Lenguaje corporal
Vanessa Van Edwards, docente, sobre la primera impresión que causas: "Al mirar el móvil pareces un perdedor"
El correcto manejo del lenguaje corporal es vital para causar una buena impresión cuando conversas con alguien por primera vez
En la era digital, causar una buena impresión se ha convertido en un desafío cada vez mayor, especialmente en los encuentros cara a cara. Las habilidades sociales que antes se adquirían de forma natural en la convivencia diaria han quedado relegadas por la inmediatez de las pantallas. Uno de los aspectos más afectados es el contacto visual, un gesto fundamental para transmitir seguridad y empatía. Hoy en día, mantener la mirada se percibe como algo incómodo o forzado, resultado de una interacción social que ocurre cada vez más a través de filtros, cámaras o mensajes de texto. Esta desconexión visual genera desconfianza y debilita la autenticidad en las relaciones personales y profesionales.
A ello se suman malos hábitos profundamente arraigados en la rutina digital, como el uso compulsivo del teléfono móvil en todo tipo de contextos. Es común ver personas revisar notificaciones en medio de una conversación, interrumpiendo la comunicación y restando atención al interlocutor. Este comportamiento, normalizado por la cultura de la inmediatez, transmite desinterés y deteriora la calidad del vínculo humano. En ambientes laborales, citas o reuniones familiares, el teléfono se ha convertido en un obstáculo silencioso que impide escuchar con atención o mostrar verdadero interés por el otro.
Otro factor clave es la creciente dificultad para mantener una conversación fluida fuera del entorno digital. Muchos jóvenes y adultos se sienten más cómodos escribiendo que hablando en persona, lo que deriva en silencios forzados, respuestas cortas o falta de espontaneidad. Las plataformas digitales han generado una comunicación más rápida pero también más superficial, dejando poco espacio para la escucha activa y el intercambio profundo. Esta transformación en la forma de interactuar ha elevado el listón para dejar una buena primera impresión, haciendo que lo más sencillo, como entablar una charla sincera, se convierta en un reto inesperado.
¿Cómo causar una buena impresión?
Vanessa Van Edwards, profesora de habilidades comunicativas y conferencista especializada en el uso del lenguaje corporal como medio para transmitir, expuso en su visita al prestigioso pódcast The Diary of a CEO sus pareceres respecto a esta pregunta. Al empezar, comienza introduciendo un dato revelador a través del cual se puede apreciar la importancia de la impresión que dejamos en el primer contacto con un tercero. Se estima que alrededor del 76% de las personas que generan una opinión sobre alguien que acaban de conocer resultan estar en lo cierto con respecto a la percepción y a la realidad del comportamiento de la personalidad del sujeto.
"Es difícil cambiar una mala primera impresión. Pero, si la clavas, te puede asegurar una relación exitosa con esa persona durante años", indica. De esta manera, aunque incide en que el cambio es posible, al mismo tiempo es poco probable, por lo que, resulta importante causar el mejor de los posos en la persona. "La gente puede saber con precisión después de su primera impresión cómo de extrovertido eres, cómo de agradable eres y cómo de neurótico", explica. Este último asegura que es el rasgo más complejo de detectar, pero situaciones como la obsesión compulsiva o la ansiedad pueden ser reveladores
Por otro lado, y volviendo con lo mencionado en los primeros párrafos, existe un gesto que es considerado por Edwards como un aspecto realmente negativo. En efecto, este acto se basa en centrar la atención sobre el móvil cuando se está manteniendo una conversación. "Cada vez que miras tu teléfono, accidentalmente pareces un perdedor", refleja con una de sus declaraciones más polémicas al respecto.
Ten cuidado al usar el móvil en una conversación
No se trata solo de la acción en sí misma, sino de la expresión corporal que se emite a raíz de repetir una y otra vez el gesto. "Cuando alguien baja la cabeza, cierra los hombros y se encoge, transmite automáticamente debilidad", declara. Es pertinente, por ende, evitar esta práctica sobre todo en ambientes más formales, donde se demanda un mayor compromiso y la primera opinión puede resultar determinante, como en el trabajo. "No es solo que parezcas distraído, es que pareces derrotado", concluye.