No es fácil que una secuela consiga lo que logró la de Denis Villeneuve el año pasado: elevar la saga a una dimensión aún mayor que la de su predecesora. El director de Prisioneros y La llegada volvió a apostar por un espectáculo visual grandioso, pero sin renunciar a su esencia, con preguntas incómodas sobre poder, destino y fe. Y lo hace acompañado por la banda sonora perfecta de Hans Zimmer, que convierte cada imagen en un latido, aunque su música no pudiera competir en los Oscar por motivos reglamentarios.

En cuanto a su recepción, la crítica la ha colocado en lo más alto del género de ciencia ficción. Empezando por ese 8,5/10 en la plataforma de IMDb (obtenido con los votos de más de 600.000 personas), continuando por el 92% de apoyo de los críticos y 95% de la audiencia de Rotten Tomatoes, y terminando por los elogios que la comparan con clásicos absolutos. Si la primera parte fue una promesa, esta segunda entrega es su confirmación más rotunda: y lo dicen hasta en los rankings de FilmAffinity, donde está considerada la 21ª mejor secuela de la historia del cine.

Timothée Chalamet es el mesías del desierto

Tras la masacre que destruyó la Casa Atreides en la primera película, Paul Atreides (Timothée Chalamet) y su madre (Rebecca Ferguson) encuentra refugio junto a los Fremen, el pueblo que conoce cada grano de arena del desierto de Arrakis, guardianes del recurso más codiciado del universo: la especia melagne. Allí, bajo la guía de Stilgar (Javier Bardem) y la presencia de Chani (Zendaya), se enfrenta a un doble desafío: sobrevivir en el planeta más hostil del universo y aceptar, o rechazar, el papel mesiánico que todos esperan de él. Entre entrenamientos para montar los colosales gusanos de arena y visiones que lo atormentan, su camino se convierte en una preparación para algo más grande que la venganza.

Porque la guerra no se ha detenido. Mientras los Harkonnen, liderados por el siniestro Barón Vladimir (Stellan Skarsgård) y el brutal Feyd-Rautha (Austin Butler), explotan la especia melagne que controla el destino de la galaxia, Paul empieza a comprender que vengar a su familia no será suficiente. Entonces, planea una estrategia que lo enfrentará a su propia humanidad. ¿Puede alguien convertirse en un salvador sin mancharse de sangre? ¿O el poder absoluto siempre tiene un precio? Esta segunda parte responde con imágenes que se quedan grabadas para siempre.

Con 2 horas y 45 minutos de metraje, esta obra maestra del cine de ciencia ficción es una experiencia que exige sumergirse en ella sin prisas. Se trata de 'Dune: Parte Dos', y actualmente podrás encontrarla en los catálogos de HBO Max y Netflix, confirmando que hay sagas que no solo merecen continuar: se reinventan para rozar la perfección.