audio lossless y hi-res, qué son y diferencias
¿Qué son el audio lossless y hi-res, y cuándo realmente notarás la diferencia?
¿Sabes qué es realmente el audio lossless o Hi-Res? Te explicamos en qué se diferencian, si se notan de verdad y cuándo merece la pena dar el salto
No es la primera vez que hablamos de aspectos técnicos del audio de consumo. En estas mismas páginas te hemos dado guías para entender los formatos de sonido digital. Incluso hemos comparado servicios de streaming para saber cuál suena mejor.
Como parte de nuestro empeño por fomentar la escucha consciente, hoy queremos ayudarte a entender qué son el audio lossless y el audio Hi-Res. Son dos conceptos que suelen confundirse, aunque en realidad no significan lo mismo.
Y no se trata sólo de dejar patente qué son ambos conceptos, sino que también vamos a explorar si se pueden apreciar con el oído en un entorno de escucha cualquiera. Queremos aclarar qué significan exactamente y hasta qué punto influyen en la forma en que escuchas música.
Fundamentos del audio digital: de ondas a números y compresión
El sonido que escuchamos naturalmente consiste en ondas que viajan por el aire. Cuando grabamos música, estas ondas se capturan y se convierten en información digital mediante un proceso llamado digitalización. Este proceso implica tomar "fotografías" (muestras) del sonido miles de veces por segundo y asignarles valores numéricos.
La calidad del audio digital depende principalmente de dos factores:
Frecuencia de muestreo: El número de "fotografías" que se toman por segundo, medido en kilohercios (kHz). Cuantas más muestras, más fielmente se reproduce el sonido original.
Profundidad de bits: La cantidad de información que se captura en cada "fotografía", medida en bits. Mayor profundidad de bits significa más detalle en cada muestra.
Por otro lado, desde el advenimiento de la era digital, la compresión se ha vuelto algo necesario. Un archivo de audio sin comprimir ocupa mucho espacio. Por ejemplo, una canción de tres minutos en calidad CD sin comprimir puede ocupar alrededor de 30 MB. Ahora imagina tener miles de canciones en tu dispositivo: necesitarías enormes cantidades de almacenamiento.
Por eso surgió la compresión de audio, que reduce el tamaño de los archivos para facilitar su almacenamiento y transmisión. Pero no todas las formas de compresión son iguales, y aquí es donde entran en juego los términos "lossless" y "lossy".
¿Qué es el audio lossless o sin pérdidas?
Puede que esto que voy a decir ahora te suene, porque ya lo he comentado en otro artículo. La compresión tradicional con pérdidas, como la que usan formatos como el MP3 o el OGG Vorbis de Spotify, elimina partes del sonido inaudibles para el ser humano.
Esto tiene una ventaja muy evidente: los archivos resultantes son muy pequeños. Ahora bien, se pierde información por el camino. Esto resulta en un sonido más "apretado", con menos definición y en menor separación de instrumentos en este tipo de archivos.
Los archivos que utilizan la compresión lossless, como FLAC, ALAC o APE, no eliminan nada de información del archivo original. Se adelgaza ligeramente su tamaño —porque siguen siendo archivos grandes, aunque ocupen más o menos la mitad que un archivo sin comprimir—, pero se preserva toda la calidad de la fuente original.
Esto se traduce en sonido más amplio y limpio, con detalles mucho más definidos. Es como doblar cuidadosamente una hoja de papel para que ocupe menos espacio, pero cuando la desdoblas, sigue siendo exactamente la misma hoja.
Típicamente, el audio sin pérdidas equivale a la calidad de un CD; resolución de 16 bits y frecuencia de muestreo de 44,1 kHz. Esta calidad se considera suficiente como para reproducir todo el rango de frecuencias que el oído humano puede percibir —de 20 Hz a 20 kHz—.
Este tipo de compresión es ideal para audiófilos y entusiastas de la música, que valoran la calidad de sonido por encima de todo. También es útil para realizar labores de preservación de obras musicales, ya que conserva todos los datos de la fuente original. Quienes tengan equipos de alta calidad que puedan reproducir fielmente todos los detalles también se benefician de ellos.
¿Qué es el audio Hi-Res o de alta resolución?
El audio sin pérdidas preserva toda la información de la fuente original, pero el Hi-Res va un paso más allá —aunque puede haber archivos lossless de alta resolución, el doble combo—. Los archivos que cumplen con este estándar superan la calidad del CD, lo que significa que deben cumplir con dos requisitos mínimos:
Resolución de al menos 24 bits, frente a los 16 bits del CD.
Frecuencia de muestreo de al menos 48 kHz, frente a los 44,1 kHz del CD. En este caso podemos hablar de frecuencias de muestreo de 192 kHz o incluso más.
Tanto la mayor resolución, como la mayor frecuencia de muestreo permiten, en teoría, captar más matices y detalles sutiles dentro del material original. Se supone que con el audio de alta resolución la experiencia de escucha es más inmersiva.
