Elecciones

Ventajas y desventajas del voto electrónico

Unos meses atrás, Estonia celebró sus elecciones y por primera vez más del 50% de sus ciudadanos emitieron su voto por medios digitales. ¿Qué se puede aprender de este caso?

Un hombre con 22 smartphones para capturar Pokemons / Efe
¿Cómo estar seguros que quien emite el voto es la persona registrada? / Efelarazon

Actualmente, el 19 % de los países (34 de los 178 países incluidos en la base de datos del Instituto Internacional por la Democracia ) utilizan el voto electrónico a nivel nacional y/o local. Al mismo tiempo en el 15% de los países se están realizando o se han realizado estudios de viabilidad con la posibilidad de utilizar el voto electrónico en elecciones en el futuro. Pero también hay 11 países que han abandonado el voto electrónico y una de las principales razones es la preocupación por la confianza y la seguridad del voto. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas del voto electrónico?

Uno de los casos emblemáticos y que se estudia habitualmente, es Estonia, que comenzó a explorar el voto electrónico en 2005. Este pequeño país del norte de Europa celebró elecciones el 5 de marzo de 2023 y por primera vez más del 50 % de los votantes emitieron su voto en línea en una elección parlamentaria nacional. Pero Estonia es un caso particular y aunque digno de estudio, posee características que difícilmente puedan equipararse con España por ejemplo. Para empezar su población es de 1,3 millones de habitantes. Este país ha logrado crear un ecosistema electrónico al que todos los estonios acceden regularmente. Usando una tarjeta de identificación emitida por el gobierno que permite a los estonios identificarse y registrar firmas digitales de forma segura, pueden registrar a un bebé recién nacido, inscribirse en beneficios sociales, acceder a registros de salud y realizar casi cualquier otro negocio que tengan con una agencia gubernamental. Este documento de identidad es obligatorio para todos los ciudadanos.

Y el éxito de este sistema reside un sistema de intercambio de datos conocido como X-Road. En términos muy básicos lo que no ocurre en Estonia (y no en la mayoría de los países) es que una vez que nuestros datos, por ejemplo la fecha de nacimiento o nuestro domicilio, se han ingresado en una agencia del gobierno, ya no se piden más.

Las agencias gubernamentales recopilan solo la información personal que necesitan para brindar sus servicios, y si otra agencia ya ha recopilado una información, se intercambian la información con protocolos de seguridad. Los datos solo se piden una vez. Esto permite que los responsables de las elecciones sepan quién puede votar y dónde y el mensaje para ello se envía sin importar dónde viva esta persona.

Debido a que muchos países regulan sus elecciones dependiendo de la política de cada estado o comunidad, lo que hace Estonia es muy difícil de llevar a la práctica en países como España o estados Unidos. Y a esto hay que sumarle la confianza en todo el sistema, no solo en el electoral. Estudios sociales muestran que la mayoría de los estonios confían en sus sistemas de gobierno electrónico.

Así, las ventajas son numerosas: es un sistema más eficiente en términos de gastos de papeletas, facilita la emisión del voto de todos los ciudadanos con la edad correspondiente, sin importar dónde se encuentren, no hay problemas con la contabilidad de las papeletas, no hay esperas y es más difícil influir en el proceso desde la calle. De acuerdo con Michael Shamos de la Universidad Carnegie Mellon, “durante los últimos 250 años, los registros de votación en papel han demostrado ser terriblemente inseguros y fáciles de manipular”.

Pero no todo son buenas noticias o puntos a favor del voto electrónico. Estonia es un país muy pequeño en cuanto a habitantes, todos los sistemas están coordinados y llevan más de 10 elecciones. Pero el acceso a internet no siempre es posible, el sistema se puede hackear… Tampoco hay un modo 100% seguro de identificar a la persona que vota, aunque se haga por sistema de doble autenticación: alguien podría registrar el voto de personas que no están habituadas al uso de la tecnología.

En países con decenas de millones de votantes, como España, es muy fácil que la red se sature si no está preparada y que todo el sistema pierda su eficacia. A esto hay que sumarle que el proceso puede estar sujeto a vulnerabilidades no solo de ciberdelincuentes, también de publicidad tendenciosa y hasta de estafadores que se aprovechen de webs similares para obtener información. No se trata sencillamente de crear el sistema para realizar votos de forma electrónica, toda la administración debería estar configurada para dar este servicio y coordinada en sus datos. Y hay una mayor posibilidad de éxito si se trata de países pequeños con una política de voto común entre sus comunidades, estados o provincias.