
Escándalo Tabernero
«Tabernero es un gran médico, pero también alguien falto de moral»
LA RAZÓN habla con el empresario Àngel Surroca, el responsable de la denuncia por la presunta mala gestión del importante legado de Pere Mir

Àngel Surroca es un hombre hecho a sí mismo y dispuesto a que se conozca la verdad sobre uno de los escándalos que están protagonizando la vida social catalana. Hablamos del supuesto expolio del generoso legado dejado por el empresario Pere Mir y la Fundación Privada Cellex. La jueza de Barcelona Myriam Linage Gómez está investigando en la actualidad a Jordi Segarra Pijuan, mano derecha e izquierda de Mir; a Josep Tabernero Caturla (jefe de Oncología Médica del Hospital Vall d’Hebron y director del Vall d’Hebron Institut d’Oncologia), médico de su confianza, y al abogado Juan Francisco Capellas Cabanes por presunta administración desleal y apropiación indebida. Surroca hacía tiempo que sospechaba que las cosas vinculadas con Pere Mir iban mal, como denunció públicamente en un libro en febrero de 2022. En «De la fusta a la fusta. La Història del Grup Derivados Forestales (1942-2006)» ya apuntaba sus dudas sobre la mala administración del legado de Mir, pero no tuvo respuesta. Ahora, tal y como explica a LA RAZÓN, «estoy siguiendo atentamente lo que está ocurriendo, observándolo paso a paso. Quiero sobre todo que se haga justicia. Pere Mir murió en 2017. Mi libro salió en 2022. En 2023 todos estos ilustres señores se dieron de baja del entramado de compañías en que estaban implicados. Ahora niegan haber estado en dichas compañías y estaban en todas partes».
Al hacer balance de lo que era la fortuna del empresario desaparecido, Surroca responde que Mir «tenía mucho dinero procedente del grupo de empresas que yo creé. Él era el único accionista y recibió durante muchos años dividendos y royalties de las empresas mexicanas que se enviaban a su cuenta de JP Morgan en Nueva York. En 2002 vendió el 45% del grupo Derivados Forestales [al Banco Sabadell y, posteriormente, en 2006, la totalidad a Ercros. Sé que tenía también en una cuenta en Suiza prácticamente unos 400 millones. Así que de dinero había mucho. En determinados momentos invirtió en el Nasdaq, en la bolsa de Nueva York, el equivalente a 5.000 millones de pesetas, que posteriormente subió mucho».
Los bienes de Mir
Cuando se le pregunta por los bienes de Mir, el hombre que fue el cerebro y director del grupo empresarial entre 1954 y 2006 afirma que el desaparecido mecenas no fue un gran coleccionista de arte, pero sí destaca algunos cuadros que poseía y que hoy están en paradero desconocido. «La pinacoteca se la quedó uno de los tres albaceas como una autodonación», apunta Surroca. Mir también tenía pintura de Olga Sacharoff y de Eugenio Lucas. Igualmente los Mir poseían numerosas joyas, de las que Surroca destaca «una pieza superespecial que valía mucho dinero, un anillo con un diamante de 10 quilates, purísimo, de una talla muy especial en forma de pera y de mucha pureza y calidad». La joya está en paradero desconocido.
Como si se tratara de una novela policial, las sospechas de que las cosas no iban bien arrancan el 10 de marzo de 2017, el día en el que Pere Mir fallece en su domicilio barcelonés a los 97 años. En el momento de la muerte lo acompañaba el doctor Josep Tabernero que fue quien certificó el deceso. «Lo certificó a las 22:50 de la noche y al cabo de hora y media ya estaba la funeraria allí para recoger el cadáver camino del crematorio. Llama la atención que todo fuera tan rápido para deshacerse del cadáver. Lo lógico es que hubiera muerto rodeado de médicos, ya que había hecho tantas donaciones, y en alguno de los hospitales a los que ayudó, como el Clínic o la Vall d’Hebron. Hay una segunda parte y es que la familia no se enteró de la muerte hasta el día siguiente. Las sobrinas lo supieron al día siguiente, a las siete de la mañana, cuando las llamó el señor Segarra, quien les dijo que no habría entierro, que no habría nada», rememora con tristeza Àngel Surroca. A este respecto apunta que el final de Pere Mir «es muy sospechoso. Tal y como sucedió todo, no puedes evitar pensar que fue una muerte programada».
Conocimiento
Surroca admite saber que Mir y Tabernero se conocían, «pero nunca los vi juntos». Por eso le parece tan raro que el reconocido médico fuera el receptor de la exclusiva residencia del empresario en Baqueira Beret, una propiedad de un valor fiscal, según la investigación judicial, de 642.000 euros. Fuentes cercanas a Tabernero aseguraron que Mir había prometido a Tabernero aquella vivienda en vida, aunque no hay ningún documento escrito que certifique esta voluntad. Surroca se reunió con Tabernero para intentar aclarar este tema: «El señor Mir tal vez hacía quince o veinte años que no había puesto los pies en Baqueira por su edad. Si le quiso donar tuvo muchos años para hacerle la donación. Es muy sospechoso que su respuesta [la de Tabernero] es que le dijera en vida que le regalaba el chalet tras tantos años atendiéndolo y de saber que le gustaba ir a la nieve. A mi, que me firmó cartas prometiéndome el 20% y más del Grupo y que al final no me dejó nada, es muy extraño que no teniendo ningún papel le hiciera este regalo en vida».
El empresario empezó a sospechar que algo iba mal incluso previamente al fallecimiento de Pere Mir. «Antes de morir, el señor Segarra hacía tiempo que lo rondaba a él y a la señora Mir. Me lo presentaron en una cena como especialista en fundaciones. Se creó la fundación, que estuvo mucho tiempo sin activar, pero no he vuelto a ver al señor Segarra, aunque lo he intentado. Tras la muerte de Mir y al saber que se había quedado la casa de Baqueira, inicié una investigación a través de la agencia de detectives Método 3, con Francisco Marco. Cité a Tabernero en un reservado de un restaurante de Barcelona que aportó una copia del registro de la propiedad de la casa de Baqueira, que demostraba que se quedó al 50% él y al otro 50 % su mujer». Surroca recuerda que le preguntó cómo era posible que se hubiera quedado aquella casa de Baqueira. «La respuesta fue enseñar el papel [del registro de la propiedad] y decir que la donación del señor Mir fue de palabra».
El 6 de marzo de 2023, Àngel Surroca presentó un escrito ante la Generalitat de Cataluña en el que denunciaba que algo se estaba haciendo incorrectamente con el legado de Pere Mir. Ahora, cuando ve que su denuncia ha servido para abrir la investigación, tiene la esperanza de que el dinero del empresario desaparecido «no se haya fundido ni perdido. Se está llevando a cabo la investigación adecuada, para identificar la red de empresas y fundaciones en el extranjero para encontrarlo todo y recuperar el dinero».
Cuando nos despedimos, en el momento final de esta entrevista, le pregunto qué imagen le ha quedado del doctor Josep Tabernero tras toda la controversia: «Es un gran científico y un gran médico, pero con estos hechos es alguien falto de ética y moral», comenta Àngel Surroca.
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