Blockchain
¿Qué es y cómo funciona la tecnología NFT que mueve millones de euros?
El formato aporta autenticidad a artículos intangibles, creando una pieza “original” a partir de un archivo digital
Para desentrañar y comprender las pautas básicas de la tecnología NFT, no basta con apuntar que sus siglas corresponden al acrónimo “Token no fungible”, por su denominación en inglés. Para William Mougayar, autor del libro ‘The business blockchain’, el término “Token” en economía digital se refiere a la “unidad de valor que una organización crea para dirigir su modelo de negocio”. Estas unidades cuentan con códigos numéricos de registro de transferencia digital que garantiza a sus propietarios una completa autenticidad. Un NFT no tiene función útil más allá de su tratamiento como elemento coleccionable, ya que no se puede interactuar con ellos, tan solo transferirlos, y a diferencia de criptomonedas como el Bitcoin no son intercambiables entre sí.
Un Token no fungible es irreemplazable
Por llevarlo a la mínima expresión, cada NFT es la representación específica e individual de “algo real o ficticio” con certificado cifrado de autenticidad y no puede ser reemplazado. Al contrario que un bitcoin, por ejemplo, que puede ser cambiado por otro bitcoin y se obtiene exactamente lo mismo, un Token no fungible, es decir, una imagen, vídeo o un archivo de audio único, no se puede cambiar por sí mismo. Por tanto, sólo podría ser reemplazado por otra imagen, vídeo o gif único diferente.
Las últimas corrientes están fomentando un mercado derivado de la industria de los videojuegos que permite tener NFTs que aportan elementos certificados únicos para determinado título, como un arma o un tipo especial de vestimenta, etc. Prácticamente cualquier elemento digital se puede convertir en NFT, aunque su mayor índice de popularidad actualmente se encuentra en torno al arte digital que se pueden reproducir de forma virtual.
Este es el concepto base de la tecnología tras los Token no fungibles: una firma que convierte cualquier tipo de pieza digital: vídeo, foto, mensajes, archivos de audio, etc., en un activo no fungible. Ahora bien, aunque los NFT están diseñados para ser irreemplazables, el artista conserva los derechos de autor y reproducción del formato físico. Por ejemplo, cualquiera puede comprar la reimpresión de una fotografía tomada de cualquier obra de arte, pero solo existe una persona/entidad en posesión legal de la imagen original y sus derechos.
Bajo este concepto es habitual encontrar elementos virtuales de videojuegos, como armas y avatares únicos; Obras de arte; Música; archivos de audio, imágenes coleccionables; vídeos de momentos icónicos del deporte y activos tokenizados reales que pueden pasar desde bienes raíces y vehículos de lujo hasta relojes y artículos de moda.
Las transacciones se realizan a través de Blockchain
Aunque se pueda percibir de forma algo confusa, el pasado año la tecnología NFT se mantuvo al alza como una de las tendencias con mayor crecimiento en el segmento de las criptomonedas. Ha pasado de mover alrededor de 250 millones de dólares en ventas en 2020 a 389 millones el pasado año. Y la tendencia continúa al alza. Esta robusta relación tecnológica entre datos y valores en los NFT es posible gracias a una tecnología llamada Blockchain. Se trata de una base de datos descentralizada famosa por servir en criptomonedas como Bitcoin y Ethereum.
Blockchain es un libro mayor compartido e inmutable de bloques de Bitcoin que permite rastrear la recepción y envío de información donde todas las transacciones quedan registradas en un documento público. Dada la naturaleza descentralizada de la cadena de bloques, el margen de seguridad de la información almacenada, también a prueba de manipulaciones, fomenta un entorno ideal para la proliferación del mercado de los NFT aprovechando muchos mecanismos de la criptomoneda.
La otra gran cuestión: ¿Cómo funcionan?
Básicamente, cualquier elemento digital que su propietario considere necesario atribuir una autoría, puede vincularse a un NFT como la forma de certificar su carácter de “pieza original” con la mirada puesta en la comercialización. Es decir, que cualquiera puede crear un NFT o miles, prácticamente todo en el entorno digital puede convertirse en uno. Hacerse una foto en formato digital se encuentra al alcance de cualquiera con teléfono móvil y convertir, por ejemplo, ese archivo JPEG en una pieza para el mercado virtual es sencillo. Sin embargo, por muy favorecido que salgas en la imagen, esto no garantiza que una vez convertido en artículo NFT tenga valor de mercado alguno.
Primero se debe lanzar al mercado donde será comprado y vendido. Si eres el creador de un NFT, puedes asegurarte un porcentaje de la transacción cada vez que se venda o cambie de manos. Así, a mayor popularidad, más valor sumará el Token no fungible. Si te has decidido a probar suerte, deberías probar entre varias de las organizaciones que se mueven en torno a los NFT, que permiten comprar y vender como OpenSea, Rarible, Nifty Gateway y otros.
Una tendencia comercial que ha llegado para quedarse
El mercado de los NFT no se detiene y ya hemos visto a grandes marcas como Marvel y Nike lanzar sus propias colecciones, aunque en estos casos los artículos parecen estar más dirigidos a coleccionistas que a los amantes del arte virtual o de las criptomonedas. En cualquier caso, los compradores de Token no fungible aportan valor a elementos virtuales originales y únicos. Por tanto, el hecho de que a veces los artículos alcancen cifras tan altas se corresponde precisamente a su carácter exclusivo y registrado como tal. La diferencia con las inversiones tradicionales y, por ejemplo, con el comprador de una pintura, es que no dispones del cuadro, pero tampoco podemos olvidar que estamos hablando de archivos únicos digitales.
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