Diferencias entre audio con pérdidas, lossless y Hi-Res
Característica | Audio lossy (MP3, AAC) | Audio lossless (FLAC, ALAC) | Audio Hi-Res |
---|---|---|---|
Tamaño relativo | Pequeño | Mediano | Grande |
Calidad de sonido | Reducida | Igual al original | Superior al CD |
Profundidad de bits | Variable | 16 bits (típico) | 24 bits o más |
Frecuencia de muestreo | Variable | 44,1 kHz (típico) | 48 kHz - 192 kHz |
Ideal para | Uso casual, dispositivos con poco almacenamiento | Audiófilos, archivado | Profesionales, entusiastas exigentes |
Para entender mejor las diferencias, podemos usar una analogía con la fotografía:
Audio lossy (con pérdidas): como una foto muy comprimida. Ocupa poco espacio pero pierde detalles, especialmente en las sombras y brillos.
Audio lossless (sin pérdidas): como una foto de alta calidad. Ocupa más espacio pero conserva prácticamente todos los detalles visibles al ojo humano.
Audio Hi-Res: como una foto RAW profesional. Ocupa mucho espacio pero captura incluso más información de la que normalmente percibiríamos a simple vista, permitiendo "revelar" detalles en postprocesado.
Vamos a repasar brevemente los formatos de audio sin pérdida más populares y también los formatos de alta resolución porque, insisto, ya hay un artículo dedicado a ellos y no tendría mucho sentido entrar en profundidad:
FLAC (Free Lossless Audio Codec): un formato abierto y gratuito que ofrece buena compresión y es ampliamente compatible con diversos dispositivos y reproductores, aunque no nativamente con productos Apple.
ALAC (Apple Lossless Audio Codec): desarrollado por Apple, funciona perfectamente en el ecosistema Apple. Desde 2011 es de código abierto, pero tiene menos eficiencia de compresión que FLAC.
WAV y AIFF: formatos sin comprimir que ofrecen calidad máxima pero ocupan mucho espacio. WAV es más común en Windows, mientras que AIFF se usa más en sistemas Apple.
- DSD (Direct Stream Digital): utilizado en los Super Audio CD (SACD), con una frecuencia de muestreo extremadamente alta pero una profundidad de bits de solo 1 bit. Existen variantes como DSD64, DSD128, DSD256 y DSD512, donde el número indica la frecuencia de muestreo en relación al CD.
PCM de alta resolución: incluye formatos WAV, AIFF, FLAC o ALAC con profundidades de 24 bits y frecuencias de muestreo de 96 kHz, 192 kHz o incluso 384 kHz.
¿Se nota realmente la diferencia?
Esta pregunta es muy importante y difícil de responder. Que puedas percibir o no el audio sin pérdidas o de alta resolución depende de varios factores. El primero de ellos es tu equipo de sonido. Si quieres apreciar las diferencias necesitas un equipo capaz de reproducir fielmente los detalles más sutiles, lo que implica algo a la altura de unas torres de alta gama y de un amplificador de clase A. Como puedes imaginar, algo así está al alcance de muy pocos bolsillos.
El siguiente es limitante porque depende de tu edad, de lo entrenado que tengas el oído y de la exposición a sonidos fuertes que hayas tenido a lo largo de tu vida. No es otra que la capacidad auditiva, que varía mucho de una persona a otra.
El material sonoro también es importante. Siempre lo digo cuando hablo de alta fidelidad: la música clásica o el jazz, cuando están bien grabados y mezclados, revelan más diferencias entre formatos que géneros como el rock o la música urbana.
Por último, necesitas un entorno de escucha muy especial. Si estás en un ambiente ruidoso, será casi imposible que aprecies las sutilezas que diferencian a las distintas calidades del audio.
¿Qué necesitas para disfrutar del audio lossles y Hi-Res con garantías?
Para aprovechar realmente el audio de alta calidad, necesitas una cadena completa de equipos capaces de procesarlo:
Fuente de calidad: un servicio de streaming que ofrezca audio lossless o Hi-Res, o archivos digitales de alta calidad.
DAC (Convertidor Digital-Analógico): los DAC integrados en la mayoría de los teléfonos y computadoras son básicos. Para audio Hi-Res, especialmente a partir de 48 kHz, se recomienda un DAC externo de calidad.
Amplificador: debe ser capaz de manejar la señal sin distorsionarla.
Auriculares o altavoces de calidad: el eslabón final y quizás el más importante. Unos buenos auriculares o altavoces revelarán detalles que los dispositivos económicos no pueden reproducir.
En cuanto a los servicios que ofrecen estas calidades, aquí van los más usados:
Apple Music: ofrece su catálogo completo en calidad lossless sin costo adicional, desde calidad CD (16 bits/44,1 kHz) hasta Hi-Res (24 bits/192 kHz).
