dirige la Estrategia de Gaia-X, uno de los proyectos más importantes de la UE que busca la ansiada soberanía digital mediante la creación de un potente estándar para la infraestructura de datos.
Gaia-X: asegurarse el futuro
En una entrevista para LA RAZÓN, Alberto Palomo cuenta que la idea original surge en 2019 del Ministerio de Finanzas alemán, a partir de la necesidad de «pensar en cómo empoderar a las industrias nacionales para que tengan acceso a los recursos básico de la IA: datos y capacidad de cómputo». Según la experiencia de este doctor en Física, «estamos viendo un momento muy interesante de digitalización 2.0 ligado a la Inteligencia Artificial. Lo que viene por delante da vértigo, porque estamos entrando en un punto donde las máquinas son capaces de pensar y ejecutar por nosotros. «Para mí, la clave en esto es que necesitas entender lo que está pasando por debajo del proceso de la IA, porque si no lo entiendes, literalmente estás vendido». «Igual que cuando me subo a un avión, asumo que el piloto está certificado. No me subiría con mi sobrino dedos años pilotando», añade. Ceder por completo el diseño de las arquitecturas técnicas de la IA a gigantes tecnológicos internacionales, representa un poco ese acto kamikaze que supondría subirse a un avión manejado por un niño. «Europa tiene muchos datos, pero están dispersos y aislados. La idea no es sacar del mercado a otros, sino ofrecer una alternativa», explica Palomo. Esta necesidad de tener la información ubicada en nuestro propio territorio también se ha hecho patente para las empresas norteamericanas o chinas, y muchas de ellas ya están trayendo sus centros de datos a ciudades de Europa.

Gaia-X, que ha escalado fuera de la UE hasta países como Brasil, Japón o Corea del Sur, busca crear un estándar común para facilitar que los diferentes servicios de datos y de nube que las organizaciones europeas usan sean interoperables entre sí. Para facilitar la comprensión de esto, el Director de Estrategia del Proyecto recurre a un ejemplo con coches: «Imagínate que un coche solo puede usar una marca de gasolina. Eso es cero flexible. Sin embargo, si se crea un estándar que permite usar una gasolina para todos los coches, la cosa mejora». Con Gaia-X se quiere facilitar un estándar para que las organizaciones puedan utilizar los recursos de datos y de nube con transparencia, trazabilidad y flexibilidad, y no depender exclusivamente de un solo proveedor, con las limitaciones contractuales que éste ofrezca.
Cuando Alberto trabajaba para el Gobierno, su misión consistía en negociar las políticas españolas en Europa en materia de datos y de nube, así como desarrollar un modelo de referencia para crear una infraestructura de datos. «Ya entonces, la vicepresidenta Nadia Calviño decía que era inconcebible pensar en la economía del futuro separada de lo digital», recuerda. Ahora, esto está más que confirmado. «El futuro digital es el futuro económico de la UE. Y del mundo. No podemos perder competitividad, porque eso supone no crear nuevas tecnologías, pagar más por aplicar las de otros… Ya perdimos la batalla de los datos personales y de la creación de redes sociales, ahora no podemos quedarnos atrás», defiende el Director de Estrategia de Gaia-X.
La IA va a ser un cambio paradigmático para la sociedad, para la productividad y para el modelo económico del futuro, por lo que no se trata solo de preparar a las organizaciones para que puedan usarla: «Si esto va a ser la base de nuestro crecimiento tenemos que ser capaces de proveerlo, no depender de que otro me lo dé», sentencia Palomo.
Un proyecto de uso libre que ya está disponible
Gaia-X no se trata de una nube alternativa europea, sino de «un paradigma sobre cómo debieran operar los servicios digitales europeos», por lo que aspira a consolidar un estándar abierto que permita a organizaciones gestionar datos e infraestructura de forma «transparente y distribuida». Este mes se presentará la tercera versión de este sistema, que lleva desde 2021 en operación. Para Palomo, «hay una cierta competición por ser capaces de captar los beneficios de la IA». Están quienes la usan, y quienes la construyen. «Es como en la búsqueda del oro de los 1849. Gana dinero el que lo encuentra y el que te vende las palas». Gaia-X busca facilitar la transparencia en el uso y en cómo funcionan las palas con las que buscar el “oro de la IA”. «Si no lo eres capaz de entender, auditar y trazar lo que pasa con los datos que usa la IA, estás construyendo un castillo sobre hojas de papel». Para este hombre, «es el momento de decidir ser cabeza de caballo o cola».
Resulta indiscutible pensar en que la unión hace la fuerza, y más cuando el mercado en el que se busca competir está lleno de conglomerados gigantes. Palomo recuerda que en un mundo altamente globalizado “hay que buscar aliados, y los más naturales son nuestros vecinos, nuestros compañeros europeos. Crear redes y sinergias es algo que tiene que trascender”. Enrico Letta hablaba recientemente de la necesidad de avanzar hacia un mercado único europeo que realmente funcionemos como una unión. “En gran parte eso para gracias al mundo digital”, puntualiza el entrevistado antes de dar un dato que nos hace ser más conscientes de la importancia, a nivel económico, de lo que estamos hablando: “Hay empresas americanas, como Nvidia, que tienen una capacitación en bolsa más alta que todo el PIB alemán. Nos estamos quedando rezagados”. Para este hombre, “es el momento perfecto de decidir si queremos ser cabeza de caballo o cola.
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