Ciencia y Tecnología
El móvil, el nuevo lazarillo urbano
Gracias a aplicaciones como el asistente de voz, la ayuda de la geolocalización y la búsqueda de datos
El teléfono móvil se ha convertido en el nuevo «lazarillo» para las personas ciegas a la hora de desenvolverse con autonomía por las ciudades y de realizar tareas de la rutina del día a día, gracias a las aplicaciones que ayudan a este colectivo a romper con las barreras.
Los móviles inteligentes cuentan con cada vez más aplicaciones que, a través de un asistente de voz y con la ayuda de la geolocalización y la búsqueda de datos pueden orientar a estas personas en sus salidas a la calle o en los viajes en autobús, así como facilitar las tareas del hogar para que no precisen de la ayuda de otra persona.
«Se están dando grandes avances en todo lo que tiene que ver con la navegación, tanto en interiores como en exteriores, con sistemas de GPS que funcionan también para orientar en edificios institucionales para poder moverse por su interior», explica a Efe el director ejecutivo de Autonomía Personal, Accesibilidad, Tecnología e Innovación de la ONCE, Guillermo Hermida.
Con ello «la persona ciega ahora es más autónoma, tiene más seguridad al ir por la ciudad porque sabe por el GPS en qué calle está y puede pedir un taxi y tomar decisiones de forma autónoma», añade Hermida, que dirige el Centro de Tiflotecnología e Innovación (CIT).
Todo ello viene acompañado por asistentes de voz, «cada vez más presentes en el día a día y que ayudan a interactuar con el entorno», además de hacer posible que la persona ciega conozca a través del móvil la temperatura de su casa y pueda programar o encender la caldera, el aire acondicionado, o regular la luz.
«Esto da más autonomía y más seguridad, pero es en la movilidad donde se quiere avanzar para que los avisos sonoros en autobuses se extiendan a toda España, para guiar al usuario por las paradas del recorrido y que conozcan su destino», agrega Hermida, que apuesta por aplicar la geolocalización (ya se hace en Madrid y Barcelona) para implementar este apoyo en otras ciudades.
Las «apps» móviles también han mejorado el acceso a los servicios bancarios, desde sacar dinero del cajero (dos entidades cuentan ya con la tecnología y se espera extenderlo) a revisar las cuentas desde la página web, y uno de los objetivos de la ONCE es lograr unas elecciones accesibles, que pasen de la papeleta en braille a incorporar un código QR que identifique el voto a cada partido.
Para que los invidentes sepan usar todos estos avances un equipo de 76 personas forma en toda España a este colectivo y en 2018 más de 8.000 usuarios tuvieron un primer contacto con estas aplicaciones.
Roberto Malvar es uno de estos tiflotécnicos, y sabe que los avances son continuos. «Todos los días salen nuevas aplicaciones y actualizaciones», explica, consciente de que cada vez el móvil se está convirtiendo en algo «imprescindible».
Una de sus alumnas es Dorita Roa, una persona ciega de 67 años que gracias al uso de esta tecnología se siente «igual a las personas que ven. Porque estas aplicaciones permiten hacer de todo y dan más confianza a la hora de andar por la ciudad. También poder escuchar un libro, los periódicos...», relata.
José Ángel Sáenz de Viteri, una persona con baja visión de 59 años, ha pasado del «miedo» a estas novedades a «no poder estar sin ellas», ya que les brinda «autonomía con los GPS, entretenimiento con la lectura de libros...». «A nosotros nos ha solucionado bastante la vida», agrega.
«En el futuro cercano se contará con el apoyo de asistentes robóticos o de voz, pero también se va a ir más allá, al poder disponer de información en tiempo real de todos los servicios que ofrece una ciudad, augura Hermida.
Pero los avances tecnológicos de la ONCE también se centran en el mundo de la educación y van dirigidos a facilitar el aprendizaje en los colegios y a buscar la integración, apunta Hermida, ya que permiten seguir las lecciones sin la necesidad de un profesional de apoyo, al desarrollar la tarea a través del ordenador al mismo tiempo que sus compañeros. EFE
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