Acoso sexual
Un primer paso para frenar el machismo social
Crear conciencia social como ha hecho el movimiento #MeToo es un objetivo importante, pero, lamentablemente no podrá fin a la violencia sexual y el abuso. Como dice Jackson Katz, «hablamos de cuántas mujeres fueron violadas el año pasado, no de cuántos hombres violaron a mujeres». La forma en que hablamos de violencia sexual lo define como un problema «de mujeres» y asigna a éstas la responsabilidad de evitar la violación y la violencia sexual. Necesitamos cambiar este marco para que, como sociedad, pesemos acerca de cómo los hombres pueden detener esta violencia sexual. Los pequeños pasos que los hombres pueden dar cada día en este sentido incluye hablar en contra del lenguaje y las bromas sexistas, desafiar la desigualdad, denunciar públicamente si son testigos de un caso de acoso sexual o violencia, y asegurar que sus relaciones estén libres de violencia sexual y coerción. En última instancia, para lograr la igualdad de género, debemos desafiar las masculinidades dañinas que toleran la violencia.
En Estados Unidos, el 18.3% de las mujeres aseguran haber sido violadas en su vida y el 44.6% afirman haber sido víctimas de violencia sexual además de la violación en su vida (coerción sexual, contacto sexual no deseado y experiencias sexuales no deseadas sin contacto). Las mujeres en edad universitaria están en alto riesgo. De las víctimas de violación, el 37,4% de las mujeres sufrieron la primera agresión entre los 18 y 24 años. Dado el gran número de mujeres que han sido violadas, agredidas sexualmente, abusadas sexualmente y acosadas, no es sorprendente que tantas estén compartiendo estas experiencias de manera pública. Al mismo tiempo, debido a los mitos comunes que avergüenzan y culpan a las víctimas de violencia sexual y abusos, muchas mujeres no se han atrevido a contar sus experiencias.
El movimiento #MeToo ha servido durante todo este año para crear conciencia sobre la violencia sexual, pero esto no es suficiente. No se puede quedar ahí. Éste es un asunto ambicioso y requiere muchos medios para llegar a la meta. En primer lugar, comenzaría señalando los aspectos económicos (el primero de ellos, la igualdad salarial), las políticas favorables a la familia (como son los permisos de trabajo familiares retribuidos), la representación política en todos los niveles de gobierno y el acceso a la atención médica (donde de estar incluida la atención de salud reproductiva).
Los recientes acontecimientos que se han vivido por ejemplo , en Estados Unidos, donde un candidato al Tribunal Supremo está siendo investigado por abuso sexual, han puesto en relieve las diferencias que todavía existen en la esfera del poder entre hombres y mujeres. Este techo de cristal que todavía sigue existiendo. Sin cambiar fundamentalmente estas dinámicas de poder, no lograremos la igualdad.
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