Tecnología del deporte
Un mes con la Zwift Ride, la bicicleta estacionaria que te lleva lejos
El mejor ejemplo de cómo llevar la gamificación al deporte. Y viceversa.
Uno de los mayores obstáculos a la hora de hacer deporte en recintos cerrados, es recrear las condiciones naturales de la disciplina. Las máquinas de remo recrean los movimientos, pero no contemplan los sutiles cambios de nivel de la embarcación debido al movimiento de las aguas. Las piedras, el barro o las raíces no aparecen en las cintas sin fin que nos permiten correr en recintos cerrados. Y lo mismo ocurre con las bicicletas. Lo más cercano a lo que podemos aspirar actualmente es el sistema Zwift Ride. Y si le sumamos la línea de cadena del Wahoo Kikr Core, pues miel sobre hojuelas. Pero vamos por pasos.
Con la Zwift Ride llega la promesa de un sistema de ciclismo indoor impecable y siempre listo para usar en casa, eliminando la molestia de limpiar la bicicleta de carretera y montarla en un rodillo. A lo que le suma la resistencia de cuestas y la gamificación de pedalear y comunicarse con otros deportistas mientras recorremos circuitos míticos.
Al igual que ocurre en una bicicleta de competición (montaña o carretera), todos los controles de Zwift se encuentran directamente en el dispositivo. Y, al igual que en las consolas de videojuegos, todas las opciones las tenemos en el mando (en este caso el manubrio). Además, gracias a una transmisión virtual de 24 velocidades y una línea de cadena perfectamente alineada con el Wahoo, las piernas sienten la misma intensidad láctica de subir al Tourmalet o al Angrilu. Solo falta la gravedad inclinada del asfalto y la respiración agitada de algún rival.
Nuevamente, vamos por pasos. Si nos decidimos por el paquete completo, como pude probar, nos llegarán tres cajas. Recomendación: aunque seamos enemigos de las instrucciones, vale la pena tomarnos un momento para ver el tutorial que ha publicado Zwift en YouTube con el paso a paso. Vale la pena. Lo vi tarde y me arrepiento.
La gran ventaja es que no se necesita ningún tipo de herramienta externa, todo se puede ajustar con la llave Allen incluida, una que luego se almacena directamente en la bici para acceder fácilmente a ella. Incluso incluye una guía de tallas que garantiza un ajuste perfecto y minimiza la molestia de cambiar entre dos ciclistas. Un ligero giro con la llave y ya está disponible para otro usuario.
La cadena prelubricada es facilísima de instalar gracias a un sencillo tensor y una vez puesta, solo se escucha el silencio propio de los buenos engranajes. Aun cuando hacemos los “cambios” de marcha. La bicicleta está fabricada con tubos de aluminio soldados y pesa unos considerables 34 kg, más 15 kg adicionales para la Wahoo KICKR. No es precisamente ligera, pero por suerte eso también le da una estabilidad a prueba de entusiasmos excesivos. La almohadilla de goma en el tubo inferior protege el suelo en caso de que necesitemos colocar el cuadro de la bicicleta junto al KICKR. Eso sí, no es plegable, ni siquiera disimulable o mimetizable con el entorno, por lo que hay que tener y reservar un sitio para ella. A cambio de eso, la cadena nunca pierda lubricidad y no manchará el suelo o alfombra sobre la que la coloquemos.
Una vez en marcha llega el siguiente y fundamental paso: la Zwift Ride solo incluye una prueba gratuita de 30 días de la aplicación Zwift Play. Básicamente, se trata de una app que lleva el mundo de las carreras míticas de Mario Bros. al mundo del ciclismo: competimos con otros ciclistas, de cualquier lugar del mundo, en recorridos clásicos del ciclismo. Solo que en este caso el universo digital se llama Watopia.
La app, debo confesar, es una cuestión de gustos. Sí, está muy bien diseñada, la conexión al sistema Zwift es perfecta y todo recrea los perfiles del circuito seleccionado. Pero hay otro elemento adicional. Si bien para muchos es una forma de entrenamiento eficaz, como un simulador para los pilotos de F1, hay quienes la utilizan para sociabilizar, enviando códigos, mensajes y “regalos” a otros usuarios directamente a través del manillar. Soy, por mi parte, demasiado viejo, demasiado ermitaño y poco paciente como para encontrarle el gusto a esta parte. Pero para muchos es tan interesante que incluso se ha convertido en una suerte de Tinder del deporte.
Las imágenes que reproducen los trazados se pueden ver directamente en la tele (si tenemos una Smart TV y nos descargamos la app) o en un portátil o una Tablet (hacerlo en un móvil nos quita mucho juego). Si seleccionamos PC o tablet, también podemos usar el soporte en el manillar para colocarlo allí. Desafortunadamente, no forma parte del kit básico y hay que comprarlo aparte. ¿Vale la pena? Si no usamos la TV, sí, casi imprescindible.
Instalado todo, comienza el rodaje. Inicialmente, los numerosos botones de los mandos pueden resultar abrumadores, pero tras unas cuantas sesiones, todo cobra sentido. Los mandos de Zwift Play eliminan por completo la necesidad de la app complementaria. Funcionan con la misma inmediatez que los cambios y con la misma intuición. No tenemos que quitar las manos del manillar ni buscar el lugar exacto para pulsar en una pantalla. Detalle importante: cuenta con dos portabidones accesibles, el único momento en el que quitaremos las manos del manillar.
Tengo que confesar que el tema de los cambios me preocupaba un poco a la hora de meterme en carrera: visualmente no se ve ninguna transmisión ni engranaje específico y eso es porque Zwift los ha eliminado. Todo el sistema se basa en una resistencia que llega desde el freno magnético integrado de la Wahoo KICKR y se controla digitalmente. Durante los entrenamientos de Zwift, ni siquiera necesitarás cambiar de marcha: el nivel de resistencia se ajusta automáticamente para adaptarse a tu sesión.
¿El único inconveniente potencial? La falta de personalización del ancho del manillar, pero el estándar está bien logrado y a menos que seamos unos profesionales con requerimientos muy específicos o necesitemos una configuración exacta por otros motivos, no habrá problema.
La Zwift Ride es lo más cerca que podemos llegar actualmente a jugar haciendo deportes en un entorno cerrado. Está preparada para todos los niveles, es intuitiva, todos los mecanismos sudan durabilidad y facilidad a la hora de instalarlos. Es una de las formas más divertidas de hacer deporte y cuando hagan la adaptación de la Zwift Ride a las cintas de correr, se la quitarán de las manos. Yo lo haría.