
Salud
Soy dermatóloga y debes dejar de usar esponja al ducharte: la mayoría de las personas lo hacen mal
La experta asegura que hay métodos más seguros para nuestro cuerpo que el uso de este objeto

Las personas al darnos una ducha eliminamos el sudor o suciedad de nuestro cuerpo. Algo necesario para mantener una buen olor y una higiene adecuada, pues la rutina de baño es parte de millones de hombres y mujeres. Sin embargo, si lo hacemos mal, estaríamos malgastando el agua, o tal vez haciendo daño a nuestra propia piel. Así lo indica una dermatóloga, quien asegura en un video compartido en su cuenta de TikTok que bañarse usando esponjas o derivados podría perjudicarnos y, así, no deberíamos usar este objeto común en baños.
Lo cierto es que la esponja se ha convertido en un objeto fundamental para la higiene corporal. Se trata de un indispensable junto a otros como el gel y el champú, usados durante nuestro baño, o el desodorante, para después. No obstante, son muchos los expertos que avisan de que las esponjas tienden a ser un nido de microorganismos que pueden ser perjudiciales para nuestra salud.
"La piel solo necesita a la hora de bañarnos agua, mano y jabón, no necesita más", explica la influencer, recordando que "cuando usamos esponjas para bañarnos generamos fricción en la piel". "Esa fricción produce inflamación, que a su vez crea células de pigmento", añade.
Por qué no debes usar esponja en la ducha, según una dermatóloga: esto es lo que le pasa a tu cuerpo
Las esponjas son un entorno gigantesco para las bacterias y estos microorganismos pueden sobrevivir durante mucho tiempo en este objeto, sobre todo cuando no llega suficiente jabón para matar todos estos gérmenes, especialmente si tiene una superficie rugosa o porosa.
De acuerdo con la dermatóloga, entre las consecuencias de tallar regularmente la piel está la melanosis friccional, caracterizada por la aparición de manchas de color marrón, oscuro o negras en la piel, predominante en áreas como cuellos, axilas o la entrepierna.
Además, las bacterias vuelven a crecer por toda la esponja fácilmente por la humedad o el tiempo que permanece en nuestra ducha sin ser usada, captando bacterias procedentes de otros rincones de la ducha o el baño. Su uso también puede alterar el equilibrio natural de la piel, llevando a una sequedad excesiva.
Según explican los expertos, uno de los problemas que pueden aparecer es que rápidamente empecemos a oler mal otra vez, al haber microorganismos que sobrevivan al gel y lleguen a nuestra piel. También puede causar enfermedades de la piel, como foliculitis, o en otros lugares del cuerpo, como otitis, ya que estudios han documentado esto último.
Algunos de los consejos que aportan los expertos es que debemos aclarar bien la esponja después de ducharnos y dejar que se seque completamente. Asimismo, no es conveniente dejarla colgada en la ducha, ya que el baño, y en especial la ducha, está en un ambiente bastante húmedo, causa principal de que haya tantos microorganismos.
En el caso de que usemos esponja, conviene limpiarla cada semana con un poco de lejía, que pueda alcanzar todos los rincones y desinfectarla bien. Los expertos recuerdan que cada pocos meses, como mucho tres o cuatro, deberíamos cambiar este objeto por uno nuevo.
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