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Por qué puede presumir España de Inteligencia Artificial

El consejero delegado de IPSoft ve «impresionante» el progreso español en esta tecnología

Amelia, un software conversacional con «capacidades similares a las de los humanos» que funciona como un agente de enlace entre las empresas y el cliente final, generalmente para la resolución de dudas / Efe
Amelia, un software conversacional con «capacidades similares a las de los humanos» que funciona como un agente de enlace entre las empresas y el cliente final, generalmente para la resolución de dudas / Efelarazon

El consejero delegado de la compañía líder en Inteligencia Artificial (IA) IPSoft, Chetan Dube, cree que España es «uno de los países más impresionantes de Europa» en su progreso dentro del campo de esta tecnología, con bancos como Santander, Bankia y BBVA o empresas como Telefónica liderando los esfuerzos.

«Estamos viviendo unos tiempos de ‘Darwin digitales’. Diferentes países están decidiendo dónde van a estar en esta revolución tecnológica. Algunos se están informando, otros experimentan... Y España es uno de los países más impresionantes de Europa», aseguró Dube en una entrevista con Efe con motivo de la tercera edición del Encuentro de Empleados Digitales que se celebra en Nueva York.

Para Dube, «no hay tiempo para una siesta española ahora mismo en cuanto a la IA», y se deshizo en halagos con los impulsos que han dado a esta tecnología firmas españolas tan relevantes como Santander o Telefónica.

Esta última ha llevado consigo la IA a Perú, donde ha implementado un proyecto pionero por el que sus centros de asistencia telefónica son gestionados por «empleados digitales» programados con esta tecnología.

«Bankia es otro ejemplo. Su consejero delegado se ha comprometido con 1.200 millones de euros en inversiones en IA en los próximos años. Su director corporativo de Transformación y Estrategia Digital, Carlos Torres, es una persona muy progresista con respecto a la rapidez con la que quiere cambiar el cuarto banco más grande de España», señala el responsable de IPSoft desde su fundación en 1998.

Esta empresa es la creadora de Amelia, un software conversacional con «capacidades similares a las de los humanos» que funciona como un agente de enlace entre las empresas y el cliente final, generalmente para la resolución de dudas.

Sin embargo, a diferencia de los «chatbots» habituales, Amelia cuenta con una mayor capacitación contextual y flexibilidad que le permiten conversar con fluidez con los consumidores sin que sean conscientes de que la joven que responde sus dudas es un programa informático.

IPSoft cuenta con sedes en Estados Unidos, Asia y Europa, con una oficina en Madrid desde 2017, que alojan a más de 2.000 empleados.

Dube es muy optimista con respecto al futuro de la IA y lo demuestra con entusiasmo: «En 2025 te cruzarás con alguien en el pasillo y no sabrás si es un humano o un androide», apunta. «¿Te gusta el mundo al que nos dirigimos? Yo tampoco estoy seguro de que me guste, pero es adonde vamos», señala.

Dube recuerda los avances en la movilidad de los robots, en el habla e incluso en la recreación artificial de actores fallecidos en películas como «Rogue One», de Star Wars, donde el personaje interpretado por el difunto Peter Cushing fue diseñado a través de ordenador con un resultado muy cercano a la realidad.

«Mi hijo fue a por el periódico un día y al volver me preguntó: ‘Papá, ¿vas a ser un robotpapá?’. Fue hace cinco o seis años y yo me dije ‘¡No quiero ser un robotpapá!’, quiero estar en el lado de los humanos, que las máquinas sean nuestros amigos más fieles y nos liberen», cuenta el profesor de matemáticas reconvertido en empresario tecnológico.

Los avances en IA son solo beneficiosos para el ser humano, afirma Dube, aunque coincide en que es necesario un cambio en el sistema que favorezca profesiones más creativas en detrimento de las puramente rutinarias o que quitan demasiado tiempo a los humanos para dar rienda suelta a su imaginación.

Estas últimas estarían destinadas para los nuevos «empleados digitales», y los empleos «destruidos» -por ejemplo, en los centros de atención al cliente- se compensarían con nuevas ocupaciones.

«Imagina si todo el tiempo que dedicamos a las tareas rutinarias lo hicieran las máquinas. Podrías utilizar todo ese tiempo al pensamiento creativo. ¡Ya estaríamos en Marte!», insiste.

Pero para ello, agrega, es necesario advertir de la necesidad de centrarse en trabajos que no vayan a ser realizados por máquinas.

«Reino Unido debate si se debería invertir más en formar para profesiones como electricistas o fontaneros. Hemos de dar más avisos a los hombres para que rearmen su cerebro y se adentren en trabajos más creativos...», zanja. EFE