Lucena

Una digna y pionera forma de despedir a tu mascota

La muerte de una mascota, aunque pueda parecer un acontecimiento insignificante para muchas personas, suele tener un gran efecto en los dueños, que en muchas ocasiones, por desconocimiento, se deshacen de los restos de cualquier forma, enterrándolos o arrojándolos al campo.

También hay otras personas que, bien asesoradas, contactan con los servicios municipales o con su clínica veterinaria, que pueden ofrecer alternativas como la cremación.

Lo que no estaba contemplado, al menos hasta hace un año, es contratar los servicios de una funeraria de animales, como es el caso de "San Francisco de Asís", el negocio que regenta en la Calle Alfonso XIII de Córdoba Juan Carlos Gisbert, y que es el primero de estas características abierto en España.

Gisbert tiene 48 años, lleva toda su vida trabajando por y para los animales, y lo cierto es que tiene un aura de funerario, que se refleja en su hablar calmo y en su mirada serena ante la muerte, en este caso, de los animales de compañía.

De hecho, la Funeraria de Animales y Mascotas "San Francisco de Asís"nació tras una desgracia personal, cuando el propio dueño tuvo que sacrificar a su mascota después de que ésta, en un arrebato de celos, atacara a su hija.

"Entonces me encontré con el vacío existente que había. Porque no podía despedir dignamente a mi animal, y lo tuve que entregar a la empresa municipal de control animal, lo que me parecía muy pobre como pago a esa mascota", explica a Efe este funerario, que comenzó entonces a informarse sobre cómo cubrir este vacío.

Para su puesta en marcha, se encontró con un gran "vacío legal"y con la falta de referentes, al menos en España, lo que le llevó a fijar la vista en empresas de Alemania, Bélgica y Holanda, pioneras en este tema.

A diferencia de las clínicas veterinarias, que no pueden ofrecer este servicio y lo único que hacen es trabajar con una empresa crematoria, su funeraria ha roto de alguna manera el monopolio al ofrecer la cremación a unos precios por debajo de los que hasta ahora estaban establecidos, lo que le ha granjeado el recelo de algunas clínicas.

"Todo es un negocio", dice al respecto Gisbert, que trabajó durante años en el servicio de recogida de animales de la Diputación de Córdoba, y que sólo cuenta con el apoyo de seis clínicas veterinarias en Córdoba.

Su funeraria cuenta con dos modalidades de servicio de incineración, la colectiva, sin recuperación de las cenizas y que tiene un coste de 35 euros, y la individual con recuperación de las cenizas en urna, y que puede llegar hasta los 130 euros, en función del tamaño del animal.

Para ello, se recoge a los animales, tanto en clínica como en los domicilios particulares, y también ofrecen la posibilidad de utilizar las cenizas para hacer joyas u otros objetos y recordatorios.

También ofrece ataúdes a medida para enterrar a las mascotas, algo que está prohibido pero que no se puede evitar, y para lo cual Gisbert está involucrado en un proyecto para crear un cementerio de animales, algo muy común en otros países y que en España apenas existe.

En el año que lleva abierto el negocio, su propietario dice haber percibido una evolución en la visión de la ciudadanía, que partía de la falta absoluta de referentes, y que hoy, "por suerte", incinera más a sus animales.

"Lo que sí he notado, sobre todo, es que hay mucha desconfianza sobre el método de incineración. La gente insiste en asegurarse de que no se incinere a su animal con otros", especifica el funerario, que realiza los servicios crematorios en el municipio de Lucena, adonde las familias pueden desplazarse para despedir a sus mascotas.

Algo que, por otra parte, también supone una novedad en un país que para Gisbert "va muy por detrás en cuanto al trato al animal"con respecto a muchos de sus vecinos europeos.

"En el tema de la adopción nos llevan cuarenta años de ventaja. Y la calidad de vida que le dan ellos no se le da aquí al animal", lamenta, e indica que precisamente los momentos del año en los que más trabajo tiene es después de las vacaciones navideñas y en verano, cuando esas mascotas-regalo pasan de ser un adorable cachorro a un molesto compañero de casa para mucha gente.