Hellfire R9X, el misil preferido por EE.UU. para eliminar objetivos de alto valor sin daños colaterales

Ayman al-Zawahiri, líder de Al-Qaeda y uno de los cerebros responsables de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, vivió sus últimos momentos el pasado 31 de julio. Poco después de las seis de la mañana salió a rezar al balcón de su residencia en Kabul, Afganistán, fuertemente protegida por las fuerzas talibanes. A las 6:18, un dron estadounidense MQ-9 Reaper disparó dos misiles que impactaron contra él acabando con su vida sin causar otras víctimas. No hubo explosión, sino que fue el impacto directo de los proyectiles, ambos con sus seis cuchillas desplegadas, las que lo mataron. Se trataba de misiles Hellfire R9X, el arma preferida por Estados Unidos para eliminar objetivos de alto valor sin causar daños colaterales.

El R9X pertenece a la familia de los misiles Hellfire fabricados por Lockheed Martin, inicialmente concebidos en los años 70 para ser disparado desde aviones y helicópteros contra tanques soviéticos. El primero de ellos, el AGM-114A Hellfire, se lanzaba desde un AH-64 Apache y tenía un alcance de 8.000 metros. Conforme han pasado las décadas, este misil de precisión ha tenido varias versiones que han mejorado progresivamente sus capacidades, la mayoría con un sistema de guiado láser semiactivo que permite operarlo desde la plataforma de lanzamiento, otra aeronave o desde tierra.

En los años 90, con el AGM-114L Hellfire Longbow, incorporó un sistema de guía radar por ondas milimétricas que permite emplearlo tanto de día como de noche, con independencia de las condiciones climáticas, y que no requiere ser guiado tras el lanzamiento. El R9X cuenta con ambos sistemas de guiado.

La última versión de los misiles aire-tierra Hellfire, abreviación de Heliborne laser, fire-and-forget missile, es un arma relativamente nueva que Estados Unidos incorporó a su arsenal en 2017, aunque su existencia no fue conocida hasta que la desveló The Wall Street Journal dos años después.

Su principal diferencia con todos los Hellfire que le precedieron es que no lleva una carga explosiva. Su letalidad depende de la energía cinética del misil en el momento del impacto contra el objetivo y las seis cuchillas, se calcula que en torno a los 50 centímetros de longitud cada una, que despliega instantes antes de alcanzarlo y que garantizan que si no lo aplasta, lo descuartiza.

El desarrollo del Hellfire R9X se inició durante la presidencia de Barack Obama con el objetivo de obtener un arma que permitiera ataques quirúrgicos minimizando los daños colaterales que se han producido en muchos otros ataques con misiles, en los que la explosión ha matado a las personas cercanas al objetivo.

Los misiles Hellfire R9X, que tienen un coste estimado de 136.000 euros por unidad, pueden ser lanzados desde drones, helicópteros, aviones, navíos y emplazamientos terrestres. Su peso es de 45 kilogramos, tiene una longitud de 1,6 metros, un alcance de hasta 11.000 metros y alcanza una velocidad de Mach 1.3. Es decir, 1.600 kilómetros por hora que hacen imposible al objetivo, una vez adquirido por el misil, escapar a pesar de que no se produzca una explosión al impactar.

Estados Unidos ha usado el R9X en al menos 7 ocasiones contra objetivos terroristas en Siria, Yemen y Afganistán desde 2017. Lockheed Martin, fabricante de todos los misiles Hellfire, ha cerrado un acuerdo con el Ejército estadounidenses por aproximadamente 400 millones de euros para proveerlo de misiles Hellfire y su sucesor, el AGM-179 JAGM.