Amazon Music HD: proporciona audio en calidad CD y Hi-Res.
Tidal: pionero en ofrecer audio de alta calidad, incluye una amplia selección de títulos en formato FLAC, si bien antes usaba MQA (Master Quality Authenticated), que no es exactamente lossless.
Qobuz: especializado en audio Hi-Res, con un enfoque en música clásica y jazz.
Bluetooth, un protocolo a evitar
Algo que debe quedar claro es que el Bluetooth estándar no transmite audio sin pérdidas o de alta resolución por limitaciones del ancho de banda. Da igual que tengas unos auriculares Bluetooth de gama alta: todos comprimen con pérdidas, incluso si la fuente es lossless.
Los códecs avanzados como LDAC, LDHC o aptX HD —este último, integrante de Snapdragon Sound, que es un mundo completamente aparte con sus propios problemas— ofrecen mejoras respecto al Bluetooth estándar, pero tampoco son verdaderamente lossless.
Si quieres experimentar audio sin pérdidas de verdad, o bien te agencias unos auriculares que usen el protocolo XPAN, o bien te conectas por WiFi a un streamer como el Eversolo DMP-A6, o aceptas la pequeña inconveniencia de usar conexiones cableadas. Por ahora, no hay una alternativa inalámbrica que iguale a una buena conexión por cable.
Y si eres usuario de Apple, más de lo mismo. A pesar de que los AirPods Max sí permiten reproducción sin pérdidas a través del cable, si los usas en modo inalámbrico —o si tienes unos AirPods o AirPods Pro—, olvídate de escuchar audio realmente lossless o Hi-Res.
Los auriculares de Apple utilizan el códec Bluetooth AAC, que no es precisamente conocido por ser de especial alta calidad. Tu mejor opción sigue siendo acoplarles un DAC y conectar a ese DAC unos auriculares por cable.
¿Vale la pena para el usuario promedio?
La respuesta es que depende. Posiblemente valga la pena en situaciones como estas:
Si tienes equipos de audio de alta calidad: con buenos auriculares o altavoces, la diferencia entre MP3 y lossless puede ser perceptible.
Si escuchas música en un ambiente tranquilo y dedicado: un entorno silencioso permite apreciar las sutilezas, ya lo hemos establecido.
Si disfrutas géneros como la música clásica, jazz o grabaciones acústicas: estos géneros suelen beneficiarse más de la mayor resolución, son especialmente sensibles a las diferencias de calidad.
Si eres un entusiasta del audio: si disfrutas identificando detalles en la música, probablemente valores las mejoras.
Por contra, en estos otros casos es posible que no notes la diferencia:
Si usas auriculares económicos o altavoces básicos: el eslabón más débil de tu cadena de audio limitará la calidad general.
Si escuchas música principalmente en ambientes ruidosos: el ruido de fondo enmascarará las sutilezas.
Si usas exclusivamente dispositivos Bluetooth: como explicamos anteriormente, las limitaciones del Bluetooth hacen que no puedas experimentar el verdadero audio lossless.
Si tienes problemas de audición o no has entrenado tu oído: no todos podemos distinguir las sutilezas que ofrecen los formatos de mayor calidad.
En cualquier caso, si buscas mejorar tu experiencia auditiva llevado por este artículo, ten en cuenta estos consejos:
Invierte primero en buenos auriculares o altavoces: Tendrán más impacto en la calidad percibida que pasar de MP3 a FLAC.
Prueba diferentes servicios de streaming: muchos ofrecen períodos de prueba gratuitos para que puedas comparar.
Realiza pruebas A/B por ti mismo: compara la misma canción en diferentes calidades para ver si notas diferencia.
Mejora tu entorno de escucha: reduce el ruido de fondo cuando quieras disfrutar realmente de tu música.
No te dejes llevar por el marketing: el término "Hi-Res" a veces se usa indebidamente. En los equipos que compres, busca siempre su etiqueta de autenticación y sus especificaciones —la etiqueta se otorga por especificaciones, no por las capacidades de reproducción del dispositivo en sí—.
Conclusión: ¿Audio lossless y Hi-Res, para quién?
Los formatos lossless y de alta resolución permiten escuchar la música con un nivel de detalle mucho más cercano al que se consigue en el estudio. No son una revolución para todos los oídos, pero sí pueden marcar la diferencia en determinadas condiciones.
Si escuchas música con atención, usas un equipo de cierta calidad y buscas una experiencia más rica, estos formatos te ofrecerán matices que van más allá de lo habitual. En cambio, si sueles reproducir música mientras haces otras cosas, con auriculares estándar o en espacios ruidosos, probablemente no notarás grandes diferencias frente a un streaming con buena compresión.
En cualquier caso, no se trata de seguir una norma, sino de encontrar la forma que mejor encaje contigo. Lo esencial no es si el archivo es lossless o no, sino si lo que suena te emociona.